Capítulo 34 - Veni, vidi, amavi

65 10 17
                                    


María

"No te vayas sin mí, volveré en nada"

Drake le había dejado escrita una nota junto a uno de los cojines de la cama.

Desperezándose, pensó en todo lo que habían vivido el día anterior, jamás olvidaría que, paseando por las calles de Roma, había conseguido abrir por completo su corazón.

Dejándose invadir por la calma que sentía después de haberse sincerado con Drake, volvió a releer la nota, y se preguntó dónde se había metido su chico.

¿Qué locura se le habría ocurrido ahora?

Drake

La noche anterior, al llegar a la habitación del hotel, María le había dado las gracias por escucharla, pero sobre todo por no juzgarla.

No sabía cómo hacerla entender, que, para él, estar con ella era también abrazar su caos.

Apenas había dormido, se había pasado la noche mirándola, solo quería cerciorarse de que recordar todo lo que había vivido no la había vuelto a herir y viendo amanecer, se le ocurrió la forma perfecta de intentar hacérselo entender.

Estás en una de las ciudades más románticas del mundo pensó levantándose de la cama.

Tienes que aprovecharlo se dijo a sí mismo.

Escribió una nota a su chica y tecleando "joyería" en Google Maps, salió de la habitación.

María

Estuvo todo el camino al Vaticano intentando descubrir dónde había ido Drake.

Pero por más que intentó sonsacarle, no lo consiguió.

- Eres un cabezota, ¿lo sabes no?

- No te lo puedo negar pequeña, le respondió Drake sonriendo cuando bajaron del taxi.

El tour en español que Lola y Sara habían contratado, empezaba desde una cafetería enfrente de los museos.

Y como habían llegado antes de lo esperado, arrastró a Drake hacia una tienda de suvenires.

Para cuando empezaron la visita, llevaba su bolso lleno de regalitos para todos. Incluido uno para él.

Drake

Jamás había visto nada igual. La cantidad de arte que albergaba en su interior el Vaticano, solo era comparable a la cantidad de oro que también había dentro.

- Es impresionante, le dijo María cuando llegaron a una escultura de Artemisa.

Nunca había sido un gran admirador de la escultura, pero todo lo que estaba viendo, le parecía espectacular.

- Es preciosa le respondió con sinceridad fijándose en la Diosa de la caza.

María, a su lado; se paró a analizar cada cuadro, cada mapa... Tenía una sensibilidad especial para ver más allá de lo que se podía apreciar a simple vista en una obra de arte y le enseñó, sin ser consciente de ello, a mirar todo lo que tenía a su alrededor con otros ojos.

El tour terminó después de ver la Capilla Sixtina, habían estado dentro de los museos toda la mañana y el tiempo había pasado tan deprisa que no se había dado cuenta.

Antes de salir, su chica le pidió subir a la Cúpula de San Pedro, había escuchado que las vistas desde arriba eran espectaculares y no podía resistirse a comprobarlo.

- Como usted mande, señorita.

- ¿Mando yo? Le dijo María dejando claro el doble sentido de sus palabras mientras le provocaba con la mirada.

Llévame a la luna y abrázame en el caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora