Al día siguiente, Violeta se despertó por el sonido de las obras de un vecino.
Gruñó, escondiendo la cara en la almohada y maldiciendo con todos los insultos de la lengua castellana a quien se pusiera a hacer obras a las nueve de la mañana.
Cuando ya se no escuchó nada, trató de volver a dormir, hasta que el sonido de un martillo la despertó ya del todo. Se levantó e intentó peinarse el pelo con sus dedos hasta llegar a la cocina. Maldiciendo a todo y a todos los que habían provocado su despertar.
Mientras se preparaba su café, agarró el móvil. Tenía un mensaje de buenas noches de Chiara que se le olvidó contestar por lo tarde que era y el sueño acumulado que tenía. Le respondió con un buenos días y un te echo de menos.
Cuando acabó el café, se agarró el libro que le regaló Chiara y leyó los siguientes pasos. Se había propuesto que para cuando volviera la pelinegra, haberlo acabado. Por muy absurdo y loco que pareciera, sentía que tenía que pasar todos los pasos para poder superarla y pasar página. Y la siguiente página le encantaba.
Los primeros fueron bastante fáciles porque, inconscientemente, ya los había cumplido.
El paso 5 consistía en borrar cualquier pensamiento hacía hacia su ex o si algo le recordaba a ella tenía que buscarle otra relación. Como el día que pensó antes en Chiara que en Aina cuando encontró el disco de su grupo favorito. Aún recordaba su cara de ilusión cuando abrió el regalo y se encontró el vinilo.
El siguiente era sobre apoyarse en la gente que quería. Cosa que había hecho con también con la pelinegra y no se podía sentir mejor. En un mes se había abierto más que con su madre y eso que ella era la persona que más le había contado sus problemas.
Las últimas dos si que eran más complicadas para ella. El numero siete hablaba de deshacerse de todas las prendas y cosas que lleven algún vinculo afectivo. Así que se había pasado la mañana del quinto día del año, recogiendo y metiendo prendas en una maleta. Tenía pensado donarlo, pero no sabía como, así que salió de casa dispuesta a ir a un punto limpio.
Solo que, cuando estaba a punto de salir del portal, una señora entró.
— Hola, nena ¿Vols ajuda? (Hola, niña ¿Quieres ayuda?)
— No, no te preocupes, voy a tirar esta ropa que ya no me sirve.
— Ay i perquè no la dones a l'esglesia? Hi ha molta gent que la necessita y més amb el fred de gener (¿Y porque no la donas a la iglesia? Hay mucha gente que la necesita y más con el frío de enero.)
Violeta lo pensó. Hacía tanto que no iba a la iglesia que no sabía ni dónde quedaba. Ni si quiera sabía si había ido alguna vez. Además que estaba segura de que si iba, los cristos de la iglesia empezarían a llorar sangre al verla.
— Es que no sé dónde...
— T'acompanyo. (Te acompaño)— dijo sonriente, agarrándole del brazo y empezando a guiarla.
Violeta no era muy sociable, prefería estar en su mundo con sus personas conocidas y en paz. Claro que últimamente se había demostrado que podía hacerlo, con su pelinegra, la hermana de esta, Martin, los otros amigos de Chiara que, aunque no hubieran entablado una gran amistad, se había llevado bien con ellos. Pero con esa señora era bastante fácil hablar, básicamente porque la mayor hablaba y ella escuchaba.
— Per cert, ja casi no veig a la teva amiga (Por cierto, ya casi no veo a tu amiga) — dijo la mujer, con toda la confianza del mundo después de un rato hablando.
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My Darling
FanfictionVioleta había pasado una época muy mala. Chiara necesitaba dinero. Violeta es el imán de Chiara. Y Chiara es la luz de Violeta