STAR COLLISION | ❝ El príncipe y la sacerdotisa. La mascota y el trofeo. Qué conmovedor ❞
Ambos eran completamente diferentes, y a su vez eran iguales. Habían perdido sus mundos a manos del mismo monstruo, obligados a vivir una vida de esclavitud y...
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El sol finalmente se ocultó y dio paso a la noche, por lo que Vegeta y Reya regresaron a la Corporación Cápsula. El olor de un festín cocinándose los recibió cuando cruzaron la puerta principal, y Vegeta desapareció en dirección a la cocina. Reya sonrió y sacudió la cabeza. Saiyajin o no, había ocasiones en las que su estómago lo controlaba en vez de su cerebro.
Reya subió a su cuarto para darse otra ducha fría. No aguantaba más el sofoco y los eccemas empezaban a escocerle de mala manera. Puede que se encontrara un poquitín mejor después de su cercano golpe de calor, pero su desagradable aspecto delataba lo nefastamente que se veía. Con la intención de no volver a salir del complejo durante una semana, agarró un camisón de seda de color burdeos y se marchó direchita a la ducha.
Casi una hora después, y más respuesta, salió de la ducha y se vistió con el pijama. Observó su reflejo en el espejo, más tranquila al ver que los eccemas ahora eran unas simples manchitas rosadas que al cabo de unas horas desaparecerían. Se desenredó el pelo mojado y voló escaleras abajo hacia la cocina.
Cuando Reya llegó a la cocina, vio una cola asomar por detrás de la puerta de la nevera. Se rio ante la vista y se topó con la mirada analítica de Bulma. De fondo, la Sra. Brief sacaba un asado del horno.
Bulma cruzó de brazos, enarcando una ceja. Reya sonrió con pena y se sentó en la mesa.
La charla vendría en tres, dos, uno...
━¡Te dije que si salías te daría un yuyu! ━regañó Bulma con el ceño fruncido. Ya estaba enterada del casi colapso que sufrió en el parque. Vegeta tuvo la molestia de contárselo, para su sorpresa━. ¡Algún día tendremos un disgusto, Reya!
Reya juntó las manos delante de la cara, disculpándose con la mirada.
━Lo siento, Bulma. La próxima vez tendré más cuidado.
━¡Siempre dices lo mismo y acabas igual!
La Sra. Brief sonrió alegremente por el ambiente animado de la cocina. Se acercó a la plancha donde freía unos filetes de salmón y les dio la vuelta, antes de regresar a la encimera donde mezclaba una masa con una docena de trocitos de chocolate. Los ojos de Reya se clavaron en la masa de chocolate. La boca se le hizo agua, ¿nuevamente tendrían muffins de chocolate?
Vegeta sacó de la nevera un paquete de pavo y una bebida energética. Sería un buen aperitivo antes de la cena. Observó a la Sra. Brief entretenida con la comida y a la dos chicas aún reñidas en su sermón, con la mujer prometiéndole a la arpía que la próxima vez sería más cuidadosa. Se metió un trozo de pavo en la boca y dio un sorbo al refresco. Dioses, los olores empezaban a volverle loco. Su estómago rugía con anticipación, y salivaba tanto que tenía que palparse la boca para asegurarse de que no babeara.
