Capítulo XXXII

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• ~ CAPÍTULO 32 ~ •


Sábado 06, Febrero

Con los tenues sonidos de la ciudad despertando afuera, y algunos pájaros trinando al otro lado de la ventana, Harry bostezó contra la almohada, estirando sus piernas y brazos como si fuera Superman intentando volar.

Deslizando una mano por la cama hacia su costado, no encontró más que las frías sabanas en el vacío espacio a su derecha.

Abriendo sus ojos en adormilados parpadeos, giró su rostro en la almohada ―¿Louis? ―su rasposa voz llamó, bostezando nuevamente.

Todo estaba silencioso, la puerta cerrada, el celular de Louis abandonado en el espacio de la cama en donde debería estar él.

Rascando su cabeza, Harry giró hasta quedar sobre su espalda, frotándose los ojos para aclarar su vista y dar una mirada alrededor.

Sentándose, apartó las cobijas y bajó sus pies al frío piso, estirando su cuerpo al finalmente ponerse de pie, escuchando el tronar de su espalda con un placentero quejido. Descalzo, fue hacia la puerta y salió de la habitación, caminando lentamente por el corto pasillo hasta la vacía sala de estar y cocineta. Y al dar algunos otros pasos, por fin percibió ruido proveniente del baño, escuchando, entonces, el agua de la ducha cayendo.

No queriéndolo molestar durante su rutina matutina, Harry fue a la pequeña cocina, dándose la liberta de mirar en los gabinetes de la alacena de donde había visto a Liam la mañana pasada sacar ingredientes.

Encontrando lo necesario, Harry decidió que esta mañana prepararía crepas para ambos. Moviéndose fácilmente por el espacio, comenzó a batir y cocinar.

Para cuando Louis salió del baño, Harry ya tenía la mesa acomodada, con un plato de crepas apiladas al medio, jugo en dos vasos, y él partiendo cubos de mango sobre una tabla de madera; un frasco de mermelada de fresa en la mesa y otro de miel, la cafetera humeando en la esquina de la encimera.

  ―¿Qué es todo esto? ―Louis sonrió. Vestía un pantalón deportivo, torso desnudo con una delgada toalla blanca colgando de su cuello, cabello aún algo húmedo.

Harry miró por sobre su hombro y sonrió ―El desayuno está listo.

Deslizando los cubitos de mango en un tazón, Harry lo puso también en la mesa y jaló una de las sillas hacia atrás en invitación. Con una suave risa entre dientes, Louis se acercó y, después de dejar un sencillo beso en sus labios, se sentó.

Sirviendo una taza de café y poniéndola junto al vaso de Louis, Harry se sentó frente a él, colocando una crepa en cada plato.

  ―¿Alguna noticia? ―Harry le preguntó tranquilamente, solo un momento después.

Louis detuvo sus movimientos por solo un par de segundos, y siguió embarrando la miel en su crepa, envolviéndola en un triángulo. Tragando, negó con su cabeza ―Nop ―respondió, sin elevar la mirada.

  ―Está bien, aún queda mucho día, y mañana ―Harry le dijo, con una voz alegre y esperanzada.

Tragando de nuevo, Louis le mandó una sonrisa con labios cerrados, algo apretados, y agachó nuevamente la mirada, sirviendo cubitos de mango en su plato.

Desayunaron tranquilamente, Louis le preguntó a Harry sobre la escuela, y durante los siguientes minutos, lo escuchó hablar con pasión sobre su música. Lavaron juntos los platos y objetos utilizados. Terminando de limpiar, Louis fue a su habitación a tender su cama y vestirse, mientras Harry se duchaba.

Forever And a DayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora