Capítulo XI

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Mal mentiroso

"Se cree que la verdad es una especie de estandarte de la pureza. Decir la verdad a una persona en el momento equivocado no trae nada bueno. Aprende. Siempre es mejor soltar una buena mentira"

Alison DiLaurentis.




Seokjin quedó en el mismo lugar por unos minutos, pensando, analizando lo que acababa de pasar las últimas veinticuatro horas. Namjoon se había estado comportando de manera diferente; no lo podía negar o ignorar. Era demasiado obvio. Él no era estúpido, sabía el que el alfa comenzara a tener sentimientos hacia él no traería nada bueno. En sí, lo veía bastante imposible, durante años había escuchado historias sobre los Kim, y había llegado a la conclusión que no quería quedar en medio de esa familia.

Los Kim eran calculadores, alfas que preferían dejarse llevar al cien por ciento por su instinto animal, como hace décadas pasadas donde el lado humano que comparten era mal visto. Ahora, la jerarquía era más civilizada, su lado humano era el racional, y era el que debía dominar. Los Kim nunca estuvieron de acuerdo con eso, en pocas palabras; son de la vieja escuela. No son civilizados ni pacíficos, están constantemente en busca de una guerra en la cual pelear, calmar su sed y agresividad.

Sabía que Namjoon era poderoso, sabía que era fuerte y tenía toda la Treshja en su poder. Alfas fuertes estaban de su lado y dinero a cada segundo se incrementaba en su cuenta bancaria.

Sabía que tenía más omegas, tenía que tenerlos. Sabía que no era el único con una KN. tatuada en la muñeca. Y muy en el fondo le molestaba que fuera así.

Su omega se estaba encariñando con el alfa. Nunca le había pasado; y le asustaba. Namjoon se había estado comportando de manera diferente que cuando se conocieron, tal vez solo le gustaba su olor y su alfa se ablandaba, era lo más razonable que pensar.

Y a pesar de todo, no podía evitar hacerse la gran pregunta.

Si tenía más omegas marcados; ¿dónde estaban?

Unos toques en la puerta lo alejaron de sus pensamientos.

-Adelante -dijo con voz fuerte para que pudieran escucharlo desde el otro lado. La puerta se abrió dejando ver a Jungkook con una bandeja de comida, el estómago de Seokjin gruñó de felicidad. Jimin venía por detrás sonriendo, Seokjin le sonrió de vuelta.

-¡Hey! -exclamó Jungkook en forma de saludo, se adentró en la habitación y se sentó al borde de la cama a la par de Seokjin, dejó la comida a su lado.

Seokjin no lo pensó dos veces para comenzar a digerir la comida, la cual consistía en; un par de huevos bateados, tocino, unas tostadas con jalea y un jugo de naranja. Jungkook carcajeó un poco y se acomodó mejor en la cama.

Jimin se acercó a Seokjin con el ceño fruncido, le tocó suavemente la mejilla, la cual estaba roja y un poco hinchada.

-¿Estás bien? -le preguntó sintiendo una tremenda culpa por haberlo dejado solo con Eoduun.

Seokjin dejó una tostada a medio morder y levantó la mirada, encontrándose con los ojos  cielo de Jimin, mirándolo fijamente, preocupados. Seokjin sintió una opresión en su pecho.

¿Así se sentía tener amigos?

¿Qué alguien se preocupara por ti?

Sonrió un poco y no le tomó importancia.
-Sí -afirmó desinteresado-. No es nada.
-Lamento mucho haberte dejado solo -habló Jimin sincero-, se lo hubiera pedido a mi alfa, pero como pudiste apreciar no estaba muy contento -frunció los labios-. Aunque debí habérselo siquiera pedido. Lo siento. lo miró asombrado, tratando de ocultar su sorpresa. No se le había pasado por la mente aquello, estaba acostumbrado a lidiar con los problemas en solitario.

Corazón de plomo ; NamJin [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora