PRÓLOGO I

310 11 3
                                    

• ~ PRÓLOGO 01~ •


  ―Muchas gracias, linda. Ten un bonito día ―la sonriente mujer mayor ofreció, con amabilidad y una tiritante voz. Enderezó sus grandes y redondos anteojos sobre el puente de su fina nariz, mientras recibía su cambio en su otra ligeramente temblorosa mano.

Con cuidadosos y lentos pasos, la anciana tomó de las manos de la otra joven chica al final de la oscura banda, sus dos bolsas plásticas llenas de comestibles. Finalmente, siguió su camino hacia la salida del supermercado.

Relajando la amable sonrisa que había mostrado todo el tiempo a la mujer, la bonita chica pelirroja tras la caja registradora movió su atención entonces, a la siguiente persona en la fila, continuando con su trabajo.

Sin embargo, su postura inmediatamente mejoró en interés, cuando sus ojos cayeron en el alto, fuerte y bien parecido Alfa que se aproximaba ahora. Él comenzó a vaciar el contenido de su carrito de compras sobre la banda.

Entre movimientos, el atractivo muchacho capturó la mirada de la chica, al sentirla vagando por sus facciones con curiosidad. Así que, con recíproco interés, él le sonrió coquetamente, mientras continuaba colocando la comida empaquetada sobre la banda.

Sus mejillas coloreándose casi tan rojas como su cabello, la chica comenzó a tomar uno por uno los comestibles, moviéndolos por el sensor para registrar los precios en su pequeña pantalla.

  ―¿Nuevo por aquí? ―ella preguntó, con su suave y ligeramente aguda voz. Lo miraba con coquetería, turnando su atención entre él y los comestibles provocando el sonido sobre el sensor.

Después de leer "Danny" de la etiqueta pegada en el pecho de la blusa de la chica, el apuesto Alfa asintió ―Me mudé por el rumbo hace poco ―respondió, cepillando sus dedos por su propio cabello castaño, haciendo así prominentes los bien tonificados músculos de su brazo izquierdo. Danny definitivamente no pasó desapercibido el movimiento.

  ―Qué bien ―ella expresó, su rostro brillando una coqueta sonrisita―. ¿Cuál es tu nombre? ―se atrevió a preguntarle, con intencional timidez al inclinar suavemente su rostro.

Moviendo todo su cabello hacia el costado izquierdo de su cabeza, Danny expuso instintivamente la piel de su cuello. De una forma bastante atrevida y literal, le estaba haciendo saber que no había marca, al mismo tiempo mandando una tenue oleada de dulces y limpias feromonas hacia él.

Colocando el último artículo sobre la banda, el muchacho empujó su ahora vacío carrito de compras, para dar unos pasos más, quedando frente a la bonita chica Omega.

  ―Liam ―él ofreció, con su gruesa y amable voz, una pequeña sonrisa con labios cerrados jugando hacia ella―. Y... Danny, dime, ¿Eres de por aquí? ―le preguntó, apoyándose contra el borde de la caja registradora, inclinándose más cerca de la chica pelirroja.

  ―En realidad, sí ―mordiéndose su delgado labio inferior, Danny se inclinó hacia delante también―. Y, uhm, qué dices si... ―sus palabras se cortaron abruptamente, como si hubiera olvidado cómo hablar.

La expresión en el rostro de la chica también cambió, facciones perdiendo la coquetería tan rápido como si nunca hubiera ocurrido. Tragando, se inclinó de vuelta hacia atrás, alejando su olfato de él como si se hubiera quemado.

  ―Perdón ―se disculpó, luciendo claramente apenada. Su mirada bajó a los comestibles restantes por marcar en el sensor, ocupándose estrictamente en eso.

  ―¿Por qué te disculpas? ―Liam le preguntó, ladeando su cabeza, confundido por el repentino cambio de comportamiento de la chica.

Danny elevó tentativamente su mirada, mostrándole una expresión tan incrédula, como si la respuesta a la pregunta fuera increíblemente obvia. Sin pronunciar palabra, terminó de marcar los comestibles por el sensor, empujando las cosas hacia la chica empacando todo en bolsas plásticas.

Forever And a DayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora