Capítulo 42 - Grabado en la piel

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María

Drake llevaba ingresado solo dos días y ya se había ganado el título a peor enfermo de la historia, no soportaba sentirse como un gato encerrado y cada vez que veía aparecer a un médico, le insistía en que le diesen el alta.

- Amor, ¿cómo puedes ser tan cabezota? Le preguntó riéndose al escucharle quejarse otra vez.

No podía evitar reírse, su prometido había pasado de ser un hombre serio a convertirse en un niño pequeño enfurruñado.

- No aguanto más aquí, quiero irme a casa la contestó con ojos suplicantes.

Estaba adorable cuando se ponía así.

- Por cierto, añadió acercándose a su lado.

Tenía que cambiarle de tema.

- Ya he pensado cómo podemos hacerlo para volver. Pero... No sabía si a Drake le parecería bien la idea que se le había ocurrido.

Solo se habían separado dos horas el domingo por la tarde y había aprovechado ese momento para ducharse en casa de Jana y también para llamar a su hermano, le necesitaba para que su plan de vuelta a casa funcionase.

- Sorpréndeme, le dijo Drake enderezándose con una mueca de dolor.

Aunque intentaba fingir delante de ella que no le dolía, no le funcionaba, conocía a la perfección sus caras y sabía que, aunque se estaba intentando hacerse el fuerte, la realidad era que el posoperatorio no estaba siendo fácil.

La noche anterior, al verle tan dolorido, preocupada, habló con una de las enfermas y la mujer le explicó que era lo normal, que durante las próximas semanas sería así, pero que después sería una recuperación "sencilla" si Drake aceptaba ir a rehabilitación.

No le permitiría no hacerlo, tenía que ponerse bien.

- Pedro, le respondió. Es la única opción que tenemos amor.

- ¿Pedro se lleva mi Ford? Le preguntó con indignación.

Sabía que no le iba a gustar la idea. Quería a su coche casi tanto como a ella, pero si quería volver a casa el mismo día que le dieran el alta, tendría que hacerlo así.

Él no podía conducir y tenían dos coches allí.

Drake

No se podía creer lo que estaba a punto de decir, pero no tenía alternativa.

- Tengo una idea mejor pequeña.

María le miró esperando su respuesta.

- Ven aquí, la pidió haciéndole un gesto para que se acercase.

Odiaba estar tan lejos de ella y María guardaba las distancias, le había dicho que era porque no quería hacerle daño, pero lo que realmente le estaba matando por dentro, era no poder tenerla entre sus brazos.

- No quiero hacerte daño... le repitió.

- Shh, la calló, ven, por favor - insistió buscando su mirada.

Cuando la tuvo al lado, con su brazo "bueno" la acercó aún más.

- Necesito besarte, susurró.

María dudó durante un segundo, pero sus ojos la delataron y tirándole fuerte de la barba, como siempre hacía cada vez que quería besarle, acercó sus labios a los de él.

María

Dios.

¡Qué beso!

Se habían dado pequeños besos en el hospital, besos rápidos, pero esta vez, se estaban dejando llevar por el deseo contenido.

Llévame a la luna y abrázame en el caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora