Abro mis ojos, y veo el techo de mi habitación, todo está oscuro ¿Cuánto tiempo me dormí?
Me siento en la cama de golpe y un terrible dolor de cabeza me invade, siento las venas bombear, y un terrible sumbido en los oídos.
—Mierda —me quejo.
Bajo mis pies al suelo, apoyo mis manos en el colchón y respiró con calma, espero un largo tiempo, hasta que finalmente abro los ojos. Me pongo de pie y camino hasta mi armario, abro la puerta. Admiro por un segundo como me veo con la ropa de Luriel, sacudo mi cabeza y busco ropa cómoda, creo que iré a correr un rato y luego a entrenar.
Me saco la remera, la doblo y guardo. Me visto, peino, coloco un poco de perfume, a ver si así disuado el aroma de Gianti.
Voy a mi cama y coloco mis botas, y es allí que recuerdo mi sueño.
Apoyo mis brazos sobre mis muslos y miro a la nada analizándolo.
—Eso no fue un sueño —susurro.
Estoy seguro que mamá se contactó conmigo, pero hasta que punto es real? Y en dónde intervino mi mente.
Quedo en silencio, solo intento volver a dibujar el escenario.
¿Carina estaba en esa escultura? ¿Qué me querías mostrar?
Ese lugar debe ser donde esta Iracema. Carina debe estar pasándola mal, como para recurrir a mi. Me pregunto que espera que haga ¿Será que cree que la voy a ayudar? No fue ella quien se alió con Iracema.
De igualmanera la chica la traicionó y ahora usa sus poderes a su antojo, eso debe ser frustrante.
Ajusto el cordón de mi bota y me pongo de pie, camino en dirección a la salida de la habitación, miro todo, para asegurarme de que no halla nada fuera de lugar que esté permitido que me esté contactando.
Aunque no dudo de sus poderes y que ella podría llegar a mi sin nada. Debo ser cuidadosa. No quiero volver a caer en sus redes. Sé lo mañosa que es y como ama jugar a matar.
Camino por el pasillo y voy a la cocina, me voy a preparar un sándwich antes de ir a entrenar. Miro al reloj que está sobre la heladera y me percato que son las 17:35 ¡Sí que me quedé dormida todo el día!
Cuando tengo mi merienda lista por la puerta ingresan Hisa y Luriel riendo, ambos parecen estar en una conversación muy augusto, se nota que se disfrutan y se quieren. Ese pequeño acto me da añoranza, me hacen falta mis hermanos y mi padre.
Siento que estoy perdiendo el tiempo en este sitio, a pesar de que estoy segura que lo que hago es realmente importante, sin embargo me encantaría salir ya y traer a todas las abejas desamparadas.
El sándwich que está delante de mí de repente me dio asco, porque acabo de ver una mosca posarse sobre ella. Así que solo la aparto y la dejo allí. Me cruzo de brazos, porque he comenzado a sentir algo de mal estar.
—¿No te lo vas a comer? —pregunta Hisa apuntando al Sándwich
—Me acaba de dar asco, una mosca se posó en ella.
—Mmmm yo si me lo comería —dice Luriel, mientras Hisa hace un gesto de asco al ver que su hermano lo lleva a la boca y le da una mordida.
Yo solo lo miro con algo de desagrado, me pongo de pie, tomo un vaso, lo enjuaguo para luego cargar agua, me lo bebo de una.
Como es hora de la merienda, van llegando más camaradas. De a poco se hace el murmullo en la habitación, algunos se preparan café, otros algo de comer. Por mi parte tantos aromas me siguen dando nauseas.
Me escabullo entre las personas como para ir al patio, necesito el aire libre. Quizás las horas de sueño, o el trance en el que me sometió mi madre es lo que me causa tantos estragos.
En la puerta choco contra Orkias porque voy demasiado rápido, él me detiene y yo solo atino a pedir disculpas.
—¿A dónde vas tan deprisa?
—No me siento muy bien —le confieso—. De hecho creo que eres la persona indicada para contarte algo.
—Vamos —alza la mirada para observar a todos los que están en la habitación, le hace un gesto a Irama quien se le había adelantado y ella viene junto a nosotros—. Necesitamos hablar —le dice.
Miro por última vez el escenario y las moscas se han multiplicado. vuelan entre las comidas y a pesar de que las espantan estas siguen allí.
Caminamos en dirección al patio, nos alejamos considerablemente de la mansión, y cuando llegamos a un claro, Irama hace un movimiento con sus manos, del suelo emergen un par de bancos hechos de arenisca. Me llama la atención que sea de esa roca.
Solo miro los bancos y tomo asiento.
—¿La arenisca tiene alguna propiedad en especiales? —pregunto.
Irama entrecierra los ojos, para luego responderme:
—Cómo propiedad es que es fácil de manipular y es un buen bloqueador de magia... por el silicio, el cuarzo y el feldespasto. ¿Por qué?
—Interesante —digo—. Pues, tuve un sueño, o quizás una conexión real, aún no lo descifro, creo que mi madre intenta comunicarse conmigo.
Orkias mira a Irama, sé que ambos piensan que lo que digo es imposible, mi ritual salió tan bien, que se siente y respira la seguridad. Al mismo tiempo, se que no estoy loca, y que ese sueño era más que eso.
—Danos detalles —pide Orkias recostando sus antebrazos sobre sus muslos, entre cruza sus dedos y apoya su cabeza en ellos.
—Solo recuerdo el escenario, era tétrico, escalofriante, el cielo gris, el suelo rojo, el aire era cálido, en serio el lugar parecía árido e infertil. Ahí estaba una escultura de Carina, hecha de arenisca, movía sus ojos. Y escuchaba un leve zumbido que salía de ella.
>>Creo que era el reino de Iracema, y de alguna manera Carina logró contactarme, me quiere decir algo, pero no entiendo.
—O quizás no —dice Orkias—. Quizás no fue un contacto voluntario, lo que está intentando hacer es escapar, pero los minerales de la arenisca la tienen inhibida... y logró conectar contigo de pura casualidad. La ventaja es que te acaba de mostrar el mundo de nuestra enemiga.
—Voluntario o no —dice Irama—. Debemos aprovecharlo... ¿crees que haya manera de que hagamos el contacto a la inversa? —la pregunta es para Orkias.
—No lo sé —Orkias me observa—. ¿Tú que opinas?
—Qué no estoy lista para aliarme con una asesina —digo sin pensarlo—. Perdón las palabras tomaron vida.
—Prefiero esa honestidad —Irama me habla —¿Quieres protegerte? Podemos hacer un ritual...
Niego, ella espera a que diga algo más.
—No estoy lista, pero tampoco quiero detenerlo... —Orkias asiente.
—Bien —me dice él —. Dejemos que fluya y nos mantienes al tanto ¿te parece?
—Sí, estoy de acuerdo...
Irama y Orkias se ponen de pie, y antes de marcharse los detengo.
—¿No les parece raro que hayan muchas moscas en la casa?
Irama queda en silencio, mira al vacío, y algo de lo que dije parece hacerle ruido.
—Voy a investigar —me responde—. Tienes razón, no es normal, es señal de magia.
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Los Dioses del Panal [Libro 5]
FantasyLas reglas ya no existen desde que los 7 se dividieron. Los dioses dejaron de ser Neutrales y eligieron bandos. Luriel y todos los que alguna vez fueron de La Colmena se enfrentarán no solo a los mosntruos y enemigos que ahora se quieren aprovechar...