Capítulo XXXIII

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• ~ CAPÍTULO 33 ~ •


Domingo 07, Febrero

A diferencia de la mañana anterior, esta vez Harry no despertó solo, aunque ahora no necesitó tantear el espacio junto a él para constatarlo; ya que fuertes brazos estaban envueltos en su parte media, un tibio y relajado cuerpo presionado tras él. Exactamente en la misma posición en la que se habían quedado dormidos.

Con los suaves rayos de sol naciente tras el vidrio de la ventana, colándose en suaves chispas hacia el interior de la habitación, el muchacho ojivierde parpadeó lentamente hasta abrir sus adormilados ojos, las comisuras de sus labios subiendo al sentir la uniforme respiración en su nuca. Bajando su mirada, movió una de sus manos sobre los brazos envolviéndolo protectoramente, deslizando en suaves y pequeños círculos la yema de su índice en la piedra Lapislázuli en el anillo adornando el dedo de Louis.

Louis, su Louis. Y Harry recordó.

Su mano subió a su propio cuello, buscando, siseando al tentar sobre la aún bastante abierta herida en su piel. Louis lo había mordido. Lo que Harry siempre soñó desde hace mucho tiempo, lo había vuelto realidad anoche. No solo había tenido su primera vez con el hombre de sus sueños, su alma gemela, el más guapo, sexy y talentoso del mundo, sino que ese mismo hombre lo había marcado como suyo para el resto de su vida.

Harry ahora usaba su mordida y por siempre la mostraría orgulloso al mundo. Y no podía esperar el día en el que él dejaría su eterna marca en Louis también.

Por ahora, esto era más que suficiente, aquí, en la calma y paz de la mañana, tibio y protegido dentro de los brazos de su perfecto Omega. Mi Omega.

  ―No es que no lo esté disfrutando, porque lo hago, pero tu aroma está bastante elevado en Madreselva, amor, y sigue subiendo... ―la adormilada voz de Louis murmuró tras él, contra su piel―. El edificio se llenará de abejas buscando de dónde viene ese dulce aroma.

Harry no pudo hacer nada más que sonreír ―Buenos días.

  ―Buenos días, hermoso ―Louis respondió, dejando un beso en su nuca―. ¿Cómo te sientes?

  ―Adolorido, pero bastante feliz. Eres increíble, Lou, jamás pensé que alguien me pudiera hacer sentir de la forma como tú lo hiciste anoche.

  ―Me alegro de haberte complacido ―dejando otro beso tras su oreja, Louis soltó sus brazos de Harry para poder elevarse sobre su antebrazo. Harry giró para acostarse de espaldas, una ligera mueca al movimiento. Louis le acarició la cadera mientras le miraba el cuello―. Luce muy bien. Quiero decir, necesita curarse, pero luce muy bien en ti ―inclinándose, hundió su rostro en el cuello del muchacho para lamerle muy cuidadosamente la mordida, haciendo un segundo trabajo en limpiarlo.

Harry suspiró, llevando su barbilla hacia arriba, dándole todo el espacio suficiente, mientras enredaba una mano en el rebelde cabello del chico, masajeándole la nuca en lo que Louis lo lamía amorosamente.

  ―¿Seguimos combinados? ―Harry preguntó en una airosa voz.

  ―Mm-hmm ―Louis pronunció desde su cuello―. Bastante. Tú hueles más a mí que yo mismo justo ahora ―le dijo, dándole un ligero apretón en la cadera―. Me encanta ―dio otra lamida y se movió a sus hombros, dejando una suave mordida en el izquierdo―. Mío ―gruñó contra su piel.

Harry rió muy suavemente entre dientes ―Tranquilo, Omega, estoy bastante adolorido como para un segundo round.

Con una suave risa también, Louis se inclinó hacia atrás, mirándolo hacia abajo con amorosos ojos.

Forever And a DayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora