Epílogo II

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Emma estaba a lado de Oscar, habían viajado unos días antes para poder estar en Cancún, básicamente en cuanto Oscar terminó sus deberes como piloto se subieron al primer avión a México, aprovechando que estaban cerca habían ido a ver los centros arqueológicos, Emma había guiado a Oscar a Chichen-Itzá a ver una de las siete maravillas del mundo y luego lo llevó a Tulum, le encantaba la mayoría de historia y al por fin poderle enseñar algo a él que no supiera estaba emocionada, después de haber recorrido Tulum, fueron a una playa que estaba cerca para pasar el tiempo, afortunadamente no había muchos turistas por lo que podían estar en paz, Emma estaba sentada entre las piernas de Oscar mientras que él la abrazaba por la espalda.

–No me has hablado de tu graduación, ahora que lo pienso.– dijo Oscar.

–Ah si, es que no pensaba ir.– dijo la chica restándole importancia.

–¿Por?– preguntó el australiano confundido, él sabía lo mucho que se había esforzado por lo que era raro que no quisiera ir.

– Es que es el lunes, y se que tu y Lando van a estar cansados después de la carrera y como después es la de Brazil no creo que podamos ir, y digo no sabría a quien más invitar, obviamente estarían los papás de Lando pero si ustedes no van...no sé, no le veo sentido, ver a todos los demás con sus familias mientras que yo le echo la culpa a mi mamá por ser una aprovechada...no es mi ideal.– dijo Emma soltando un suspiro.

–Emma, no te puedo prometer que Lando pueda pero tienes que ir, haz luchado por esto te mereces toda la fiesta, y te puedo asegurar que iré.– dijo él decidido.

–Oscar, no, llevamos semanas yendo de país en país, lo último que necesitas es ir hasta Londres, se que me quieres mucho pero yo te quiero a ti y por eso no dejaré que lo hagas, no quiero que te canses más por ir a mi graduación, ya me cumpliste mi capricho de venir a Cancún y de pasarla paseando, con eso tengo más que suficiente.– dijo la estadounidense volteando para verlo y dándole un beso en la nariz al terminar de decirlo.

–Pero me parece importante que vayamos, no es justo que tu dejes tus cosas de lado cuando consigo mis metas pero yo no lo haga cuando se tratan de las tuyas.– dijo el chico insatisfecho, no le agradaba no dar lo mismo que Emma.

Una semana después se encontraban en un avión camino a Londres, llegarían dos horas antes de la graduación y se irían dos horas después, Emma veía a Oscar y Lando con el ceño fruncido desde su asiento, en cuanto Oscar le contó Lando reunieron fuerzas para convencer a la chica y de paso se unieron George, Alex y Logan, la mayoría diría que era suertuda por tener a cinco pilotos de Fórmula uno en su graduación pero la culpa no la dejaba disfrutar el momento.

–Los odio.– dijo Emma con los brazos cruzados.

–Bueno, pero cómo íbamos a saber que se iban a ofrecer a venir?– dijo Lando.

–¡Pudiste no haberlo gritado en el paddok!– reclamó la estadounidense.

–En su defensa él no sabía que estaban ahí.– abogó Oscar por el británico quien solo asintió rápidamente.

Emma soltó un bufido y solo se puso sus audífonos para voltear a ver por la ventana, Oscar se fue a sentar a su lado y puso su cabeza en su hombro.

–¿Estás enojada?– preguntó viéndola atentamente.

–No enojada, pero no me gusta que descuiden sus horarios de descanso por mi.– dijo la chica después de unos segundos, al principio no le iba a responder pero recordó que no quería una relación como la de sus padres y no cometería sus errores.

–Pero no es así, todos los que decidieron venir fue porque te quieren, no porque los forzaras, y cuando quieres a alguien no importa perderte unas horas de sueño.– dijo el australiano enganchando sus manos y dándole un beso.

En cuanto llegaron al hotel Emma corrió a vestirse, unas amigas le habían llevado sus cosas y le ayudarían a arreglarse ya que era la única que faltaba, mientras unas la maquillaban otras la peinaban, Emma les contaba tranquilamente de todo lo que había pasado y su reciente relación, terminaron de peinarla y la dejaron para que se cambiara, era un vestido, que llegaba al piso con un tajo por la mitad de su muslo dejando ver una de sus piernas y un escote tipo corazón, era de un azul pálido platinado por lo que opto por unos aretes plateados. Se puso un poco de perfume, agarró sus cosas y salió corriendo, en cuanto salió del elevador se encontró con todos los pilotos que habían ido volteando a verla.

–¿Qué? ¿Se ve mal?– preguntó preocupada.

–¿Cómo es que tu eres su novio?– preguntó George viendo a Oscar quien lo vió ofendido.

–Eso no responde mi pregunta, me veo bien o no?– preguntó Emma desesperada.

–Te ves bien, ya vamos porque mis papás no tardan de llegar allá.– dijo Lando agarrándola del brazo.

Llegaron al lugar justo a tiempo, Cisca y Adam los estaban esperando afuera y en cuanto vieron a Emma bajar del carro se acercaron a saludarla.

–Te ves preciosa, mi niña.– dijo Cisca abrazándola.

–Gracias.– respondió ella con una sonrisa.

–¿Estás emocionada?– preguntó Adam.

–Más nerviosa que emocionada pero si.– dijo sonriendo.

–Yo también estoy bien, eh.– dijo Lando al ver como sus padres lo ignoraban.

–Que bueno.– dijo Emma molestándolo.

Entraron al salón y Emma se tuvo que ir con el resto de su generación dejándolos detrás, Oscar hablaba con Logan y Alex mientras que Lando y George hablaban con Cisca y Adam, todos esperando porque fuera el turno de Emma para recibir su diploma.

–Si, de hecho desde que empezó a salir con Oscar se pone más vestidos.– alcanzó a oír el australiano.

–Que bien por ella, mi niña ya se merecía ser feliz.– respondió Cisca.

Todos se quedaron callados en cuanto oyeron el nombre de Emma, la chica se acercaba al escenario con una sonrisa mientras jugaba con sus pulseras en una forma de controlar sus nervios.

–Cuando era pequeña yo imaginaba que mi familia estaría aquí viéndome con una sonrisa, y hoy me doy cuenta de que si es así, porque aunque no sea mi familia de sangre, son igual de importantes, si no fuera por ustedes no hubiera llegado a graduarme y me hubiera dado por vencida, gracias por no rendirse conmigo y creer en mi cuando ni siquiera yo lo hacía.– dijo Emma con una sonrisa radiante, Oscar veía con orgullo como SU novia se graduaba con la sonrisa más brillante que había visto, no se podía imaginar las cosas de otra manera.

Now that we don't talk || Oscar Piastri Donde viven las historias. Descúbrelo ahora