Liv:
Después de que los hermanos, más específico, Dylan, me pusiera la bolsa en la cabeza y me atara las manos detrás de la espalda, noté como se abría una puerta, supuse que era de un coche, de un momento a otro, noté como uno de los hermanos me metió al coche de manera brusca, sin importarle que me diera con el marco de la puerta en la cabeza.
- Quédate quietecita - La voz de Dylan se hizo eco en todo el coche segundos antes de que dos puertas más se escucharan cerrarse.
No sé en qué dirección nos dirigimos, ni cuanto tiempo exacto transcurrió de camino, pero solo pude notar que durante el camino había muchas curvas.
- Ya hemos llegado a tu destino - La voz dura de Dan hizo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo.
Bajé del coche entre empujones por parte de alguno de los chicos, una de sus manos estaba encima de mi codo quien hacía mucha presión en ella, seguramente dejaría marca más tarde.
Estuvimos caminando un par de minutos, no sabía exactamente cuántos, intenté quedarme con parte del camino, pero seguía teniendo la bolsa en la cabeza, solo podía oír el sonido de las hojas de los árboles chocando entre sí, los pequeños ruidos de los pájaros al revolotear alrededor y nuestras pisadas, podía jurar que estábamos caminando por un bosque.
Había intentado memorizar el sentido durante todo el camino que estuvimos andando, primero recto, luego derecha, luego izquierda, derecha, derecha y todo recto.
No sabía si podía servir de algo, pero no podía quedarme de brazos cruzados esperando a que los capullos hicieran conmigo lo que tuvieran pensado.
Se escuchó el ruido de una llave en la cerradura, la puerta emitió un chirrido al ser abierta, lo que me daba a entender dos cosas, el sitio podría ser abandonado o llevaban mucho tiempo sin venir y la puerta le faltaba lubricación.
Con un empujón entre al edificio (no sabía exactamente que era), la sala estaba a oscuras hasta que escuché cuando le dieron al interruptor, la sala estaba fría e incluso olía a cerrado.
- Cuidado con los escalones - Escuché la voz suave de Dylan en mi oído mientras me cogía de las caderas y notaba como se ponía detrás mías.
Iba subiendo los escalones con cuidado, lo más cuidadosa posible teniendo en cuenta que el cuerpo de Dylan estaba detrás mío dándome pequeños empujones.
Al terminar de subir las escaleras, más o menos 2 pisos, nos detuvimos durante unos breves momentos hasta volver a escuchar como una puerta se abría.
- Entra - Ordenó con voz dura. Sus cambios de actitudes me estaban dando mucho dolor de cabeza, no sabía cómo reaccionar ante todo lo que estaba pasando.
De un momento a otro noté como de forma brusca me quitaba la bolsa de la cabeza y me liberaba las manos que las tenía atadas detrás de mi espalda.
Intenté que la luz no me deslumbrara cerrando los ojos durante un par de segundos hasta ir abriendo los ojos poco a poco, cuando la luz no me molestaba pude visualizar que estaba en una habitación con una sola cama con sábanas blancas al igual que las paredes, no había nada más en ella excepto Dylan y yo.
El nombrado esperaba a unos metros de distancia apoyado la espalda en la pared mientras esperaba una reacción de mi parte.
-¿Dónde estamos? - Pregunté sin apartar la mirada de él.
- No te lo puedo decir - Dio un par de pasos de manera cautelosa hasta llegar a mí - No puedo darte mucha información, pero si quiero darte un consejo Liv - Retrocedí un par de centímetros. - No puedes confiar en nadie, ni siquiera en mí, pero solo intento ayudarte.
- ¿Cómo puedo estar segura de que quieres ayudarme, si me has dicho que no confié en ti? - Mi desconfianza no pasaba desapercibida.
- No tengo mucho tiempo, debes escucharme, van a intentar hacerte daño - Mi cara de horror en otros momentos serían un poema - No estoy de acuerdo con lo que mi hermano va a hacerte, por eso quiero ayudarte, tienes que ser fuerte y a la mínima oportunidad escapar, yo te ayudaré.
- No puedo confiar en ti - Murmuré para que solo él me escuchara.
- Y no lo hagas Liv, pero solo quiero ayudarte, ayudar a mi hermano para que no haga ninguna estupidez que en un momento de su mierda de vida se pueda arrepentir. - Sus manos fueron dirigidas hasta su cabeza de manera desesperada. - Por ahora no puedo contarte nada más, tengo que volver con mi hermano. - Se acercó a la puerta y antes de abrirla se giró de nuevo hacia mí - Solo recuerda que no soy tu enemigo, yo no, tampoco tu amigo, que te quede claro. - Sin más salió de la habitación dando un portazo.
Cuando Dylan se marchó de la habitación fue cuando por primera vez pude respirar con tranquilidad, me senté en la cama mientras sobaba mis muñecas enrojecidas por las cuerdas que anteriormente estaba presionando mis manos, volví a observar la habitación, no tenía nada interesante para pasar el tiempo, ni siquiera un armario, ni un espejo, ¡Nada!.
Me dejé caer de espaldas a la cama, fue cuando pude ver una pequeña ventana con rejas arriba en el techo, con rapidez intenté ponerme de pie para poder acceder a la ventana, no podía escaparme de ahí, pero podía intentar ubicar donde me encontraba, pero fue inútil, la ventana estaba más alta de lo que parecía.
Volvía a dejarme caer en la cama con desesperación mientras dejaba que las horas pasaran mirando a la ventana, del día al atardecer, del atardecer al anochecer, sin hacer nada, solo escuchando mi respiración y pensando en todo lo que había ocurrido en este agridulce día.
Escuché unos pasos en el pasillo, me senté en la cama de manera apresurada con el corazón a mil, después de unos segundos escuché unos toques en la puerta, por ella entró Dan con una bandeja de comida.
- Te he traído comida porque no quiero que mueras, una zorra tiene que vivir como una zorra - Me escupió en el plato de comida antes de dejarlo en el suelo - Ten una dulce comida - Antes de irse me dio una mirada de asco.
Me acerqué con cuidado a la bandeja de comida que seguía en el suelo después de varios minutos decidiendo que hacer, tenía mucha hambre y frío, en la bandeja había un plato con puré, me acerqué el plato a la nariz, no olía mal, pero no me fiaba de comerlo, no estaba tan loca, y mucho menos después de que hubiera escupido en él.
Me quité los zapatos y los dejé al lado de la cama, destapé las sábanas y me metí en ella, estuve un par de horas pensando en cómo estarían mis amigos y Drake, seguramente estarían muy preocupados.
Al no poder dormir estuve dando vueltas por la cama de un lado a otro, pensando en cómo iba a salir de aquí y lo que podría pasar hasta ahora, de lo único que estaba segura era que nada bueno podría pasar, pensamientos buenos y malos pasaban por mi cabeza, muchos sentimientos, tristeza, desesperanza, miedo, hasta que después de mucho tiempo intentando ordenar los pensamientos pude quedarme dormida.
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~Los secretos nunca se confiensan~.
RomanceEn un pequeño pueblo de Noruega vive una dulce chica de 19 años con su madre quien es muy sobreprotectora con ella. Un día la madre decide internarla en un internado para chicas porque estaba harta de tener que cuidarla sola porque su marido se fug...