Capítulo 22: Pequeños recuerdos

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Livian:

Me desperté de una manera muy adolorida, sentía calambres por todo el cuerpo.

Estaba tapada con la fina sábana que era lo único que podía cubrir mi cuerpo, eche un pequeño vistazo al sentir como la fría brisa se colaba por todo mi cuerpo, estaba con otra ropa completamente distinta con la que tenía en estos días, llevaba un camisón blanco de mangas largas, estaba un poco sucio y en algunas partes con algunas manchas rojizas.

Asustada me senté en la cama y de un tirón me quité la sábana de encima, con mucho cuidado moví mis dedos hasta la manga del camisón izquierda, ahí permanecía una mancha rojiza.

Con mucha sutileza me levanté la manga dejando ver como tenía varios cortes en mi antebrazos, jadeé horrorizada, yo no me había hecho esto, era imposible.

Empecé a revisar todo mi cuerpo con mucho desespero, tenía varios cortes más en mi piernas, algunos de una marca en forma de "&", no sabía cuando me habían hecho esto, ni el por qué, pero estaba aterrada.

Me dolía a horrores, pero pude fijarme como estaban limpias de sangre e incluso tenían una crema echada por encima.

Pequeños flashes se me vinieron a la mente al volver a mirar a las cuerdas que estaban tiradas en el suelo.

Me estaba acordando poco a poco de mí charla con Dylan, como estuve comiendo con él mientras me contaba algunos detalles importantes.

También fui recordando como entró Dan a mi cuarto y me acaban de manos y piernas para luego inyectar algo en mi brazo.

No pude pensar en nada más cuando unos golpes sonaron a mi puerta.

- ¿Puedo pasar? - La cabeza de Dylan se asomó por la puerta con cuidado, sin esperar alguna respuesta de mi parte entró en la habitación y cerró la puerta tras de sí.

- No quiero que estés aquí- Murmuré con la voz entrecortada.

- Tienes que beber agua, llevas 3 días inconsciente - Se acercó al lado mía con mucha cautela de mi reacción y se apresuró a sacar una botella de agua de su mochila.

- ¿3 días? - No pude evitar sorprenderme, tomé un sorbo de agua cuando él me tendió la botella.

- He estado cuidando de ti durante estos días - Por primera vez pude observarle a la cara sin tener vergüenza alguna de mi estado.

Jadeé horrorizada al ver como tenía el ojo derecho de su cara morada, la ceja cortada y los labios hinchados.

- ¿Qué te ha pasado? - Le miré cautelosa.

- Bueno.. Digamos que por estar viniendo estos días a cuidarte pues mi hermano se ha sentido ofendido. - Intentó darle humor a sus palabras.

- ¿Ofendido? Dirás furioso y rabioso - Rodé los ojos fastidiada. - No tienes que pelearte con tu hermano por mí Dylan.

- Ya te he dicho mis razones - Miró mis mangas con disimulo - Te tuve que quitar la antigua ropa, estaba destrozada - Su voz sonó despacio mientras esperaba una reacción negativa de mí. - Revisé tus heridas, tienen un antiséptico puesto y te cambie el camisón.

- ¿Vienes con frecuencia? - No pude evitar preguntarle.

- Menos de la que me gustaría - Se encogió de hombros - Vengo varias veces al día para revisar tus heridas, observar si reaccionabas y traerte comida.

- Gracias de verdad - Mis ojos se llenaron de lágrimas - No tenías por qué pasar por todo esto - Señalé su cara llena de golpes.

Vi como se sentaba con cuidado en el borde de la cama a mi lado.

- Adelantaré la fecha. - Le miré sin entender a qué se refería, él pareció notarlo. - La fecha en la que te irás de aquí Liv. No puedes permanecer aquí por más tiempo.

- No te metas en líos por sacarme de aquí Dylan, no es justo, estás recibiendo golpes por intentar ayudarme. - Cogí sus manos entré las mías. - Estaré loca por mirar por tu bien cuando eres uno de los que me secuestraron, pero no te mereces todo el daño que te están haciendo.

- No tuve opción Liv, pero no te mereces que estés aquí por un maldito psicópata que te tiene entre ceja y ceja - Vi su arrepentimiento en sus ojos.

- ¿Quién es? ¿Lo conoces? - Negó con la cabeza.

- Mi hermano es el que se encarga de los negocios, yo solo cumplo órdenes de él, nunca me cuentan nada sobre los socios. - Vi como se ponía nervioso. - Creo que es hora de que te cuente mi versión.

- ¿Qué te hace cambiar de parecer sobre confiar en ti? - Su rostro mostró sorpresa.

- No te voy a contar mi vida para que confíes en mí, te la cuento porque quiero que sepas por qué hago todo esto, pero si tengo que anteponer la vida de mi hermano por la tuya lo haré sin pensarlo, por eso no puedes confiar en mí. - Asentí comprendiendo un poquito más su forma de pensar.

- Cuéntame todo lo que tengas que contarme. - Me puse cómoda dispuesta a escuchar.

- Somos unos de los miembros de una banda peligrosa, no es que me sienta orgulloso de ello, pero es lo que soy Liv. Cuando mi madre estuvo apunto de morir por culpa de una enfermedad de huesos me hizo prometerle proteger a mi hermano, por ello me metí en la banda. - Jadeé con sorpresa. - Nunca me he sentido igual que mi hermano, era el hermano pequeño rarito, que no veía el mundo igual que yo, el siempre ha sido despiadado, desagradable y siempre buscaba el mal.

Dylan se levantó de la cama para ponerse a dar vueltas por la habitación sumido en sus pensamientos.

- Mi madre siempre ha visto una bondad en mi que en mi hermano no, por eso antes de morir me hizo prometer que cuidaría de él para que no se metieran en muchas peleas. Esta no es mi vida Liv, no me gusta el papel que juego en ella junto a mi hermano, no soy así, pero lo hago por la promesa que le hice a mi madre.

- Creo que te entiendo bastante - Murmuré bajito.

- Por eso quiero ayudarte, para poder evitar que mi hermano comenta alguna locura contigo - Miró el reloj de su muñeca. - Tienes que descansar, te vendrá bien para recuperarte.

- Gracias por contármelo Dylan, lo agradezco mucho - Vi como salió del cuarto después de despedirse con la mano.

Después de estar el resto del día sola y que solo viniera Dylan para traerme la comida y marcharse luego de cinco minutos, estuve toda la tarde sola pensando en cómo podría hacer para escaparme y poder recuperarme rápido de mis heridas.

Me sentía sucia porque llevaba un par de días sin poder ducharme, tenía todo el cuerpo sucio, pero sinceramente era lo que menos me preocupaba, solo quería poder huir rápido de aquí.

Cuando la noche se asomó me acosté en la cama, pero no podía conciliar el sueño hasta que mi cuerpo no pudo más.

~Los secretos nunca se confiensan~.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora