Capítulo 6

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La verdad es que decirle a Violeta que se viniera sin avisarle, le estaba pareciendo una mala idea.

Quería verla había creado esa necesidad y, aunque sabía que a la larga le pasaría factura, le daba igual.

Por no decir que lo pasaría el doble de mal si a la otra persona no lo desarrollaba también. Cosa que le había pasado ya en el pasado.

Se quedó mirando varias veces a la puerta, cosa que Martin notó.

—  Kiki, ¿esperando a tu princesa? — dijo con una sonrisa pícara.

— Cállate, no es eso. — notó sus mejillas calientes.

— Ya, eso díselo a tu cara.

Chiara no le contestó, pero por suerte apareció Juanjo a decirle que en un cuarto de hora tendría que empezar a tocar. Con esa excusa, se acercó a la barra que había y pidió un gin tonic bastante cargadito. 

La noche iba a ser larga y ella no la iba aguantar sobria.

Empezó a darle vueltas a los hielos con la pajita, deseando que viniera esa pelirroja que, aunque no lo quería admitir, la volvía loca.

Sintió una mano en su hombro y se giró.

— Hola — la imagen de Cris delante suya le sorprendió.

Y no pasó desapercibida la mirada lasciva que le echó de arriba a bajo.

— Hey, ¿Qué haces aquí? — le dió un trago al vaso.

— Soy amigo del hermano del dueño. ¿Tú?

— Amiga del novio.

Los dos se sonrieron, Chiara con una más incómoda y él con una más... De fuckboy. Aun que de eso tenía poco. La pelinegra estaba empezando a pensar que el chico había estado confundiendo sus interacciones. Ella no quería nada, pero tampoco quería decirlo por si quedaba de irresistible. Así que simplemente le lanzaba indirectas a ver si las pillaba.

Por su suerte, la voz de Juanjo sonó por los altavoces y la llamó.

— Me tengo que ir — dejó la copa encima del mostrador y caminó a paso rápido hasta el escenario.

Una vez allí, agradeció al pelinegro y se puso delante del micrófono.

— Holaa — soltó una risa nerviosa que contagió a la gente — No soy muy buena dando discursos así que simplemente diré que me alegro mucho por ti, Juanjito y que espero que me des un cuadro por esta actuación en directo.

De fondo se escucho 'una mierda', lo que causó que todos riesen, incluida Chiara.

Se sentó en la banqueta, subió la tapa y empezó a tocar.

Por otra banda, Violeta rezaba porque no hubiera empezado a tocar la pelinegra o al menos, poderla escuchar un ratito.

Su madre la dejó delante de la galería y gritó un 'pasalo bien' y 'saluda a Chiara de mi parte'. Mientras ella salía rápidamente del coche. Una vez allí, abrió la puerta y observó como todo el mundo hablaba con alguien. Se puso a buscar a la medio inglesa por la sala, pero no la encontró.

Cuando estaba por rendirse e irse, un chico con bigote le paró.

— Perdona, es una fiesta privada. — dijo con el ceño fruncido.

— Si, yo, lo siento, estaba...

— Que estoy de coña mujer, sé quién eres, Violeta Hódar — sonrió, dejando ver sus dientes blancos — Eres amiga de Chiara ¿verdad?

Ella sonrió y asintió.

— ¿He llegado muy tarde?

— Bueno, si te refieres a si ya ha tocado, si un poco — la pelirroja mordió su labio, arrepentida. — pero no te preocupes, mujer, ella estará feliz de verte.

My DarlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora