Capítulo 36

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En cuanto llegó a su departamento, Emma cayó rendida, se dijo a si misma que le reclamaría a Lando de la foto cuando se despertara, pero estaba demasiado cansada para lidiar con todo lo que conllevaba y enfrentar los comentarios que inundaban el internet, ya no tenia caso siquiera borrar la foto, estaba segura de que ya la había guardado la mitad de los fanáticos. Emma empezó a dar vueltas por su cama en un intento de controlar sus sueños y emociones.

–¿Qué? ¿La señorita no puede afrontar sus problemas? Son las consecuencias de tus actos, si no fueras así no te tratarían mal en la escuela, Emma. Es tu culpa, si fueras normal, no estarías pasando por esto, no puedes llorar y esperar que los demás te resuelvan tus problemas.– decía su madre con el ceño fruncido, Emma le había dicho que unas niñas la estaban molestando en la escuela y no sabía que hacer para que se detuvieran.

–Pero yo no les hice nada, no entiendo porque lo hacen.– dijo Emma de ocho años con la voz rota y los ojos llenos de lágrimas que ya estaban rodando por sus mejillas.

–Pues ni siquiera tienes que hacerles algo, solo mírate, eres patética, cada vez que intento ver algo bueno en ti solo veo más defectos.– dijo con una mueca de desagrado.

Como si fuera una película cambió de escenario, Emma de catorce años estaba acostada en su cama llorando, su primer novio había terminado con ella y no sabía porque.

–Piensa un poco, Emma, quién en su sano juicio quisiera estar contigo? No tienes nada destacable, no eres linda, ni inteligente, siquiera agradable, ese niño hizo lo mejor para si mismo.– dijo su madre viéndola recargada en el marco de la puerta.

–Es que no entiendo, estábamos bien, no sé porque me dejó.– dijo la chica sintiendo un dolor inexplicable en su pecho.

–Ese es tu problema, nunca entiendes, no sabes nada, en el momento en que empieces a ser una persona funcional y pienses, te puedo prometer que tu vida no será una decepción, pero por lo que veo la decepción eres tú.–

El escenario volvió a cambiar, se encontraba en el hospital donde murió su padre con la luz dándole directo en la cara y sus ojos ardiendo del llanto.

Esto es tu culpa.– dijo su madre.–Si hubieras estado aquí desde un inicio y le hubieras pedido ayuda a tu amigo.

–Mamá.- – dijo Emma con lágrimas en sus mejillas

–No me interrumpas, esto es tu culpa y ahora vienes y le lloras a tu padre como si no nos hubieras abandonado, no mereces estar aquí, es más, vete, no tienes derecho a verlo.– dijo agarrándola del brazo para sacarla de la habitación.

Emma se despertó de golpe al escuchar el sonido de una llamada mientras que las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas, se acercó un poco al teléfono y contestó de inmediato al ver que era el castaño.

–¿Oscar?– preguntó con la voz temblorosa.

–Emma, yo- lamento molestarte no lo pensé y te llamé, debe ser tarde allá lo siento mucho.– se disculpó el australiano cuando notó algo raro en la voz de la chica.–¿Estás bien?

–Yo...sí, solo tuve una pesadilla es todo.– dijo Emma sorbiendo la nariz.

–Oh...quieres platicar de eso?– preguntó Oscar genuinamente preocupado, sonaba demasiado afectada para ser una pesadilla común y corriente.

–No en realidad, prefiero distraerme.– dijo la estadounidense.

Now that we don't talk || Oscar Piastri Donde viven las historias. Descúbrelo ahora