Livian:
Me desperté con un dolor de cabeza punzante, el cuerpo me dolía bastante, no sabía dónde estaba, ni lo que había pasado durante el trayecto en el coche, pero necesitaba estar un rato a solas, disfrutar de que puedo respirar sin tener que estar contando mis últimos minutos.
Pude observar la habitación dónde estaba, las paredes estaban pintadas de blanco, el olor a medicamentos por todos lados, el ruido de las máquinas. Estaba tumbada en una camilla, tapada hasta las caderas, vestía con una bata.
Miré mis brazos en los cuales estaban conectados varios cables que seguía el rumbo hasta una máquina a mi izquierda y un gotero a mi derecha.
Estaba en un hospital.
Me fijé que en la habitación había dos sillones a los costados de la camilla, en ellos habían varios ramos de flores, el que sea se le habría olvidado.
Dejé mi cabeza descansar en la almohada mientras miraba al techo, no tenía ganas de llamar a ninguna enfermera y que se pusieran a hacerme preguntas incómodas, pero parecía que la suerte no estaba de mi parte cuando una enfermera entró por la puerta sin hacer ruido.
No se había percatado de que estaba despierta hasta que intenté incorporarme y emití un quejido de dolor. La enfermera soltó un ruido de asombro antes de acercarse corriendo a ayudarme.
Me ayudó a colocarme un cojín detrás de mi espalda para poder apoyarme en el respaldo de la camilla.
- ¿Cómo se encuentra, señorita? - La enfermera cogió una libreta que ni siquiera me había dado cuenta que traía consigo.
Intenté hablar, pero de mi garganta no salía más que un simple suspiro.
Las palabras no salían de mi boca por mucho que mis intentos de abrir y cerrar la boca por soltar unas cuantas vocales.
- Vuelvo en unos instantes - La enfermera volvió a dejarme sola en cuanto salió disparada por la puerta. Un suspiro salió de mis labios, la inquietud se hizo presente al encontrarme sola en la habitación.
En menos de un minuto la enfermera entró por la habitación con un vaso de agua en sus manos, con mucha paciencia me ayudó a que pudiera beber agua. Notaba por cada sorbo como el agua fría pasaba por mi garganta, llevándose miles de miedos y angustias, pero luego de terminar de tragar el agua volvían a hacerse presentes.
- ¿Cómo te encuentras? ¿Te duele algo? - La enfermera dejó el vaso de agua en la mesita de noche que había a mi lado.
- E-estoy bien - Me costaba pronunciar las palabras, el dolor de garganta se hacía presente cada vez que algún sonido salía de ella. Llevé mis manos a mi garganta para evitar que doliera sin mucho éxito.
- Es normal que te duela al hablar, llevabas muchos días sin beber ni comer nada, con suerte has podido aguantar hasta llegar aquí. - La enfermera me regaló una triste sonrisa. - Te hemos puesto un suero para poder tenerte hidratada. - Revisó que todos los cables estuvieran bien.
Ahora que la tenía más cerca podía admirar lo guapa que era, tendría unos 25 años como mucho, su cabello estaba suelto, de un color marrón castaño, le llegaba por encima de los hombros. Sus ojos marrones y piel pálida.
- Tengo que revisarte, para eso te haré unas preguntas y solo me dirás si o no para evitar dañar tus cuerdas vocales. - Asentí dándole la confirmación que buscaba. - Empecemos, ¿te parece?.
- S-si. - Abrió la libreta y empezó a anotar en ella.
- Empecemos con unas preguntas fáciles, ¿Podrías confirmarme que tu nombre es Livian Steen?
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~Los secretos nunca se confiensan~.
RomanceEn un pequeño pueblo de Noruega vive una dulce chica de 19 años con su madre quien es muy sobreprotectora con ella. Un día la madre decide internarla en un internado para chicas porque estaba harta de tener que cuidarla sola porque su marido se fug...