Capítulo XII

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Una sola palabra

"En este preciso momento. Tú tienes el control"


Anónimo.






Lágrimas mojaban lentamente sus mejillas sonrosadas. Había dicho que nunca más lloraría en frente de Kim Namjoon sin embargo, ahí estaba; débil y vulnerable ante el gran jefe de la Treshja. Lo había obligado, lo había obligado a decir nombres que no podía decir, descripciones físicas de hombres que vagamente recordaba el rostro, tipo de voz, acento e incluso lo había obligado a narrar varios sucesos de su pasado que quería borrar.

No quería haber abierto la boca, no debía. Pero no había tenido opción, ningún omega puede desobedecer a un alfa cuando usan la voz. Era naturalmente imposible, ninguno podía.

Seokjin tartamudeaba y su corazón se oprimía, sentía vergüenza de sí mismo, y odio hacia aquellos hombres. Hacia todos los hombres alfas a los que su padre lo había vendido. Porque si, no le bastaba con dejarlo con alguno de ellos por el resto de sus días. No. Lo vendía por semanas, meses incluso, y luego lo devolvían, más roto que la vez anterior. Con menos esperanza, pero cuando sentía esa pizca de alivio, la esperanza volvía a renacer, entonces se creaba un ciclo interminable donde se repetían los mismos sucesos; la misma esperanza y desesperanza azotándolo mutuamente.

Namjoon sentía rabia y enojo como nunca lo había sentido, no sabía qué, pero ese omega estaba acabando con él lentamente; su aroma, sus ojos. Todo simplemente lo veía hermoso. Estaba cayendo, e incluso estaba siendo consciente de su caída; y no hacía nada para evitarlo. Su padre en definitiva lo mataría a sangre fría al verlo ahí; consolando a un pequeño omega en sus brazos.

Pero, sorpresa.

Él había muerto.

Tal vez, no era tan malo. No sabía que tenía él, tal vez le recuerda a si mismo de pequeño, con ese miedo a no poder cumplir las expectativas de todos. Hasta que después lo entendió, él no había nacido para cumplir las expectativas de las personas, no le debía nada a nadie. Entonces pudo crear una barrera; una barrera que un indefenso y para nada peligroso omega estaba derribando sin ser muy consciente de que lo hacía.

Namjoon se había convencido de que no era tan malo tener sentimientos encontrados sobre el pequeño, de tenerle cierto cariño.

Después de todo, si nadie es tu debilidad; ¿por quién perderías la cabeza?

El ambiente se calmó cuando de pronto Seokjin quedó dormido sobre él. Había estado sollozando bajito en su pecho hasta quedarse dormido.

Lo tomó en brazos cual bebé, y lo dejó sobre la cama con cuidado. Se quedó viéndolo durante un rato. Namjoon no era bueno con las palabras, sin embargo, era muy bueno observando. No era ningún secreto que Seokjin tenía una belleza envidiable; exótica. Cosa que atrajo al alfa en un principio, su cabello café como el cacao, su contextura que parecía haber sido hecha para complementar la suya, sus pestañas gruesas y largas, sus cálidos ojos miel avellana. Sin duda alguna Kang Seokjin era el hombre más perfecto que había visto; él a los ojos de Namjoon era arte. Como si su rostro hubiera sido cuidadosamente pintado por los más grandes artistas, creando el prototipo del hombre perfecto.

Namjoon sabía algo, estos siguientes días se iba a divertir mucho, e iba a bañar todo Japón con sangre.

Todos aquellos hombres, alfas que habían herido de alguna manera al pequeño muñequito de porcelana que tenía en frente se habían metido en la boca del lobo sin ni siquiera saberlo, en la del más feroz y sanguinario. Si algo amaba Namjoon en esta vida era la venganza, la dulce, venenosa y fría venganza.

Corazón de plomo ; NamJin [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora