Capitulo XIV

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• ~ CAPÍTULO 14 ~ •


Largas calcetas blancas subiendo por sus piernas. Cleats rojos afilando sus pies. Short negro abrazando sus caderas. Una playera térmica de manga larga debajo de un jersey azul con rojo del Crystal Palace adornando su largo y fuerte torso. Deslizando sus manos por su pecho, Louis sonrió, sintiéndose increíble vistiendo el uniforme.

Más motivado que nunca, salió a la cancha, listo para entrenar tan duro como los días anteriores.

Y así lo hizo los siguientes.

Todos los muchachos se conocían muy bien ahora. Casi dos semanas llevaban ya dentro de las pruebas, entrenando juntos, trabajando juntos, siendo un equipo; por ahora, por supuesto.

Cada día el entrenamiento era más exigente, más retador, el entrenador Dekker impulsándolos y llevándolos al límite, cuidándolos, regañando o felicitando. Las prácticas a veces tenían visitas, miembros del comité deportivo u otros entrenadores los miraban, evaluando sus rendimientos.

Louis no tenía idea de cómo estas decisiones podían ser tomadas. Solo siete de los quince aquí. Solo siete y todos demostraban ser el mejor, todos eran increíbles. Solo siete, y Louis estaba dando todo de sí para merecer uno de esos lugares.

La situación con sus compañeros de equipo era buena y mala a la vez. Louis se sentía afortunado, la mayoría de los muchachos eran bastante agradables, competitivos, pero tratables. Solo esos cuatro chicos que desde un inicio lo miraron con mala cara, eran los que hacían su estancia aquí un poco difícil en ocasiones.

Como en los entrenamientos, cuando pateaban el balón con mucha más fuerza de la requerida hacia él, impactándolo la mayoría de las veces. Como cuando se ayudaban a entrenar y ponían mucho más peso en la espalda de Louis para que sus brazos temblaran más al intentar subir en las flexiones. O cuando separaban más los conos para que tuviera que correr aún más distancia. O simplemente no le pasaban el balón durante los partidos de práctica, siempre ignorándolo o mandándolo con fuerza al suelo al robarle el balón.

Pero Louis recibía esos balonazos contra su cuerpo sin quejarse. Terminaba esas flexiones, aunque los brazos le quemaran. Corría esas distancias, aunque sus piernas temblaran. Buscaba él mismo el balón si no se lo pasaban y se levantaba más decidido cada vez después de ser derribado. Louis seguía, él solo seguía.

Fuera de esos cuatro, todos los demás muchachos eran increíbles.

Ed, Shawn, Fred y Ashton jamás dejaron de tratar a Louis de la misma manera que lo hacían en Allen, y eso sirvió como ejemplo para los demás ahí.

Poco a poco, más de los jugadores dejaron de lucir titubeantes al acercarse al Omega durante los partidos de práctica; dejaron de lucir con miedo de lastimarlo durante los ejercicios de alta fuerza física; dejaron de mirarlo con incredulidad. Y Louis sintió tal orgullo que, aunque todo su cuerpo se sintiera al borde de desplomarse, una sonrisa tomaba lugar en su rostro, recordándole que así era exactamente como se debería de sentir, esto era exactamente lo que debería de pasar. Él pertenecía aquí, y aquí se iba a quedar.

No todo era tan duro, por supuesto, y las recompensas también llegaban. Como las sesiones de fisioterapia que tenían al llegar cuando el entrenamiento del día anterior había sido muy exigente físicamente. Y Louis vaya que las disfrutaba, ¿Fuertes manos masajeando sus acalambrados músculos hasta sentirse relajado, fuerte y dispuesto de nuevo? Sí, por favor. Los chorros de agua caliente golpeando su piel en las regaderas eran maravillosos; la temperatura y presión de agua cayendo sobre su cabeza era algo que jamás imaginó podría sucederle, ese lugar definitivamente se burlaba de cualquier otra ducha en la que estuvo antes en su vida.

Forever And a DayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora