Capítulo 37 - Tensión

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María

Vamos María, respira, se dijo a sí misma.

Estaba sentada en un banco, en frente de la oficina, intentando frenar un inminente ataque de ansiedad.

No lo estaba consiguiendo.

Venga, empieza, sé repitió.

La técnica del 5,4,3,2,1 siempre le ayudaba.

5 cosas que puedes ver:

- Árboles, carretera, nubes, edificios, cielo.

Eso es, coge aire y sigue.

4 cosas que puedes oír:

- Pájaros, gente hablando, coches, un niño riéndose en el parque.

Ahora, 3 cosas que puedes sentir:

- El frío, el viento y el fracaso.

No, no, no. Eso no, joder.

Esta vez, centrarse en sus sentidos, no estaba funcionando.

Con los ojos llenos de lágrimas, intentó seguir.

Estaba obligándose a pensar en dos cosas que pudiese oler, cuando su teléfono empezó a vibrar.

Era un mensaje de Drake, no lo abrió, pero ver su nombre reflejado en la pantalla, hizo que poco a poco, de forma inconsciente, empezase a controlar mejor la respiración.

María, piensa en él. Piensa en Drake.

Al imaginar sus preciosos ojos azul cristalino, notó como la presión en el pecho, que unos segundos antes la estaba ahogando, empezaba a remitir.

Gracias mi amor, pensó recuperándose.

Pensar en el hombre que amaba había hecho que pudiese volver a la realidad.

Drake

- Lo único que tienes que hacer es aguantarles el tipo, le dijo Poli mientras comentaban la reunión que tendría esa tarde.

Los inversores a los que se iba a enfrentar eran huesos duros de roer, pero confiaba en saber llevarlos.

- Confío en ti Drake, si alguien puede manejar esta situación, eres tú.

Que Poli confiase así en él, hacía qué se esforzará aún más en su trabajo.

Tenía la certeza de que su auto exigencia era la clave del éxito y alcanzarlo era el objetivo.

Si la operación salía bien, no solo la empresa ganaría mucho dinero, él también tendría su recompensa, y entonces, podría empezar a plantearse dar el salto con el que siempre había soñado...

Pensado en cómo sería trabajar para sí mismo, decidió que era un buen momento para tomarse un descanso, necesitaba cafeína.

Mientras bajaba a la cafetería, escribió a María, por la hora que hora, pensó que ya habría salido de la reunión con su jefa.

- Pequeña, cuéntame cómo ha ido le preguntó por WhatsApp.

No obtuvo respuesta, así que dedujo que entonces seguiría allí y no quería molestarla.

La llamaría a la hora de comer, para avisarle de que otra vez iba a llegar tarde. Cada día le gustaba menos tener que comer fuera, ya se había acostumbrado a tener ese ratito de desconexión con ella, y sólo le consolaba saber que ese ritmo frenético duraría como mucho un par de meses más...

Llévame a la luna y abrázame en el caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora