Capítulo 18. Enfrentamientos

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—¿Necesita ayuda, Reina?

—No —respondo a Nain mientras revuelvo la olla cargada de hiervas y aceites naturales.

—¿Tiene novedades de su parásito?

—¡Me desconcentras! —mis palabras se pronuncian entre dientes y Nain queda en silencio.

Necesito que está pócima salga bueno tengo que hacer una conexión con los dioses, debo conseguir que me liberen el poder del Jasuká, con eso, ya nada podrá detenerme, o al menos, podré evitar que Vega tenga el Jakairá y Luriel el Tatachiná, con eso ya seré más que feliz.

El color del caldo cambia de verde fluorescente a un lila vívido, tal como me va servir.

—¡Sí! —festejo—. Pasame ese frasco —indicó a Nain y obedece.

Cuando me pasa el frasco sirvo la pócima en ella, admiro mi perfecta creación, y vuelvo a darle el frasco lleno a Nain.

—Se lo vas a dar a Edara, que se lo beba todo. —ordeno

—¿No hará mal al bebé?

—Obvio no, me crees estúpida?

—No dije eso...

—Obedece... —digo fuerte y claro, Nain solo asiente y se va.

Yo ahora meto mi mano en la olla con la pócima hirviendo. El calor no me causa ni cosquilleos, el líquido se resbala por mi piel y la deja brillante, como si me hubiera puerto purpurina en la piel.

—Bello... perfecto, cada vez me supero más y gracias a tu Carina.

Volteo a mirar a la escultura, muevo el dedo indice y mi trono emerge del suelo frente a ella. Me siento y admiro la figura. Llevo mi dedo a la boca y el sabor a uvas de la poción me invade la boca.

—Yo se lo que piensas Carina —hablo alzando mis piernas cruzadas sobre el posa brazos y acomodando mi cuerpo en la amplia silla—. Soy un monstruo... pero ¿Tú en mi lugar harías lo mismo? Claro que sí.

>>Aquí ya no hablamos de simple venganza, o de tener un mundo perfecto, y se que me entiendes, porque ahora yo te comprendo.

>>El control, el poder, la sumisión de los otros ante nuestra grandeza es... satisfactoria. Por eso querías llevar a la Colmena a las Cenizas, solo que fuiste muy bruta en tu plan.

>>Quizás yo logre mejorarlo, quizás, y quien sabe, mi reino sea eterno y los dioses me pidan consejos a mi... ¿Qué sería estar en el Yvaga sentada en la cima del Aregua? Domando a los 7, a los hijos de los dioses y a los tontos humanos.

>>Poder... saber que los puedes aplastar como cucarachas cuando se te antoje... y que te adoren en busca de piedad. Ay, claro que sabes de lo que hablo, tu sueño, ahora es mi sueño.

Suspiro, admiro mi reino, y dejo caer mi cabeza hacia atrás. Pienso en mi plan, en lo que deseo de verdad, en mis verdaderas aspiraciones. Solo debo averiguar si puedo romper mi vínculo entre Luriel y Josefina.

Si logro eso, sería perfecto, podría gobernar en la eternidad, y lo mejor usar la cabeza de Luriel como trofeo y recordatorio de quien me enfrente terminara degollado.

Las implicancias del mundo que deseo crear, van más allá de una simulación, es obvio que en algún momento alguien buscará revelar, y mejor si ya me tienen miedo así ni se les ocurre hacerlo.

—¿Qué debería hacer con Vega, Carina? —pregunto —. Si la mató podría hacer que Luriel sufra, y vaya que me encanta la idea... por otra parte, si alcanza el poder de jakaira y la dejo viva... solo debería someterla bajo mi mando, seria invencible. No había Dios ni espíritu capaz de enfrentarme ¿Sería interesante? Verdad?

>>Pero lavarle la cabeza no sería fácil... a no ser que me vincule a ella. Lo que implicaría un pacto de sangre... ¡Ay! Tengo tantas alternativas. Me encantaría que me dieras ideas. Pero estoy segura que si te doy libertad intentaras escaparte. Y en serio, seria una lástima que lo hagas  porque te voy a destruir en cuanto lo pienses. Y no quiero destruirte. A pesar de todo me caes bien.

>>Sí, sí, capaz y sea una tortura el hecho de que use tus poderes raspando parte de tu cuerpo ¿pero que otra alternativa tengo si no colaboras?

Me levanto del trono, rodeo la escultura, muerdo mi labio inferior y paso mi dedo indice sobre el rostro de Carina.

—Nos imagino en la cima —digo y abro mi mano izquierda para mostrarle mi poder, en mi palma he creado un flor de Mburukuja de color verde, cierro y lo vuelvo a abrir, ahora es un colibrí —. El poder de dar vida a lo inanimado... escuche que Luriel también lo alcanzó —río —. Casi dioses... pero enemigos. ¿Crees que aquí amaremos una nueva revolución?

Los ojos de Carina se mueven hacia mi, yo le ofrezco una sonrisa y sé que la expresión que debo transmitirle es de satisfacción, porque me da justo lo que quiero. Ver el miedo, el terror, de que ella no puede controlarme.

—¿Y si mato a los dioses primigenios? ¿Los originarios me acogerán como su nueva deidad? Me veneraban? Yo creo que sí, sabes.

>>Ahora, debo definir a quien debo temerle en verdad... a Vega o a Luriel? Escuche varias cosas de los espíritus. Dime ¿Crees que de verdad ella es capaz de concebir a una diosa? Y si eso es real... a quién mató? ¡Ih, podría secuestrar a Luriel! Antes de que esos te den una nieta... o voy por lo fácil y destruyo a Vega... ¡Ay! Qué complicado.

>>A Luriel no puedo matar aun, a Vega no me va a ser fácil acercarme, y si ellos conciben ese bebé estará tan protegido  o más como el hijo de Thalia.

>>¡Tantos caminos que tomar! Y yo siendo una mujer indecisa. Hace unos meses hubiera dicho: me quedo con mi mundo y lo reinicio a mi manera, pero convivir contigo me dio otro panorama.

>>¿Por qué conformarme con migajas? Si puede tenerlo todo.

>>En fin, nos queda tiempo para pensarlo, gracias por escucharme, ahora... veamos ¿Cómo va ni parásito?

Raspo de nuevo un poco de arenisca esta vez del cuello de Carina, cargo las granos en la palma de mi mano, invoco fuego en ella y arrojo la bola al suelo. No puedo ver de manera nítida lo que pasa en la mansión, pero tengo indicadores, la llama está azul, significa que mo parásito está allí, en dónde debe estar, es cuestión de tiempo para que se deposite en la víctima.

—Ay rastro de limpieza —le cuento a Carina—. Ti hija se dio cuenta de que algo no va bien, que pena que mi parásito es casi invisible...

>>Siéntete orgullosa de la chica que tiene tu sangre... creo que es una digna enemiga. Espero que nuestra batalla sea divertida.

>>Ahora solo falta que pueda salir de aquí y que Inicien los verdaderos enfrentamientos.

Los Dioses del Panal [Libro 5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora