Capítulo 39: Somos un equipo.

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Drake: 

Había pasado bastante tiempo desde que Zack y Liv habían subido a mi habitación después de su pequeño ataque de shock, parecía recordar algo, pero no quería presionarla, por lo que dejé que fuera su hermano quien intentara calmarla. 

Sabía que era un tema bastante delicado para ella, pero teníamos que hablar sobre ello para poder llegar al final del asunto. 

  - Tenemos que hacer algo para poder averiguar quien es el que está detrás de todo esto.

- Podemos intentar seguir a Dan para ver con quien se reúne, alguno de ellos debería de ser el misterioso "B", teniendo en cuenta que no se va a rendir con Livian. - Aidan se sentó en el sofá enfrente mía. 

- No creo que sea tan fácil, mi hermano tiene mil ojos en la nuca, nunca está solo - Dylan soltó un pequeño suspiro. 

- Pero algo podremos hacer, ¿No podemos pedir ayuda a tu padre? - Liam me miró esperanzado - Tal vez el pueda echarnos un cable. 

- Puedo preguntarle.. Pero no prometo nada - Me encogí de hombros - Pero en todo caso no podemos quedarnos de brazos cruzados. 

- ¡Venga ya! - Zoe se levantó de un salto - ¿Queréis dejar de hacerlos los tipos duros y pedirnos ayuda? Nosotras también podemos ayudar. 

- No estáis formadas para poder intentar ayudar - Aidan rodó los ojos con desesperación. 

- ¿Eso quién lo dice? ¿Tu? - Zoe se levantó para señalarle con su dedo índice a dos centímetros de la cara del hermano de su novio quien se reía divertido. 

- No te desilusiones, pero... - Con suavidad le quito la mano de encima - No aguantarías si un asalto. 

- ¿Quieres probarlo? - Zoe se cruzó de brazos. 

- Hermano, yo que tú no la subestimarías - Liam intentó entrar en razón. - Golpea fuerte. 

- Está tarde un duelo tú y yo, ¿Te parece? - Aidan seguía intentando hacer enfadar a Zoe quien sonreía con suficiencia. 

- Si gano dejarás que os ayudemos, si pierdo nos mantendremos al margen. - Ambos se estrecharon las manos con orgullo - Morderás el anzuelo y te haré tragar tus palabras. 

- Tu novia es muy agresiva - Adam se dirigía a su hermano quien miraba con orgullo a su novia. 

- Tu eres un imbécil y así te queremos - Zoe se miraba las uñas de sus manos soltando un resoplido. 

Me levanté del asiento avisando que iría haber como están las cosas por allí arriba, les había dejado bastante tiempo a solas para que pudieran hablar, pero seguía preocupado por no saber como seguía mi novia. 

Al llegar a mi habitación pegué a la puerta para avisar de mi presencia, al escuchar la voz de mi novia permitiéndome pasar abrí la puerta despacio asomando mi cabeza. 

Pude observar que ambos estaban el uno frente al otro sentados en la cama, al fijarme con más detenimiento podía notar como mi novia tenía los ojos rojos de haber estado llorando. 

Con mucha sutiliza me acerqué a ella para poder abrazarla, su primer impulso fue apoyar su cabeza en mi pecho dejando que yo posara mi mejilla en su cabeza después de dejar un pequeño beso en ella. 

- ¿Cómo te encuentras? - Mis caricias en su espalda parecían calmarla un poco más. 

- Me encuentro mejor, pero tengo algo que contarte. - Se separó de mi con cuidado clavando sus ojos verdosos en los míos. A través de ellos podía ver su determinación con una pizca de inseguridad y miedo. 

~Los secretos nunca se confiensan~.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora