Capítulo 30 - El último dia del año

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María

- ¿Dónde vas pequeña? Le preguntó Drake al verla levantarse de la cama.

- Ahora vuelvo amor, tú sigue durmiendo - respondió - con una sonrisa.

No tuvo que insistir, al darse la vuelta para mirarle, su chico ya se había tapado hasta arriba con el nuevo edredón y estaba completamente dormido.

Intentando no hacer ruido, se acercó al vestidor que compartían en busca de algo qué ponerse y al ver el montón de sudaderas de Drake, no pudo resistirse a robarle una.

Al llegar a la cocina, se dio cuenta de que no tenían nada para desayunar, la botella de vino y el sushi que habían sobrado de la noche anterior, no eran una opción.

Es el primer desayuno aquí, tiene que ser especial - pensó - mientras guardaba las llaves y la cartera en el bolsillo de su plumas negro.

El supermercado estaba al lado, no tardaría nada en ir a por provisiones y volver para darle una sorpresa a Drake.

Drake

El olor a café recién hecho había invadido cada rincón de la casa.

Olía de maravilla.

Dando vueltas por la cama, busco a María y al no encontrarla, recordó que la había visto levantarse hacía ya un rato, no sabía en qué momento se había vuelto a quedar dormido, pero lo que tenía claro es que esa noche, a su lado, había descansado mejor que nunca.

También había influido la paz que sentía al saber que, por fin, podía pasar cada día con ella.

Poniéndose un pantalón de chándal, bajó a buscarla.

Cuando llegó a la cocina, vio que la isla que les servía como mesa, se había convertido en un buffet libre.

María, con una de sus sudaderas puesta, estaba terminando de preparar una enorme jarra de zumo de naranja.

Estaba preciosa.

- Buenos días amor le dijo con una sonrisa al verle entrar. ¿Te apetece desayunar?

- ¿Lo dudas? Respondió acercándose a su lado.

María y Drake

- Podría acostumbrarme a esto le dijo con una sonrisa mientras daba el último bocado a su tostada.

- Te recuerdo, que, desde ayer, vivimos juntos respondió María devolviéndole la sonrisa, así que puedes ir acostumbrándote.

- ¿También tengo que acostumbrarme a qué me robes las sudaderas? Le preguntó intentando picarla.

- Es lo bueno de compartir vestidor amor le respondió haciéndose la inocente. Tú también puedes coger prestados mis vestidos cuando quieras.

- No me des ideas.

María al escucharle, imaginó cómo le quedaría uno de sus vestidos y se echó a reír a carcajadas.

Cuando terminaron de recoger el desayuno, Drake se fue directo a la ducha y María se quedó ordenando cajas en el salón.

Aún les quedaba muchísimo por hacer y esa noche tenían que tener la casa medianamente despejada para la cena de Nochevieja...

Drake

Al salir de la ducha, se dio cuenta de que se había olvidado de sus colonias.

Mierda pensó.

No tenía ganas de volver allí, pero el día anterior, con las prisas, se le había pasado por completo revisar el baño y cogerlas.

Llévame a la luna y abrázame en el caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora