Livian:
Durante los anteriores días Kenya se pasaba varias veces al día para recordarme en las condiciones que estaba, escupirme, insultarme y volver con los golpes.
En los anteriores dos días me la pasé sin tener noticias de nada, la casa parecía estar vacía, no había ruidos aparte de mi respiración y el ruido de las cadenas al moverlas.
La habitación desprendía un olor desagradable, el olor a humedad y sangre.
Mis brazos le estaban pasando factura tenerlos todo el rato levantados, me dolían los hombros y las muñecas de lo fuerte que apretaban las cadenas.
Llevaba un par de días sin comer ni beber, mi estómago rugía pidiendo piedad, mi cuerpo estaba demacrado, marcas y quemaduras por todos lados, mi pelo pegado a mi frente y mi cuello debido al sudor. Pequeños mareos y náuseas me daban de vez en cuando.
Apenas tenía un par de horas de claridad en la habitación, ya que el sol se ponía en lo más alto de la montaña, pero después al anochecer solo quedamos la oscuridad y yo.
Mi cuerpo daba pequeños espasmos cuando caía la noche y entraba la brisa por la ventana. El frío colaba por mis huesos sin aviso, pero no podía hacer nada más que intentar aguantar.
Todo el tiempo que estuve sola era un tortura, me obligaba a pensar en otra cosa que no fuera él, pero mis pensamientos corrían a toda velocidad por mi cabeza sin darme tiempo a poder negarme.
No había ni una maldita hora que no pensara en él, en todo el daño que me había hecho, todas las mentiras, pero mi corazón latía tan fuerte por cada pensamiento que tenía miedo de que saliera disparado.
Odiaba mi vida en estos momentos, odiaba la conexión que había conseguido tener con mis amigos, mi relación, mi familia. Ni siquiera sabía si mi madre estaría preocupada, pero lo más seguro es que no.
Nunca le había importado, siempre he sido un estorbo para ella, así que estaría disfrutando de mi sufrimiento.
No sé cuántos días pasaron, pero el suficiente para saber que estaba al límite, notaba como mis fuerzas cada vez eran menos, me notaba más débil, ni siquiera podía mantener mi cabeza recta, se me caía sin poder evitarlo y no podía moverla. Al igual que los brazos y las piernas.
No sentía mi propio cuerpo.
Me quedaba poco, Iba a morir.
დდდდდდდდდდდდდდდდ
Empecé a escuchar ruidos, una puerta abriéndose, estaba segura de que sería Dan, prometió volver otra vez a hacer dios sabe qué. Pero los golpes se hacían más intensos de un momento a otro, ruido de golpes, cosas rodando por el suelo, gritos que no podía distinguir y varios disparos.
Mi cuerpo empezó a tener leves espasmos al escuchar el ruido de los disparos, no sabía qué pasaba, pero miles de pensamientos pasaban por mi cabeza sin poder detenerlos.
Tenía la esperanza de que fuera Drake, no quería verle, pero algo dentro de mí sabía que iba a estar bien a su lado, también tenía la posibilidad de que fueran la policía, que mi madre haya puesto una denuncia y habían venido a rescatarme.
Solo eran posibles sucesos, pero cada minuto que pasaba me ponía más nerviosa.
Intenté moverme, sabía que era inútil, ya lo había intentado muchísimas veces, pero el resultado siempre era conseguir hacerme daño en las muñecas y tobillos.
De un momento a otro los ruidos cesaron, contuve la respiración sin poder evitarlo, no quería obtener la atención de los que estaban abajo. No podía arriesgarme a que no fueran la policía.
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~Los secretos nunca se confiensan~.
Lãng mạnEn un pequeño pueblo de Noruega vive una dulce chica de 19 años con su madre quien es muy sobreprotectora con ella. Un día la madre decide internarla en un internado para chicas porque estaba harta de tener que cuidarla sola porque su marido se fug...