Indebido | Minayeon

02

'Dios'

Este era una de las épocas del año que no soportaba del todo porque, la nieve, detenia mucho el tráfico u otras cosas que debían moverse para poder funcionar.

Podía ver a como quitaban la nieve del camino para que no hubiese tanto embotellamiento.

Y odiaba más que todo porqué debía irme a casa a pie.

Tsuyu ya tomó su camino hace unos segundos y a yo apenas estoy llegando a casa, donde hay más nieve en el camino.

—Demonios.

En verdad odiaba caminar por la nieve.

Cuando llegué a la puerta después de maldecir unas cuantas veces el clima y de caminar más de veinte minutos, la puerta no cedía.

—¡Mamá, abre la puerta! —grité golpendola, pero repare mi entorno y dejé la vista en la ventana, claramente se veía que las luces no estaban encendidas.

'Genial', hoy no podía ser peor.

Aún siento vergüenza por llegar tarde, y mucho más por suplicar repetir la prueba a la encargada del examen inicial. Fue una experiencia que no quiero repetir más nunca en mi vida.

—¡Eh!

Dejé de acariciar mi frente cuando ese grito golpeó mis oídos, sacándome de mis pensamientos vergonzosos. Y admito que eso me alegró de cierto modo, pero cuando me di la vuelta solo recibí una bola de nieve contra mi pecho.

—¡Myoui!

Sus carcajadas me recordaron el porqué tuve que humillarme y rápidamente voy tras de ella para sacar un poco de lo sentía, pero solo recibo otra bola en parte de mi hombro.

—¿Que? ¿Estás molesta todavía? —reia sosteniendo otra bola blanca balanceándose entre sus manos mientras me demostraba su osadía sin ningún arrepentimiento.

Yo me detuve en seco por lo que mis oídos captaron y la señalé abriendo la boca por la indignación que me estaba abordando.

—¡Lo hiciste aposta! ¡Estúpida! —corrí la poca distancia que habia entre nosotras sin dejarle la oportunidad de golpearme otra vez y por el impacto que no pudo retener, caímos contra la nieve torpemente, y yo no perdí de golpear su hombro— ¡Eres una imbécil!

Me tomó de las manos rápidamente para detener mis golpes sin contener de reír de mi situación, mientras que yo trataba de que se detuviera.

¿Como podía reírse de mi?
Fui una tonta al pensar que quizás no lo había hecho por broma, que solo se le había pasado... pero no. ¡Porque claramente lo haría por joder!

—¡Pase la vergüenza más grande de mi vida! ¡Estúpida pingüino!

Mis mejillas las sentía caliente por la furia que me recorria, y  Mina solo no paraba de reír por mi actitud. ¡Que persona tan desconsiderada!

—¡Ya, ya! Solo... —la risa no la dejaba articular palabras, por lo tanto, solo me enoje más con ella e intente golpearla con mi cabeza, y eso le provocó más de su risa— ¿¡Eres una cabra!?

—¡Te odio!

Su risa se detuvo lentamente y ladeó su cabeza como si estuviese curiosa del tema, aún cuando yo seguía intentando zafar mis manos de las suyas.

Parecíamos dos estúpidas tiradas contra la nieve. Y yo una maniatica intentando golpearla.

Si tan solo tuviese un pene para poder golpearselo.

—Eso no es verdad.

—¡Te odio!

Sus facciones ya no mostraban diversión, pero a mí no me importaba. En este momento solo era el enojo que me abordaba porque me hizo humillar delante de muchas personas por llegar tarde.