Capítulo 5

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— Podría ayudarte, si quieres — dijo él, mientras bebía de la cerveza.

— No hace falta, Martin — suspiró — Noemí ha dicho que va a hacer una gala benéfica y que va a ir gente importante. Además, ya tienes bastante con la tienda.

— Bueno, pero sabes que amo a Amor tanto como tú. Esa pequeñaja es muy fácil de querer. — los dos sonrieron. Si que lo era — Por cierto, hablando de la tienda. Acuérdate que mañana es la inauguración de la nueva galería de arte de Juanjo y tienes que estar eh, que te hemos puesto un piano solo para ti.

— Uff no me acordaba. Pero tranquilo, dile a tu novio que estaré ahí.

— Genial, ya sabes que puedes invitar a quien quieras.

Justo en ese momento le saltó una notificación de Violeta y Martín sonrió por la cara de boba que ponía su amiga al teléfono.

— ¿Y tu que tal con tu 'bellezón pelirrojo'? — dijo subiendo y bajando las cejas.

— No la llames así — recriminó, frunciendo las cejas — Y bien, no sé.

— ¿Qué no sabes? — preguntó curioso.

— Pues que creo que no confía en mi. A ver, que la entiendo, si su madre no me hubiera contratado no nos hubiéramos conocido. Pero no sé, cada vez que consigo avanzar un paso, digo algo y volvemos tres pasos. — se colocó las gafas, que se le resbalaban por el tabique. — Y no sé en que fallo para no volver a cometerlos.

— Mmmh, no sé. Igual, no te lo tomes personal, serán rayadas de ella que no sabe gestionar.

Con esa charla se quedó tranquila, pero no mucho.

Le estaba importando demasiado Violeta, ya no solo como... lo que sea que fueran al principio.

Ahora más como una amiga.

O algo más.



En cuanto subió a casa de Violeta, observó como esta estaba sentada delante de varias cajas.

 — Vaya, ¿Y todo esto? 

No tuvo respuesta, lo que hizo que se acercara a ella. 

— ¿Violeta? — le puso una mano en el hombro, haciendo que se girara y viera como las lágrimas caían a borbotones por sus ojos.

Sin decir nada, la pelirroja se tiró a abrazarla. Estaba llorando en silencio. Sin saber que decir, la medio inglesa se puso a acariciar su espalda. Estuvieron así un ratito, hasta que los sollozos se fueron apagando.

— Lo siento, es que... — volvió su mirada a las cajas. 

Chiara por fin se fijo en esos y vio como en estos ponían 'Navidad'.

—No he podido ni abrir las cajas.

Como consuelo, la pelinegra le acarició la pierna.

— No te preocupes, cada uno tiene su tiempo. Además, aún quedan tres semanas para Navidad. — le sonrió, intentando hacerla sentir mejor. — Venga, vamos. ¿Qué quieres hacer?

Se secó las lágrimas con su jersey negro y se levantó del suelo.

— Tengo hambre. — susurró, lo que pareció super tierno a Chiara.

— Y ¿Qué quieres? 

Violeta no se lo tuvo que pensar mucho cuando respondió con una sonrisa de oreja a oreja 'Creps'

Media hora después, las dos chicas se encontraban con algunos rastros de harina y riendo.

— No sabía que fuiste periodista — cortó un trozo, le puso nutella y se lo llevó a la boca.

My DarlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora