El sonido crujiente de las tostadas al comerse era lo único que se escuchaba.Se encontraban todos en la mesa, en un silencio para nada cómodo. Violeta intentaba no mirar a su derecha, donde Chiara intentaba pelar una cigala.
Saludarse había sido un poco raro, ya que notaban tanto la mirada de celos de Denna como la de intensidad de su madre. Es más, estaba segura que su madre les haría veinte fotos si pudiera.
Se habían abrazado y, aunque hubiera sido por menos de un minuto, Violeta había disfrutado mucho ese contacto.
Suspiró, lo que causó que Chiara la mirara y dejará de pelear con esa cigala del demonio. Estaba preciosa y se había contenido bastante en no decírselo cuando se habían abrazado. Sentía que estaba siendo bastante duro para ella esa cena y aún no había empezado.
No quería hacerle un feo a la madre de la pelirroja, así que cuando le dijo de ir para cenar ese día le pareció bien. Al fin y al cabo, era eso o cenar con la familia de Martin. Y, aunque le encantaba, ya iba a ir también a comer al día siguiente y no era plan de ser pesada con la familia de su amigo.
Volvió su mirada al crustáceo y bufó enfadada.
— ¿Quieres que te ayude?
Se la pasó, cansada de batallar y Violeta sonrió, no había conocido a nadie que le costará tanto pelar una cigala.
Y, cuando se la devolvió, se sonrieron mirándose a los ojos.
— Y, cuéntame, Chiara ¿De que trabajas ahora? — preguntó el padre de Vio en la esquina de la mesa. Presidiéndola.
Él estaba enterado de todo. De cómo su mujer la había contratado para alegrar a su hija, de que lo había dejado un mes después al darse cuenta de su amistad. De todo, menos de que su hija suspiraba por ella tanto como ella por su hija.
— Oh, ahora mismo trabajo como cajera en el Mercadona — dijo sonriendo, no le avergonzaba trabajar de eso. Al final, alguien tenía que hacerlo. — pero también suelo tocar en el metro para sacarme unos dineritos.
Violeta observó como la cara de su padre era tan indiferente que no supo que pensaba respecto a eso, así que decidió intervenir.
— Y en sus ratos libres va a hospitales a leer cuentos a los niños que están ahí. Hace una muy buena labor social. — la voz de orgullo con la que hablaba Vio le calentó el corazón a la medio inglesa.
— Eso está muy bien, niña — dijo su padre, sacando una pequeña sonrisa.
Chiara se avergonzó un poco. No estaba acostumbrada a que le alabaran por lo que hacía. Y, cuando miró hacia delante, pudo ver la mirada de la señora Hódar y su sonrisa inquisidora. Tenía la sensación que ella intuía demasiado bien lo que pasaba con ella y su hija, pero que quería que ellas lo afirmasen antes de preguntar.
— Bueno, vamos a por el primero ¿No? — dijo, quitando su mirada de Chiara, para dar una general y volverla a poner en ella — ¿Me podrías acompañar?
La mencionada asintió, levantándose y siguiéndola a la cocina. Violeta las siguió con la mirada, frunciendo el ceño.
En cuanto entraron en la cocina, Chiara se quedó a un lado, esperando a que la señora Hódar le diera lo que quisiera llevar.
— Ven, que he hecho canelones. Espero que no seas alérgica a nada — dijo, acercándose al horno y poniéndose los guantes.
— No, no lo soy — se quedó observando como abría el horno y sacaba la bandeja.
— ¿Podrías pillar seis platos de ese armario? — fijo su mirada en donde decía y Chiara hizo lo que le pidió.
Dejó los platos en la mesa y mientras repartía la comida en raciones, la madre de Violeta siguió hablando.
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My Darling
FanfictionVioleta había pasado una época muy mala. Chiara necesitaba dinero. Violeta es el imán de Chiara. Y Chiara es la luz de Violeta