En cuanto llegó a casa, escondió el regalo.
No quería estropear esa sorpresa.
Después, se tomó una ducha muy relajante y larga. Tenía demasiadas cosas en la cabeza.
Primero, que lo que estaba sintiendo por Chiara se le estaba yendo de las manos. Estaba empezando a quererla y a sentirse querida. Y eso no sabía si era bueno o malo. No quería hacerle daño, con lo mucho que le había cuidado y estaba segura de que lo iba a hacer. Como siempre.
Lo segundo que le rondaba la cabeza eran las cercanías de las fiestas. El año pasado las pasó fatal, en casa, y tenía la incertidumbre de no saber como los pasaría este. Y ahí volvía la pelinegra a su cabeza. ¿Las pasaría con ella? No, Chiara tenía a su familia y ella la suya.
Y ahí pasó a pensar en su tercer pensamiento, su familia.
Ellos estarían felices de saber que, al menos, se estaba replanteando celebrarlas. Al único callejón que llegó con este pensamiento es que tenía que hablar con su madre. Ella le podría dar una opinión objetiva. Y puede que a Chiara también, pero estaba segura de que ella le diría que fuera con sus familiares.
Sonrió debajo del agua.
No sabía que le había hecho esa medio catalana, pero no quería que parase.
Ni ella pararlo.
Esa tarde, Chiara vino un poco después de la hora de siempre.
Y lo primero que hizo fue tumbarse en el sofá. La pelirroja la siguió con la mirada desde la puerta.
— Uff estoy suuuuper cansada. — se quitó los zapatos y miró a la pelirroja.
— ¿Qué has estado haciendo?
Se mordió el labio. No sabía si contarle que estaba pensando en dejar el trabajo de cuidarla. Sus deudas habían desaparecido y hasta había podido ahorrar un poco. Además, ya no sentía que cuidar de Violeta era un trabajo y le parecía fatal que cobrarle a la madre de la reportera por algo que hasta pagaría ella de su bolsillo.
Tampoco quería dejarlo porque así podría ayudar a Amor, independientemente de los beneficios que sacarán de la gala. Así que simplemente dijo lo primero que se le ocurrió.
— He estado toda la mañana ayudando a Martín en su tienda.
Violeta en ese momento supo que la había mentido. Era esa misma mañana la que había ido a hablar con Martín y dudaba mucho que la hubiera visto. La tienda no era tan grande.
El primer pensamiento que tuvo fue Cris. Igual había quedado con él y no se lo quería contar. Pero eso no tenía sentido. Eran amigas ¿no?
Tu madre le paga, no te debe ninguna lealtad ni tiene porqué contarte sus problemas.
Ese pensamiento le rompió el corazón, pero lo ocultó.
— Duerme un poco si quieres. — le pasó una manta por encima — ¿Quieres algo de beber?
Ella negó, cerrando los ojos y murmuró algo inentendible. Se estaba quedando dormida.
Se sentó a su lado y Chiara colocó su cabeza encima de sus piernas. Violeta le acarició el pelo y así consiguió dormirse.
Y Violeta... Violera sintió una paz interior que nunca había sentido. Tenía muchísima suerte de tenerla.
— Te quiero, Kiki.
Independientemente de como me quieras tú...
La primera en despertarse fue Chiara.
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My Darling
FanfictionVioleta había pasado una época muy mala. Chiara necesitaba dinero. Violeta es el imán de Chiara. Y Chiara es la luz de Violeta