Luriel estaba parado, apoyado a una de las pilastras de esta casa, dudo en ir junto a él, sin embargo, soy conciente de que este es el momento en que debemos conversar.
Me acerco, y él voltea de inmediato.
—Orkias —saluda—. A qué le debo el honor de tu visita.
Reconozco esa carga de voz, obviamente, después de tantos años, fui participe de su paso entre un niño, adolescente y ahora un casi adulto. Su sarcasmo, su enojo, su dejo de desinterés, al mismo tiempo entiendo que esté a la defensiva.
—¿Ya vienes a reclamarme que hablé mal a Irama?
—No —digo y me río. Me coloco a su lado y llevo mis manos atrás para ponerme recto y admirar el paisaje del campo verde que nos rodea—. Tienes razón en enojarte. Yo también lo hice por un microsegundo hasta que me dijo que renunció a servir a los dioses.
>>Ya me voy a encargar de hablar bien con ella. Ahora vengo junto a ti, porque necesito saber cómo te sientes. Pero como te sientes fe verdad. No quiero respuesta de un guerrero.
Luriel sigue recostado contra la pilastra. Mira al horizonte, tarda bastante e decidir contestar. Pero finalmente lo hace.
—Yo quería morir —confiesa con la voz gruesa, su tono me aunucia que no miente y sus gestos que genuinamente esperaba morir—. Pero con la cabeza de Franco en mis manos.
>>Siento rabia, y un odio extremo a Iracema. Lo que me dijo antes de matar a su padre me sigue resonando en la cabeza una y otra vez. Mi única razón de vida era matarlo, y ella me lo quitó, con una sonrisa en su cara.
>>¿Cuánto tiempo crees que fingió ser la niñita de papá? Hace cuanto ya tenía planeado hacerme eso.
Miro a Luriel y entiendo su dolor, ya no debería importar si Franco Murió ¿No es así? Pero para quien tiene como meta vengarse, eso es lo más cruel que le pudieron hacer.
—No tengo idea de cuánto tiempo, pero si de cuanto duele. Mira, hijo, Iracema es la princesa guerrera, y aunque no lo quieras oír es extremadamente inteligente. Estoy seguro que cada paso lo tiene pensado y ahora no podemos asegurar que ella ya no representa un peligro. Al contrario, solo nos dimos tiempo para buscar herramientas y poder luchar contra ella.
—Odio tanto tener que seguir enfocándome en ella. Teniendo tantas cosas que hacer y de nuevo, ella en el centro.
Pongo una mano en su hombro, él me mira a los ojos y puedo sentir el odio extremo que viaja en su cuerpo. Cada rasgo, cada gesto, cada parpadeo. Su piel roja de enojo, ni los negros tatuajes tapan el color carmesí de su cuello.
—Tu madre me odiará por esto —digo y meto mi mano en el bolsillo de mi túnica para sacar un cigarrillo y ofrecerle—. ¿Quieres?
Luriel sonríe y niega, a decir verdad me tranquiliza bastante.
—Mejor vamos a la sala, y agarramos el whisky... eso sí lo acepto.
—Te tomas la confianza... —digo—. Pero quizás lo hagamos luego.
—Tu palabra te la hago cumplir.
Parpadeo, y esta vez busco la pregunta que le quiero hacer desde hace rato.
—¿De verdad quieres a Vega? O estas huyendo de lo que sientes por Iracema.
Luriel cambia su expresión a una que me demuestra el cansancio de enfrentarse a ese cuestionamiento, por un breve momento me arrepiento de haberla hecho, pero la verdad es que debía.
—No, no, tú no Orkias. —se pasa los dedos en el puente de la nariz suspira, y finalmente habla—. Respuesta corta, sí, quiero a Vega, lo que siento por ella es algo, tan diferente a lo que había sentido antes. Me da paz, me hace sentir su igual y al mismo tiempo que soy insignificante ante ella.
>>Juro que no era mi intención enamorarme, yo solo quería vengarme. Sin embargo ella llegó con su calma, su destello y se instaló sin querer en medio de mi corazón. Me costó admitirlo.
>>No siento nada por Iracema si es lo que deseas saber. Al menos, no siento nada romántico, mi deseo, real es destruirla. No me importa quedar sin poderes. Te seré sincero.
Aprieto mi mandíbula, la verdad es que lo entiendo. Me recuesto contra la pared que tengo en mi espalda y con eso me tranquilizo. Porque tener a un chico enamorado del enemigo es un peligro real.
Planes que podrían fallar, ataques horribles contra la moral y la posibilidad de traición serían algunas de las desventajas.
—¿Sí existiera la posibilidad de volver al pasado, lo detendrías? —pregunto analizándolo
—¿Qué?
—El declive de La Colmena y a todos los que estamos allí.
Luriel gesticula un intento de palabras, pero decide quedar e silencio por un tiempo. Se cruza de brazos y se aleja de la pilastra.
—No —contesta con sinceridad —. Hoy soy lo que soy y entiendo lo que entiendo a causa de eso. Lo único que detendría es la muerte de mi madre. El resto, me da igual.
—Pero no haz pensado que si tu madre no moría esto no iba a ser un caos?
—¡Ay, Orkias! Y se supone que yo soy el inexperto. ¿Me vas a decir que Franco no iba a encontrar la forma de hacer que esto estalle? Estoy seguro que esto es una maraña que a penas estamos desenredado. El mundo real quizás y este lleno ataques y minas contra nosotros.
>>Las abejas se iban a enfrentar a esto, tarde o temprano.
El niño tiene razón.
—Siento no haber creído en ti —digo de manera honesta—. Tú me desafiaste en el momento justo y yo decidí ignorarlo... en verdad.
Luriel me ofrece una sonrisa de alivio, una que me infla en pecho de paz. Me alegra saber que él solo necesitaba esas palabras, tanto como yo debía decirlas.
—¿Me vas a dejar salir? —pregunta.
Yo suspiro, pero termino aceptando.
—¿Quién soy yo para detener al Justiciero? Luriel Gianti, eres increíble, gracias por la lucha que llevaste solo, ahora me tienes como tu aliado.
Luriel me pasa su mano y yo se la tomo e un fuerte apretón, siento que el pecho me vibra de la emoción y este simple gesto me hizo entender que estoy hablando con un cario real, uno que come corazones y hace rituales de sangre. Ya no es un muñequito para guardar.
—Gracias —dice en un hilo de voz.
—Por otro lado —agrego—. Te espero mañana a las 5:00 de la mañana, vamos a liberar el alma de tu madre...
—Es justo lo que deseaba oír. Gracias Orkias, de verdad, gracias por esto.
—No, gracias a ti. Nos vemos mañana.
Luriel solo asiente, lleva sus manos a los bolsillos del traje de combate y se adentra a la sala.
GENIAL Eirú, vamos a hacer lo que siempre quisiste que haga. Usar tus poderes y comenzar a reconstruir nuestro preciado panal.
Espero que Luriel reconozco que todo esto es por y para él.
En fin, un dilema menos, un dile a más
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Chauiii
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Los Dioses del Panal [Libro 5]
FantasyLas reglas ya no existen desde que los 7 se dividieron. Los dioses dejaron de ser Neutrales y eligieron bandos. Luriel y todos los que alguna vez fueron de La Colmena se enfrentarán no solo a los mosntruos y enemigos que ahora se quieren aprovechar...