Capítulo 37

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Los siguientes días Emma siguió hablando con Oscar diario, le estaba costando la universidad y se sentía demasiado decaída, para ese momento se dió cuenta de que había recaído un poco por lo que el australiano se estaba volviendo la luz en medio de la tormenta para ella, seguía hablando con Lando y todo, pero no tenía el mismo efecto que Oscar, cada día después de terminar la llamada con él, el sentimiento de paz se quedaba por un par de horas más.

¿Vas a ir a la próxima carrera?– preguntó el chico, estaban en videollamada mientras el almorzaba y ella hacía sus tareas.

–Ni idea, Lando no me ha dicho nada.– respondió la estadounidense sin prestar mucha atención.

Puedes ir conmigo...– ofreció Oscar, el sabía que Lando no le había dicho, el británico lo estaba impulsando a ser él la persona que la invitara.

–¿Qué?– preguntó la chica completamente sorprendida ante la propuesta, se quedó estática con los ojos abiertos mientras veía su libro.

Pues eso, siempre vas a las carreras, no sé que diferencia habría si fueras conmigo.– mucha, Oscar era consciente de eso, pero a la vez quería que ella se sintiera cómoda con la propuesta.

–Podría estar bien, nunca he ido con nadie que no sea Lando.– dijo Emma sonriendo.– Solo hay un pequeño problema.

¿Cuál?– preguntó el australiano con una mezcla de preocupación y confusión.

–No tengo una gorra tuya, cómo sabrán los demás pilotos que fui a verte a ti?– dijo la castaña volteando a ver el teléfono, mordía su labio con nervios ante la reacción que podría tener Oscar pero seguía con una pequeña sonrisa.

Pues eso se puede resolver, te tendré una gorra apartada.– dijo Oscar sonriendo.– Hablando, la última vez, que nos quedamos viendo películas en mi habitación, creo que dejaste un peluche.

Emma vió atónita como Oscar mostraba el peluche que le había dado su papá, se había olvidado por completo, ni se había dado cuenta de que no lo tenía con ella.

–Dios mío, sí es mío. No me di cuenta de que lo dejé, gracias por guardarlo.– dijo la chica.

Lando dijo que lo tirará porque no sabía de quien era pero supuse que era tuyo, nadie más había entrado a la habitación.– dijo el australiano.

–Si bueno... es Lando, qué podíamos esperar de él?–

Se quedaron platicando un rato más hasta que Emma terminó sus tareas, la chica quería quedarse platicando pero tenía que dormirse para poder ir a su clase el siguiente día. En cuanto terminaron la llamada, Oscar dejó su teléfono de lado y dejo salir un fuerte suspiro, estaba perdido, cada día que hablaba con Emma la chica se hacía más indispensable para él, solo quería tenerla cerca y alejarla de todo lo que le hacía daño.

–¿Qué pasó, cariño?– preguntó su mamá al verlo con la mirada perdida en el techo.

–¿Eh? Si, solo me quedé pensando.– dijo el chico.

–¿Pensando en qué?– volvió a preguntar.

–No, nada importante.– dijo Oscar negando.

–Cariño, si no fuera importante no estarías pensando tanto en eso.– dijo Nicole viéndolo atentamente.

–¿Recuerdas a la chica de la que te hable? Resulta que regresó, y ya hablamos las cosas y todo, estamos bien... pero no quiero echar a perder las cosas, porque yo en verdad quiero poder estar con ella, he visto a otras mujeres guapas, pero hay algo en ella que las demás no tienen, como si todas las demás dejaron de existir en el momento en que ella entró a mi vida. Pero cuando organice mi mente y supe que le quería decir todo, ella dijo que estaba cansada de cargar con los sentimientos de los demás, y sé que no lo dijo por mí, justo ese día uno de sus amigos la intentó besar y fue todo un caos...pero no quiero decirle y que sienta que me voy a alejar si me dice que no o que dejo el peso en sus hombros.– dijo el australiano dejando salir todos sus pensamientos, por lo general no tenía que pensar tanto las situaciones, pero con Emma nunca sabía porque ella nunca decía lo que quería decir.

Now that we don't talk || Oscar Piastri Donde viven las historias. Descúbrelo ahora