Capítulo 18

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Aviso que hay momento +18

Se quedaron un buen rato ahí, probando los labios de la otra.

Al principio fue un beso bastante inocente, hasta que la temperatura de las dos empezó a subir. Violeta seguía con sus manos en la nuca de Chiara, donde la empujaba hacia ella como si aun quedara espacio para eliminar y se agarraba de su pelo. La pelinegra, por otra parte, también la empujaba hacia ella pero con sus manos en la cintura.

En medio del beso, Violeta gruño en sus labios, lo que causó que le pusiera más a Chiara.

Se separaron para coger aire y se miraron a los ojos. Se sonrieron como tontas y Violeta se mordió su labio.

— ¿Nos vamos? — preguntó, con la voz más grave por la excitación.

Chiara no tenía palabras, así que simplemente se rió y asintió.

No se despidió de sus padres, luego les mandaría un mensaje. Y se subieron a la moto de la pelirroja. Para su suerte, siempre llevaba dos cascos, por lo que dio uno.

Se subieron a la moto y Chiara se abrazó a su cintura.

En cuanto llegaron al apartamento de Violeta, la ropa les empezó a estorbar. La pelirroja se giró y con bastante práctica, la pelinegra le sacó el vestido mientras jugaba con la boca en su cuello. Y cada jadeo que salía por la boca de la pelirroja era música para su oído, pero también una distracción en su misión de quitarle ese maldito vestido.

— Chiara, por tu madre, quitármelo ya — suplicó en un susurro entre gemidos.

— Voy, que se ha atascado la cremallera.

Cuando el vestido por fin se encontró en el suelo, Chiara le dio la vuelta a Violeta y, con un movimiento bastante rápido, la cogió por las piernas y la estampó un poco bastante fuerte contra la pared.

Violeta volvió a gemir y mientras entrelazaba sus brazos en el cuello de la más pequeña, se comían la boca agresivamente.

Chiara se volvía crazy con los gemidos pero el gruñido de Violeta era algo que la conseguía revolucionar de una manera que no se esperaba. Continuaron en esa postura, con Violeta estando sintiendo el frio de la pared y el cuerpo caliente de Chiara.

Cuando la pelinegra se cansó, tumbó a Violeta en el sofá entre risas. Aunque estas duraron poco cuando la ojiverde volvió a atacar su cuello.

— Espera, espera — dejo de hacer lo que estaba haciendo en cuanto la escuchó.

— ¿Qué pasa? ¿Estoy haciendo algo mal? — dijo preocupada.

— No, no, es solo que me gustaría estar en igualdad de condiciones — sonrió mirando el vestido de Chiara con una sonrisa.

La pelinegra se miró a si misma y se dio cuenta que seguía vestida mientras Violeta estaba en bragas y sujetador. Claro que se distrajo al darse cuenta de ese detalle. La miró de arriba a abajo, sin poderse creer que esa diosa se encontraba debajo de ella.

— Chiara — esta la miró, viendo cómo sonreía divertida.

Cuando consiguió reaccionar, puso sus manos a ambos lados de la cara de Violeta y se acercó, haciendo que su pelo cayera en forma de cascada.

— Eres preciosa, Vivi — dio un beso en la mejilla — pero muy — se acercó al oído dando otro — muy — le mordió el lóbulo y susurró — hermosa.

— Chiara — su nombre en un gemido superaba con creces el apodo cariñoso que le había puesto con creces.

Al ver que no había hecho caso a sus súplicas, Violeta fue la que le quitó el vestido rojo que llevaba Chiara y, cuando lo consiguió, sonrió al verla. Tenia los labios hinchados, la respiración irregular que le hacia ver todavía más hermosa y una sonrisa que la estaba matando allí mismo.

My DarlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora