Capítulo 9. Nuevas reglas

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Las indicaciones son simples, desde que llegamos a la mansión Arikú hace 15 días tenemos una rutina de entrenamiento, una hora de estudios de magia, hechizos y un poco de armas ancestrales.

No es que esto sea una escuela, pero cada uno de nosotros se ha encargado de crear un espacio para capacitar a otro. Por ejemplo, Luriel, Vega y Yara se encargan de enseñar armas ancestrales, Cariem, Orkias e Irama Magia y hechizos, lo bueno de esa combinación es que nos enseñan invocaciones prohibidas incluso rituales negros.

Gerardo y mi hermano están en estrategia y estudio de campo, Mortel y yo en entrenamiento físico. Gustavo y Anastasia en escudos y protecciones mágicas.

El resto rota en responsabilidades. La única que no está en nada es Thalia, por que la prefieren descansada y reposando. Cariem es el más bravo en eso.

Por un mes no vamos a salir de este lugar, es decir que toda misión de rescate va a tener que aguntar hasta que estemos nivelados, por sobre todo los que no estaban en el ejército de Luriel desde el inicio.

Ahora estamos en hora de entrenamiento, estamos haciendo rodas de competencias, el premio para el ganador es que se libra de los quehaceres de la casa el fin de semana. Lo cuál es el premio mayor, porque con una misión tan grande, ni con magia se terminan las obligaciones, por sobre todo cuando somos tantos.

Luriel acaba de ganar a Yara, de hecho está de racha, ya ganó a Gustavo, Gerardo, Rebecca, Rodrigo, Hisa, solo quedan abajo esperando turno, Vega, Monica y Josefina, a este ritmo me voy a tener que meter en la fila.

La regla de esta competencia es que el juego es cuerpo a cuerpo, está prohibido usar magia o invocaciones que aumenten la fuerza. Solo respiración, músculos y estado. Quien queda en el suelo por 5 sg pierde, quien cae de la pista pierde.

—Subo ahora —dice Vega y yo la detengo.

—Espera —interrumpo—, quiero derrotarlo, no estoy dispuesto a que se vuelva a salvar este fin de semana de hacer sus quehaceres.

Vega se cruza de brazos, levanta una ceja y me mira con altanería.

—¿Estás dudando de mi? Te recuerdo que la vez pasada no competí porque estaba enferma.

Es verdad, Hisa cocino y como 4 terminamos con dolor de estómago luego de esa cena. Solo que nadie se atrevió a decir que fue por ella, lo resolvimos reasignando funciones. Ahora solo cocinan gente que sabemos lo saben hacer.

—¿Estás segura? —pregunta.

—En 10 minutos —dice ella apuntandome, con el dedo libre—. Tu serás ni oponente.

—Bien —río aunque dudo que gane a Luriel la verdad—. Nos vemos en 10 minutos.

Le sonrío y ella sube a la pista. La verdad es que sé la ve atlética, estilizada y ágil, aunque Luriel, es Luriel, entrenó más que cualquiera de nosotros. De igual manera le suelo ganar, más que nada porque juego a cansarlo. Ya veremos qué pasa con Vega.

Luriel le da una mirada de gusto, le guiña y Vega solo se pasa el dedo pulgar en la nariz y se pone en posición.

—Debo advertirte, estrella —dice el Cario—. Que aunque soy un caballero, esta pelea va a ir en serio, porque antes que nada, es convertirte en una buena combatiente.

El labio de Vega se tuerce de un lado y de manera ligera sonríe ¿Por qué ese gesto me llenó de pavor?

—Más te vale —le dice ella—. Que uses toda tu fuerza.

—Lo haré, no lo dudes... de antemano me disculpo.

—Estás siendo charlatán, mucha conversación, anda, ven de una, te voy a demostrar quien soy, nunca te enfrentaste a mi  y querido Cario, no tienes idea de todo lo que he entrenado.

Los Dioses del Panal [Libro 5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora