El cementerio de Sants era precioso.La entrada era enorme y había un caminito de árboles antes de llegar a la parte de los nichos y tumbas. Tenía que hacer bastante memoria para saber el camino hacia la tumba, pero finalmente llegó.
Se quedó frente a la tumba de mármol que hacía un año no había ido a ver, suspiró y dejó una rosa encima.
El simple hecho de estar ahí le producía escalofríos y unas ganas tremendas de llorar. Se había pasado todo el camino pensando en cómo decir lo que quería transmitirle. Pero estar ahí le había dejado la mente en blanco.
Se agachó y acarició las letras puestas en dorado.
Aina Fernández Guerrero
Sus ojos se volvieron vidriosos y miles de recuerdos le golpearon. Recordó cómo el mundo se le fue encima en ese hotel, con la hermana de su novia a menos de un metro.
La primera lágrima cayó, mojando sus pantalones negros.
La voz del médico áspera, tratando de darle esa noticia lo más suave posible. Pero ella solo había escuchado la primera frase. 'Aina ha fallecido'. Esa frase, la escuchaba aunque la voz del otro lado hubiera desaparecido. 'Aina fallecido'. 'Aina ha fallecido' 'Aina ha fallecido'.
Era como un bucle de ese solo pensamiento que acabó cuando Denna despertó. Recordó la cara de sorpresa de la rubia y lo rápido que se puso la ropa para volver a Barcelona.
Negó con la cabeza. No estaba ahí para recordar el pasado, si no para perdonarse y continuar hacia delante.
— Lo siento, Aina, de verdad. — se limpió otra lágrima. — debí quedarme contigo, debí decirle que no a ese reportaje. Tampoco debí gritarte esa noche y no tenía justificación. Pero sabes tan bien como yo que no estábamos bien. — se tomó un respiro, antes de seguir hablando — Discutíamos, nos gritábamos hasta que una de las dos no aguantaba más y se iba sin decir dónde. A las horas, volvíamos y nos decíamos lo mucho que nos queríamos.
Acarició el suave mármol y se quedó meditando lo siguiente que iba a decir. Se imaginó a Aina delante de ella, para que las palabras salieran más del corazón.
— Hay una cosa que nunca te conté y que me está quemando desde antes de perderte. — agachó la mirada, incapaz de mirar al recuerdo de Aina — Me acosté con Denna. No sé ni como empezó ni porqué, pero era un escape a nuestras peleas. Me desquitaba con ella, por muy feo y rastero que suene.
Se metió una mano en el bolsillo, cogiendo una pequeña caja. La abrió. Dentro de esta, había un pequeño anillo. De oro, sin ninguna joya ni marca pero era precioso.
— No quiero que pienses que te iba a dejar, lo de Denna solo era sexo ocasional. Yo en la única que pensaba al despertarme y al acostarme eras tú. — lo acarició, notando la sortija lisa — En Madrid pensé mucho en ti y tomé la decisión de acabar con la extraña relación que tenía con tu hermana. — repitió las palabras que tuvo con Denna — 'Esta es la última vez, Almudena, en serio. Yo a la que quiero es a tu hermana' Claro que, nunca esperé que la próxima vez que te vería a ti sería en tu funeral.
Soltó una risa amarga, camuflada entre las lágrimas que no podía parar de soltar.
— A lo que quiero llegar, es que tenía claro que al día siguiente, hablaría contigo sobre ir a terapia y, si salía bien, te entregaría este anillo. — cerró la caja, quitando el anillo de esta, y se la guardo en el bolsillo — Obviamente nunca te lo di y tampoco me atreví a dártelo en tu funeral. Después mi vida cambió por completo al no estar tú. Lloraba, comía lo que me traía mi madre o lo que pedía por internet. Dormía para tratar de dejar de sentir, pero al despertar y volver a esa realidad era más duro aún.
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My Darling
FanfictionVioleta había pasado una época muy mala. Chiara necesitaba dinero. Violeta es el imán de Chiara. Y Chiara es la luz de Violeta