6 de enero. Día de Reyes.Los saltos que Amor pegaba en la cama, despertó a la reportera. Esta se quejó y abrió un ojo, observando como la única luz que había era por una farola de la calle. Aún era de noche, así que miró el móvil para comprobar la hora. Las seis y media de la mañana. Miró a la pelinegra, que seguía durmiendo como si nada.
Amor, viendo que su plan había funcionado con al menos una de las dos adultas, se sentó encima de Violeta.
— Vamos a abrir los regalos, porfi. — Susurró.
Violeta le hizo gracia que ahora se pusiera a susurrar para no despertar a la pelinegra cuando hacía cinco minutos estaba saltado a su lado para tratar de despertar a alguna de las dos.
— ¿Porqué no dormimos un poquito más? — preguntó, abrazándola y haciéndose la dormida.
Amor le empezó a toquitear la cara, para tratar de "despertarla".
— Noo, Vioo — hizo un puchero, que Violeta vio al entrecerrar un ojo. — Que ya han llegado los reyes.
Le siguió tocando la mejilla con su dedito y saltando encima hasta que Violeta suspiró. Se incorporó, haciendo que Amor sonriera y enredara sus brazos en su cuello y caminó hasta la puerta. Antes de cerrarla, observó como Chiara se movía inconscientemente al tener más espacio en la cama.
Será cabrona, pensó riéndose.
Sin saber como, convenció a Amor para que desayunaran antes de irse a abrir los regalos. Lo que dejaba más tiempo a Chiara a despertarse.
— Y ¿Qué quieres, señorita? — preguntó, acabándole de poner una sudadera por encima del pijama.
Ella, empezó a dar golpecitos con los pies a los cajones que se encontraban debajo de la encimera.
— Huevos revueltos con jamón dulce — respondió con una sonrisa.
Violeta alzó las cejas, divertida. No esperaba escuchar eso, pero aún así fue a la nevera a ver si Chiara tenía todos los ingredientes. En cuanto los tuvo, le dijo a Amor que pintara algo mientras le hacía el desayuno. La bajo del sitio elevado y, sabiendo donde estaban las hojas blancas y los lápices de colores, la castaña se sentó delante de una mesita que se encontraba en medio del salón.
Mientras lo hacía, exprimió unas naranjas e hizo algunos cafés. Cuando acabó, dejó todo en la mesa del comedor y, dándole una almohada para ser más alta a Amor y así poder comer mejor, se fue a despertar a Chiara.
Eran casi las ocho de la mañana, así que la luz de la farola había sido sustituida por luz natural.
En cuanto estuvo allí, observó como Chiara abrazaba su almohada. Se puso en cuclillas, para mirarla más de cerca. Le apartó un mechón de su cara, haciendo que esta se quejara en sueños. Violeta sonrió y dejó varios besos en su mejilla, lo que acabó por despertarla.
— Ay, cinco minutos más. —giró su cara, para que no volviera a molestarla. Aunque en el fondo le encantaba despertar así.
— Kiki, que han venido los reyes — se tumbó encima de ella, repartiendo varios besos más en su otra mejilla —¿No quieres ver que te han regalado?
Chiara resopló y abrió un ojo, observando la sonrisa de Violeta.
— ¿Para mi también? — le correspondió a la sonrisa, ilusionada.
— Claro, pero para abrirlos tendrás que levantarte. — le dejó un último beso en el hombro por encima del pijama y cuando iba a salir, la voz de Chiara le paró.
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My Darling
FanfictionVioleta había pasado una época muy mala. Chiara necesitaba dinero. Violeta es el imán de Chiara. Y Chiara es la luz de Violeta