Capítulo 9

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Violeta se despertó con treinta mensajes y diez llamadas perdidas de su madre.

Pero el primer mensaje fue lo único que leyó.

Chiara ha dejado el trabajo.

Todo el mundo se le vino encima y las lágrimas cubrieron sus ojos negros. No sabía porque había tomado esa decisión. Igual por lo que habían hablado esa madrugada, cuando ella estaba borracha. Igual ya no quería ayudarla, ya se había cansado.

Soltó una lágrima y no quiso quedarse ahí sentada a descubrirlo.

Buscó por toda la casa a Chiara. Al no encontrarla, supuso que se había ido temprano.

Seguía con una angustia en el pecho, así que se vistió lo más rápido que pudo y con el vago recuerdo del día de la inauguración, llegó a su casa.

No recordaba el piso. Así que cogió el teléfono y la llamó, llamó y no contestó.

Así que picó al primer piso que vio. Como no tenía videoportero, la voz robótica de un vecino sonó.

— ¿Si?

— Hola, soy de correos.

Esperó un poco, rezando por que esa técnica funcionara.

El sonido de la puerta abriéndose le sacó la primera sonrisa de la mañana. Subió hasta el piso que recordaba y picó a la puerta. No contestaron. Así que se quedó ahí, sentada, esperando a que Chiara llegara.








— Si quieres algún día te las muestro. 

Chiara asintió, con una sonrisa amable.

Para  su mala suerte, se había encontrado con Cris en el metro, justo cuando estaba recogiendo. Y habían empezado una conversación sobre la música. Bueno, más que conversación monólogo, porque Cris hablaba y Chiara escuchaba. A medias.

— Claro.

En cuanto llegaron a su edificio, Chiara metió las llaves en la cerradura y abrió la puerta.

— ¿Puedo subir? 

Chiara lo miró a los ojos. Algo que no supo hacer nunca era decir que no.  Era algo que no le gustaba hacer, por si hacía sentir mal a la otra persona o la ofendía. 

— Va, solo un ratito y luego me marcho.

Simplemente suspiró y asintió.

Cris sonrió ampliamente y la siguió.

La subida en ascensor fue incluso más incomoda para Chiara porque este era bastante pequeño y la pelinegra le gustaba demasiado su espacio personal. Menos si este estaba siendo eliminado por Violeta. Ahí no le molestaba tanto.

Salió antes Chiara que Cris, lo que causó que ella viera como la presidenta de la comunidad intentaba despertar a lo que parecía...

— ¿Violeta?

Se acercó a ella.

— Chiara, esta mujer no puede estar aquí. Desestabiliza la harmonía de esta, nuestra comunidad.

Tu si que me desestabilizas

— No se preocupe, señora García, no volverá a pasar. — se agachó y acarició la mejilla de Violeta, tratando de despertarla.

En cuanto empezó a abrir los ojos, Chiara sonrió.

— No, es que si vuelve a ocurrir me quedo tu fianza y te echo, que te recuerdo que estas aquí de alquilada. — siguió hablando y la pelirroja frunció el ceño al escucharla.

My DarlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora