Capítulo 30. Condenados

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Observo la escena con satisfacción, años y años han pasado, para que este momento se ejecute años fin. Piezas sacrificadas, fichas desplazadas cuadro a cuadro como en un tablero de Jaguarete Kora, y al fin, está ocurriendo.

Parada en la pared del infinito, rodeada de las 7 cabrillas, siento que  mi venganza va teniendo forma. Forma que nadie vio venir.

Tantas variantes, tantos dioses, tantos monstruos, y ellos mismos me dieron  en mano el honor de ejecutar el plan que hace siglos me sonaba imposible.

Obligaron a mi alma sacrificarse  para purificar a sus hijos profanos. Y hoy los uso para generar el caos en su perfecto sistema. Dioses... Al final imperfectos, al final vulnerables, al final envidiosos.

Miro las escenas que transcurren a mis pies. El Cario de un lado, la Guerrera del otro.

Supuestos profetas de una nación mágica, hoy siendo mi dama y mi rey. A punto de darme el Hake Mate.

Miro a mis estrellas, analizo el panorama y disfruto de ver el resultado de mi gran trabajo.

Iracema y Luriel, viendo al fin lo que tanto quería que vieran. El diseño en espiral, el universo infinito y el orden de su sangre.

Ambos miran a sus interlocutores frunciendo el ceño, y sin comprender del todo lo que ven, uno en un papel y la otra en el suelo.

—¿Qué es eso? —preguntan en la misma milésimas de segundo.

Cuando están por responder, decido que es momento de presentarme.

Bajo del cosmos infinito, repartiendo mi esencia entre el Tatachiná, el Jakairá y el Jasuká. Llego al monte primogénio en dónde los dioses se pararon a crear al mundo, aterrizo en el tiempo y poseo a los cuerpos de ambos humanos que hoy me presentan a la Guerrera y al Cario.

—Es un placer, para mi, estar aquí hoy y ahora —digo causando confusión en mis oyentes.

El cuerpo de mis humanos huéspedes se pintan del fuego azul del espacio, y al rededor de mi aparecen las imágenes de las constelaciones del cielo guaraní, protegiendo mi espíritu.

—¿Quién eres? —pregunta Luriel

—¿Porãsy? —inquiere Iracema.

Se nota la diferencia de poder y saberes entre ambos. Y aun así los dos siguen tan lejos de dónde quiero que lleguen.

—Mi nombre terrenal, es Porasy, hija y descendiente de los 4 dioses, sangre de Angatupyry. Purificadora de las 7 almas, dueña de sus poderes y creadora de las 7 cabrillas en el cielo. Madre creadora de los originarios de miel.

>>Ancestra de Eirú, semi humana, semi diosa, condenada a salvar a una nación que no quiso. Obligada a casarme y entregar mi ser por humanos... desagradecidos en su mayoría.

>>Y hoy, estoy ante ustedes, porque es hora de que se muevan y dejen crecer sus poderes. Porque son los únicos que pueden liberar al mundo, pero liberarlo de verdad.

>>Luriel e Iracema... —ambos abren sus ojos y parecen estar conmocionados de escucharse en una misma oración—. Vengo a entregarles la verdadera guerra y no su jueguito de venganzas. Al final, pueden hacer lo que deseen, pero antes, lo que intenten será el vano.

—Estás  en los dos lugares al mismo tiempo... —susurra Iracema.

—¿Iracema me puede oír? —pregunta Luriel.

—Yo estoy presente en todos los lugares el mismo tiempo y en el mismo espacio... yo  y solo yo, como los dioses... pero ustedes no se pueden ver, oír ni tocar mediante mi presencia. Así que están seguros. Entiendo que son enemigos, al mismo tiempo son mis aliados en esto.

Los Dioses del Panal [Libro 5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora