Capítulo 7. Metas

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—¿Estás bien? —pregunta Nain

—De lujo...  —contesto y me alejo del espejo de agua.

He diseñado este reino acorde a lo que quiero, sí hay cosas que no puedo tocar, porque de este lado del espejo, es como que le gusta la oscuridad eterna y los rayos en el cielo de tanto en tanto.

La verdad es que no tarde en entender que esos rayos son rastros energéticos de las personas con poderes. Logré identificar los que me interesan. Pero estoy segura que ahora lo van a camuflar.

—Verena intervino —digo sacudiendo mis manos. Camino enérgicamente hacia donde se encuentra mi trono, deseo sentarme a pensar—. Maldita bruja regalada.

Mi vestido rojo satinado brilla a mis pasos, coloco bien mi corona y al llegar a mi silla me siento de una vez. Observo ni creación. Flores moradas repartidas en todo lugar, el verde de las plantas y el arma a flor de coco hacen que ame lo que tengo.

—¿Qué piensas hacer ahora? —pregunta Nain

—Esperar... seguir construyendo este lugar, mis súbditos deben estar cómodos, y crear más soldados.

>>Buscar la manera de ir al otro lado, o al menos enviarle problemas a mis amigos.

—Mi reina ¿Qué puedo hacer por usted?

—Nada, por ahora Nain. Solo me queda unir pieza por pieza mi escalonada. Ahora mismo creo que no puedo hacer mucho.

Miro al horizonte y recuerdo mis prioridades. 1. Llegar a construir mi mundo idea, por lo que debería convertirme en una diosa. 2. Hacer que Luriel sufra por simplemente existir.

Lo que pasa es que necesito cosas que en este mundo no tengo, y lo más importante debo resolver ¿Cómo carajos es la llave del Aregua?

—¿Y qué piensa hacer con Carina? —Nain apunta a mi cetro  de ysypo, en la cabeza tiene la forma de un ovalo y dentro hay una luz lila.

—Aún no sé. No la quiero liberar aquí, al menos no ahora. Arrebatar del cuerpo de papá a Carina fue duro. Supongo que sus poderes estarán a tope por ello.

>>Y si hay alguien a quien en este momento le tengo miedo, es a esta mujer. Y honestamente la necesito, como aliada o como ingrediente para mi hechizo.

>>Aunque te soy sincera Nain, deseo que sea mi aliada y usar la cabeza de Vega, antes que la de Carina.

—¿Odias a Vega? —pregunta y traga fuerte. Esos celos los leo desde aquí. Trata de que no me de cuenta pero supe desde el día 1 que siente amor y desesperado por mi.

—¿Odiar a Vega? —pregunto entrecerrando mis ojos —¿Por ser la enamorada de Luriel?

Solo asiente y yo rio. Me levanta y voy hasta dónde se encuentra, levanto so rostro colocando mi dedo indice sobre su mentón y haciendo que me mire.

—No la odio, cierro celos de sus poderes, sí, siento rabia porque ella tiene ahora una gran ventaja y una profecía que le baticina poderes enormes, obvio. Pero por Luriel... ese chico lo único que provoca en mi es pena, odio y ganas de pisarlo como una cucaracha.

>>Deseo que sufra —suelto su rostro—. Por haberme mentido, y culparme por ¿La muerte de su madre? ¿Qué culpa tengo yo? Que mi padre no haya planeado bien sus jugadas.

>> Otro idiota que no supo mover sus hilos. Ahora me toca a mí, resolver el lío terrible. Ni ambicioso supo ser.

Recuerdo cuando al fin la verdad ne fue revelada, ni me sorprendí, ya lo sabía, solo que amaba tanto a mi padre. Hasta que me di cuenta que era un inútil. Sus planes no tenía futuro. Obvio, porque me quería usar... pobre idiota. Ya me encargaré de hacerlo más inteligente en mi mundo.

Los Dioses del Panal [Libro 5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora