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Capítulo treinta y ocho
Sólo ella

Era temprano por la tarde cuando Vegeta se despertó

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Era temprano por la tarde cuando Vegeta se despertó. Miró a su alrededor y vio que seguía estando solo. Se alegró de comprobar que aquello no le causaba muchas molestias.

Tenía vendajes limpios y sus músculos por fin estaban dispuestos a seguir sus órdenes. Se quitó la vía intravenosa del brazo, sentándose posteriormente. Se deshizo de los distintos electrodos que tenía en el cuerpo e ignoró los chirridos de alarma de las máquinas que se encontraban detrás de él. Vegeta esperó a que alguien viniera a ver cómo estaba, pero no vino nadie. Se encogió de hombros, sin enfadarse en lo más mínimo, y se deslizó fuera de la mesa de examen.

Salió corriendo de la enfermería en dirección a su habitación para darse una ducha. Se deshizo de las vendas y abrió el agua caliente. Sólo los cortes más profundos aún eran visibles, los demás habían desaparecido sin dejar ni una sola marca. La quemadura de su hombro todavía le dolía, pero estaba prácticamente curada.

El agua caliente lo irritaba, pero no le molestaba.

Notó que cuando movía la pierna izquierda, sentía una sensación de tirón en la pantorrilla. Observó que tenía puntos, evidencia del pequeño corte que una vez había sido muy profundo. También se percató, que en los bordes, se estaba formando un tejido cicatricial pálido.

Después de quitarse el sudor seco, la sangre y la suciedad, Vegeta salió de la ducha y se secó. Cuando su estómago rugió, recordó que no había comida nada desde la noche anterior. Entró en su cuarto, donde se vistió con una camiseta blanca de manga corta y unos pantalones grises de deporte. Una vez listo, bajó las escaleras y se dirigió hacia la cocina. Podía oler la comida preparándose. Como había predicho, encontró a la Sra. Brief con varias ollas en la vitrocerámica.

Se giró cuando lo oyó entrar.

━¡Vegeta, querido! ━la Sra. Brief sonrió━. Deberías de ver a Reya y decirle que ya te encuentras mejor. Sé que no querrás preocuparla, eres un joven tan agradable... ━su alegre voz continuó resonando, pero Vegeta no le escuchaba.

Cogió el cuenco de las frutas y un paquete de galletas saladas del armario de arriba y abandonó la cocina. Dobló el pasillo, adentrándose en las grandes puertas de roble. Fue recibido por el aroma fresco de los animales, la corriente de agua y del follaje. Se encaminó hacia el centro del jardín y se sentó para engullir su aperitivo.

Vegeta devoró con rapidez la fruta y las galletas, pero su estómago gruñó de frustración ante un pequeño refrigerio que ni siquiera era lo suficientemente sustancial para frenar las punzadas de su estómago. Debía de esperar un poco más hasta que la cena estuviera lista.

STAR COLLISION ᵛᵉᵍᵉᵗᵃ ✔︎ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora