Realidad

233 23 3
                                        

"Nayeon, ¿Que haces? ven aquí", pidió con una sonrisa pícara en el momento que me levanté de la cama.

"Ya sabes cómo es tu madre, Minari", refunfuñé, pero aún así la obedecí volviendo a su lado. Se sentía demasiado bien para negarse hacerlo, además de no sentir durante mucho tiempo.

Una de sus manos fueron escurridizas atrapando uno de mis glúteos en el segundo que su boca se dirigió a mi cuello.  Las cosquillas aparecieron cada que me mordía o besaba, causando que riera bajamente.

"Te han crecido últimamente, hermanita...", golpeé su vientre con mi puño por su comentario, provocando que fuese ella quien riera en mi cuello, y después  besó toda la extensión del mismo hasta subir a mi boca.

Ahora ambas manos atrapando mis pechos por debajo de la camisa que tenía como pijama. Humectó sus labios, sus manos tibias moviéndose en un ritmo lento que me erizaba los pelos.

"Tus pechos también han crecido...",  recortó la distancia entre nuestras bocas, mordiendo mi labio inferior con una sonrisa cuando está vez fue otro golpe.

"Callate, abusadora", dije un poco complicada debido a un corto beso que me había dado y otros apretones en mis sensibles pechos.

"Deberías agradecerme que te ayudo a crecer tu anatomía", masculló «molesta» llevándome contra la cama mientras se sentaba en mi regazo, y consigo, subiendo la prenda con su boca hasta descubrir mis pechos.

Apreté mis puños cuando su mirada se oscureció más y mi espalda se arqueó automáticamente cuando senti su aliento subiendo por toda esa área.

Se veía muy salvaje con el cabello un poco albororato, con una sonrisa que no sabría definir exactamente a que se debía.

"No es... verdad", jadeé cuando volvió a estar cerca de mi rostro enrojecido.

Estaba diciendo muchas tonterias de un momento a otro, y yo apenas podía procesarlas cuando mi cuerpo se calentaba con sus caricias. Sus manos suaves, su boca cálida, sus besos húmedos contra mi piel... era demasiado para mí por el tiempo sin tenerla así para mí.

La necesidad aceleraba más el proceso de excitación.

"Coneja... ¿Por qué crees que te chupo las tetas todos los días", ronroneó contra mi boca, besándome con más desesperación de lo normal.

Era extraño viniendo de ella. Mina la última vez que me besó mostró la necesidad que tenía de hacerlo, no desesperación.

"Mina...", jadeé en el beso para detenerla, pero no me respondió o se detuvo, solo bajó su boca a mis pechos descubiertos.

Aprisionaba los pezones entre sus dientes con fuerza suficiente para hacer que esa presión no doliese tanto.

Su lengua lamía, su boca succionaba uno de ellos mientras atendía el otro con su mano. Mordí mi labio inferior cuando el dolor era más intenso y tuve que alejar su rostro para que no lo siguiera haciendo.

"Me lastimas, Minari", refuté ante su mirada confusa.

"¿En serio?", asentí tímidamente. "Vale".

Mi ceño se frunció cuando ella no diría eso, al menos no despues de decir una disculpa. Además... Mina sabía cuanta fuerza debía aplicar para excitarme y no lastimarme.

Cuando intento acercarse otra vez, no lo permití, Me senté en la cama con facilidad debido a que se había levantado de mi regazo para tocar mis pechos con su boca.

Expresaba confusión.

"Niñas...", mamá entró a la habitación e inmediatamente traté de bajar la camisa antes de que ella se diese cuenta de cómo estaba aunque mi cara y mi respiración no ayudasen. "Bajen a comer", avisó cuando nos miró con una sonrisa.

Estaba ignorando por completo lo que podía suponerse con nuestra posición.

"Íbamos a coger primero ¿Por qué entraste?", reprochó Mina saliendo de la cama para ponerse de pie, mientras yo la veía muy incredula de lo que había dicho con un sonrojo en mis mejillas mucho más evidente.

'¿Como carajos había dicho?'

"Si, si. Ya bajen", dijo su madre como si no fuese nada extraño y se fue cerrando la puerta.

Mina suspiró volviendo a mirarme con el ceño fruncido mientras yo permanecía aún incrédula de sus palabras. ¿Como era posible que su madre no reaccionara a lo que escuchó de su hija cuando me advertía muchas veces que no me acercara a ella?

"¿Qu... que dijiste?", cuestione evidenciando mi impacto. No podía creer lo que pasaba frente a mí, y Mina debía repetirlo para saber que no era una alucinacion de mi parte.

Mina rodó los ojos, aparentemente hastiada de mi también.

"Nayeon, no te hagas la mojigata, por dios. Cogemos, follamos... coges con tu hermana".

L

o habia dicho como si le diese asco algo así, cuando fue ella quien me invitó a hacerlo.

______

La oscuridad cubría mis ojos completamente cuando mis sentidos despertaron, siquiera podría abrirlos y cuando intenté quitar lo que mi privaba la vista, mis manos permanecían atadas contra mi espalda y mi boca también estaba amordazada.

Lo frío chocaba contra la piel de mi hombro y piernas, también percibía un olor apenas soportable para mi olfato donde apenas se diferenciaba el olor a tabaco.

Era una situación que quería permanecer tranquila, pero el miedo ya me había dominado y empecé a intentar sacarme los amarres que tenía en mis manos y pies.

Apenas tenía algo cubriendo mis partes.

No recordaba nada.

Había ido con Do a un bar y después de mi primera bebida... no se qué carajos había pasado que ahora estaba aquí.

Mis gritos eran abogados por la cinta que las cubría, acelerando más mi desesperación y miedo por lo que podía pasarme. Muchos escalofríos recorrían mi espina dorsal mientras empezaban a salir lágrimas.

'Ir con Mina era lo mejor'.

Do quizás también estaba así a mí lado, y por tener mi vista cubierta no podía verlo. Pude evitar esto si fuese tenido los ovarios para soportar habladurías y romper la felicidad de mi padre.

'Por cobarde', pensé.

Mi cobardía me había llevado a esto. Si fuese ido con Mina sería muy diferente y no estaría aquí vendada y atada. No estaría secuestrada por quién sabe que violador.

Jamás creí que me hubiese pasado esto en mi corta vida.

Los sollozos no paraban, además de los temblores que mi cuerpo empezó a soltar cuando alguien había entrado donde yo me encontraba. Sus pasos se escuchaban lentamente como ecos, como advertencia que la iba a pasar mal.

Y suplicar era estúpido porque siquiera podía hablar.

Su perfume llegó a mi nariz, pero jamás había olido algo así, no quién yo conociera así como Do o Mina que los conocería a donde fuese.

Me encogí cuando llegó adónde yo estaba y su pie rozó mi vientre desnudo, acelerando más el miedo que ya tenía.

Trataba de hablar, pero solo salían balbuceos totalmente inentendibles que eran acompañados por lagrimas

—Im Nayeon... Mmm —parecia que me examinaba, o eso creía cuando senti su mano recorrer mi cuerpo. Intenté alejarme aunque fuese imposible cuando eso pasó— Podrás ser una puta muy buena.

Oír eso aumentó más mi llanto y mis patéticos intentos de soltarme para salir huyendo del lugar donde sea que estaba.

No podía creer la voz que estaba hablándome... siquiera habíamos tenido contacto para que me odiara tanto para hacerme esto.

__________

1/2

Indebido | MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora