ꜱᴛᴀʀ ᴄᴏʟʟɪꜱɪᴏɴ | ❝ El príncipe y la sacerdotisa. La mascota y el trofeo. Qué conmovedor ❞
Ambos eran completamente diferentes, y a su vez eran iguales. Habían perdido sus mundos a manos del mismo monstruo, obligados a vivir una vida de esclavitud y...
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Yamcha llevó a Goku a la Montaña Baozi y lo acostó en la cama para que Chi-Chi pudiera cuidarlo. Encontraron el antídoto que Trunks trajo hace tres años e inmediatamente se lo administraron, con la esperanza de que tuviera un efecto inmediato sobre el virus del corazón. Como sabía que no sería de mucha ayuda, Yamcha trató de mantenerse apartado mientras una Chi-Chi nerviosa atendía a su marido.
Una punzada de miedo lo martilizaba cada vez que veía a Goku gritar y retorcerse de dolor, como si estuviera experimentado una agonía insoportable que probablemente, en aquel momento así era. La impotencia se apoderó de él al ver a su amigo en un estado tan terrible como aquel. ¿Cómo alguien tan poderoso podía ser derribado por una vida microscópica?
¡No era justo!
¡El mundo necesitaba a su héroe para salvarlos de los androides!
Al diablo con Vegeta. Nunca confiaría en él para vencer a los androides, por muy fuerte que pudiera ser.
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Piccolo y los demás aterrizaron enfrente de la casa y rápidamente entraron, ansiosos para llevarse a Goku a un lugar seguro. No tenían ni idea de dónde se encontraban los androides, pues no poseían ki para sentir, lo que significaba que podrían aparecer en cuestión de minutos... o segundos.
━¡Mamá! ━gritó Gohan, corriendo hacia la habitación de sus padres━. ¡Necesitamos sacar a papá de aquí!
Chi-Chi salió de su dormitorio. Le frunció el ceño, molesta por su comportamiento grosero. Con sólo ver el fuego en los ojos de su madre, Gohan se detuvo y carraspeó, ligeramente atemorizado.
━Quiero decir... Los androides vienen a buscar a papá. Debemos llevarlo a un sitio seguro mientras se recupera.
━¡¿Qué?! ━vociferó Chi-Chi con voz aguda━. ¡¿Vienen hacia aquí?! ¡¿Por qué no los habéis detenido?!
