Capítulo 30

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El silencio en el que había caído en ese baño pesaba sobre ella.

No era capaz de articular palabra y sentía que en algún momento su corazón saliera de su cuerpo. El aire había dejado de estar en sus pulmones y no podía escuchar nada más que el sonido de gotas cayendo.

Denna había salido de ahí minutos antes, dándole un apretón en el hombro y susurrando un 'lo siento'.

No es que le fuera a reprochar nada a su exnovia. Al fin y al cabo, ella había hecho lo mismo y bueno, estaba muerta. Pero no podía evitar que su cabeza se llenara de dudas. ¿Desde cuando? ¿Fue una vez o más? ¿La iba a dejar? De ahí pasó a la siguiente pregunta;  ¿Se arrepintió como ella o era algo más?

Dios, solo de pensar en eso se le revolvió el estómago. A causa de las preguntas y que aún sentía la comida en la garganta, corrió hacia el váter. Una vez ahí, empezó a vomitar.

Unas manos le agarraron el pelo, mientras escuchaba como esa misma persona le dedicaba unas palabras que no pudo escuchar porque se desmayó.








Cuando despertó, no quiso abrir los ojos. Sentía que había demasiada luz para estos y como los párpados le pesaban más de lo normal. Así que simplemente agudizó el oído, escuchando voces a su alrededor.

— Ya dije que no era nada. — escuchó la voz de Denna. — Por algo soy enfermera.

— Lo siento... No sabía que hacer y no le notaba el pulso. — la voz de su novia sonó preocupada. Notaba como alguien acariciaba el dorso de su mano y sabía que era ella por su tacto y delicadeza.

— Bueno, ya está. — esa era la voz de su madre, la cual sonaba cansada y molesta. — Chiara se ha asustado y le salió llamar a la ambulancia, no pasa nada.

— Si que pasa, podríamos habernos ahorrado este viaje. — volvió a repetir Denna.

— Bueno, así nos quedamos tranquilas. — sintió la voz de su madre más cerca, supuso,
que porque se acercó a la pelinegra. — Hiciste bien, Chiara, no te preocupes.

Se quedaron un rato más en silencio, hasta que una voz que no esperaba sonó tímidamente.

— ¿Se va a poner bien, Kiki?

— Claro que sí, Amor. — escuchó un beso, el cual supuso que se lo había dado Chiara a Amor, para tartar de tranquilizarla. —Ha sido solo un desmayo, en cuanto se despierte nos iremos.

Violeta abrió los ojos, acostumbrándose la gran luz que atravesaba la ventana mientras fruncia el ceño. Observó a su madre, que tenia una mano puesta en el hombro de Chiara mientras esta abrazaba a Amor que se encontraba en sus piernas con un peluche que le había regalado ella.

Se incorporó un poco, llamando la atención de todas las presentes.

— ¿Qué ha pasado? — su voz sonó ronca y sentía la garganta un poco irritada.

Los cuatro pares de ojos se posaron en ella y sintió el alivio en todos ellos. Eso le puso nerviosa a la vez que llenó su corazón de alegría. Sentir que era importante para alguien después de que su mente le hubiera estado recordando por todo un año que no era así, le gustaba.

La primera en acercarse a ella fue Amor, la cual bajó de las piernas de la pelinegra para hacerlo. Mantuvo un poco la distancia, como si tocarla supusiese romperla. Violeta alargó la mano contraria a la que tenía su novia agarrada y le acarició su mejilla, por muy incómoda que fuera la postura, quería ver la sonrisa de la pequeña, cosa que consiguió ya que ese gesto le causó un poco de cosquillas. Dejo de mirarla preocupada para soltar una risa

My DarlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora