Capítulo 23. No tan fácil

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Araresá fue muy clara con sus órdenes y la verdad que las pienso infringir.

Los dioses no quieren que yo salga al mundo ¿por qué? Qué ganan encerrando en la mansión? ¿Qué creen que voy a hacer? Esconderme de ellos? Pues están equivocados, le temo más a Iracema y Carina que a un grupo de todopoderosos, que si quieren me pueden hacer desaparecer, pero me dejan viva, y por algo será, aunque Orkias me dijo que no debería tentarlos... la verdad es que no me quiero dejar doblegar por ellos.

Miro mis manos, tengo algunas cortaduras, al igual que en mis brazos, me duele bastante, es una sensación entre el ardor y el corte.

La puerta de mi habitación se abre y veo a Rodrigo entrar con una bandeja de comida, yo lo recibo con una sonrisa, es la primera vez que lo veo sobrio desde hace semanas.

—¡Gracias! —le digo mientras baja la bandeja sobre la mesa de Luz.

—Perdona que ni haya tocado, me era más fácil entrar y bajar la bandeja —habla mientras agita sus manos—. Irama no entiende que el concepto de la bandeja es que está no esté caliente, por los dioses...

—¡Por los dioses que me quieren matar! —digo riendo, él también lo hace, golpeo el colchón para invitarlo a que se siente a mi lado—. No hacía falta que me traigas la comida.

—Claro que sí —se sienta a mi lado y junta sus manos—. Se que no ibas a ir a comer, y haz tenido una aventura muy loca como para no llenarte de energia.

—Quién diría... estoy en el ojo de los dioses, ¿eso me hace la protagonista, no?

—Creo que eso te pone como única actriz —se burla—. Pero algo debiste haber hecho para que los mismos dioses se pronuncien...

>>Estoy seguro que hasta Iracema estará sorprendida... y quizás con algo de envidia por no ser el foco.

Quedo en silencio, quizás y tenga razón, ¿Por qué a ella que está por alterar la realidad ni siquiera le impiden enviar a sus espíritus de este lado? Por qué ella goza de libertades? No tiene sentido. ¿Y si no fueron los dioses y sólo es un juego de ella? No, no, eso fue muy real, y creo que Araresá se daría cuenta si fuera una mentira.

—¿Estás bien? —pregunta Rodrigo y yo sacudo la cabeza.

—Sí, solo me quedé pensando en Iracema... ¿crees que a ella no la persiguen?

—Estoy seguro que no, no sé, siento que si de verdad estuviera metida en un lío con loa dioses nos haría saber que ella es muy importante...

—Sí, creo que tienes razón. A todo esto... puedo saber ¿Estás mejor?

Él me da una mirada algo tristona, suspira y en eso vuelve a sonreír. Por su puesto que la sonrisa es más falsa que las declaraciones de Juanjo cuando dice que Jose ya no le interesa. Hermanos debían ser.

—Estoy mejor...

—Mentiroso... —suelto de mi boca sin pensarlo.

—Vega...

—Lo siento, solo, me salen los pensamientos.

—Cada día es más difícil —confiesa—. No me quiero imaginar lo que sufrirá Anastasia.

—Yo tampoco —susurro—. Era lo único que le quedaba.

—El duelo es horrible, un día no quieres sentir el dolor, al otro lo aceptas, por segundos lo olvidas, hasta que un recuerdo golpea tu mente y terminas rendido ante la mierda que causa su ausencia.

>>Te preguntas porqué no enviaste un mensaje más, porque no le diste un beso más, porqué no lo sostuviste con mayor fuerza así, quizás, solo así hubieras detenido al destino...

Acaricio su cabello y él solo suspira, voltea hacia mi y me ofrece una mirada dulce. Mi corazón se compadece al verlo así, en su simple gesto veo su dolor, y lo experimento con él. Me resuena su tristeza, y entiendo al fin su postura encorvada, tan lejana a su elegante porte.

—A veces me reconforta saber que está con Itae... aunque también me da celos —reímos juntos—. Pero acepto que yo llegué después.

—Quizás no es el final, Rodri, quizás y hay más para ti. Es cuestión de esperar.

—No sé, quizás tengas razón,  o quizás es solo parte del cruel proceso de la vida, algunos son felices y otros somos solo los navegantes sin rumbo.

—Quiero que sepas que cuentas conmigo como tu amiga. Te quiero muchísimo Rodri.

—Lo sé —me responde y ambos nos fundimos en un cálido abrazo.

Estamos así en silencio, hasta que la puerta se abre sin más y de la nada. Rodrigo se separa de mi de manera abrupta, y yo quedo viendo hacia la puerta a un Luriel que está prácticamente tirando rayos por los ojos. Rodrigo se pone de pie y se voltea hacia mi.

—Espero que disfrutes, y que comas, no dejes que el chico te guíe por el mal camino.

—¿Yo? —dice Luriel—. Ella ya debería haber comido, pero hay un hombre impidiendo que lo haga, y no soy yo.

Rodrigo mira a Luriel, y le sonríe.

—¡Ah! Con que estas celoso... —lo acusa, y yo termino tapándome el rostro de vergüenza—. Más vale que lo estés. Porque si la Diosa no se queda contigo, por supuesto que me la voy a querer quedar.

Me arroja un beso en el aire y yo lo atrapo, ame el cumplido. Rodrigo se retira de la habitación y Luriel lo sigue hasta que sale, y cierra la puerta.

—¿Escuchaste lo que dijo? —pregunta ofendido—. Esos Del Valle son unos sinvergüenzas, se quieren quedar con todo, hasta con lo que no es suyo...

Entrecierro los ojos y de la nada me arrojo la almohada de mi cama, el no la detiene ni la esquiva, lo recibe de lleno en la cara y se queda allí.

—No me estas etiquetado como una propiedad ¿Verdad? —reclamo.

—Todavía no... pero puedo hacerlo, si aceptas ser ni novia.

—¡Qué pedido de novia más horrible! La respuesta es no. Soy una diosa, merezco más.

—Mereces lo mejor, yo soy lo mejor, soy el Cario... —dice modo en broma, modo en serio.

Me río, pero me hace bien, así que solo tomo la comida que me trajo Rodrigo y me dispongo a darle una probada, es una sopa de champiñones y pollo. Lo pruebo y está deliciosa.

—Y a qué debo el honor de tu visita ... —inquiero en lo que le doy otro sorbo a mi sopa.

—No es visita... —aclara y se sienta en el suelo, delante de mí—. A partir de ahora soy de tu protector, tu perro guardián, tu guarda espaldas, como quieras llamarlo. No te vas a deshacer de mi y yo voy a estar pegado a ti... 24/7

—No puede ser —digo bajando la cuchara —¿Y Arikú aprobó eso?

—Así es, de hecho fue unánime, así que  mejor amiguemosnos, porque de mi ya no te vas a deshacer al menos  no tan fácil

Los Dioses del Panal [Libro 5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora