Capítulo XXI

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Tinta y piel

"No hay nada más imborrable que una cicatriz, excepto un tatuaje"

Anónimo.

-Dé-déjame... N-no, tú... -balbuceaba Seokjin, incoherente al oído de Namjoon, con su caliente aliento chocando placenteramente contra su piel-, ha-hazme sentir bien, Na-Namjoon, por favor. Lo necesito.

Namjoon sintió su piel comenzar a hormiguear, el caliente cuerpo de su cachorrito se restregaba contra el suyo, creando un delicioso contraste de pieles. Sus manos recorrían todo aquel delicado cuerpo, desde su espalda hasta sus muslos, todo se sentía bien. Jodidamente bien. Seokjin gemía. Dios, sí, gemía gustosamente para el placer del alfa, pidiendo, rogando. Y, Namjoon mentiría si dijera que no le gustaba ver a su omega tan necesitado de él.

-A-alfa -seguía gimiendo sin sentido, Namjoon sentía su canal auditivo explotar de placer cada vez que esos lloriqueos lastimeros salían de la boquita de Seokjin.

Seokjin movía su cuerpo, torpe y extasiado, sin saber mucho que estaba haciendo, su vista estaba nublada por unas cuantas lágrimas que se le escaparon y mordía su labio tan fuerte que pronto sintió un sabor metálico correr por su lengua.

El calor estaba sofocándolo, su cuerpo ardiendo al más mínimo roce, necesitaba sacar toda su ropa, pero no, quería que Namjoon lo hiciera.

Quería que Namjoon fuera el primer hombre que lo desnudara y tocara con su consentimiento.

Namjoon lo llevó hasta la cama, dejándolo caer en el suave colchón para luego cubrir su pequeño cuerpo con el suyo, abarcándolo y acorralándolo por completo, sin permitirle ver algo más que su propio cuerpo, sudoroso e hirviente. Sus ojos se oscurecieron al verlo allí, vulnerable y deseoso, con la rodilla separó sus piernas y se acomodó entre ellas, posando sus manos en sus muslos y acariciándolos por encima de la tela. Seokjin no estaba en sí, consumido por el celo, Namjoon en cambio estaba muy consiente de cada uno de sus movimientos.

Por un momento pensó en todos los hombres que lo tuvieron tal vez de la misma manera, y sintió un breve miedo de convertirse en uno de ellos, no quería dañarlo, quería borrar y remplazar cada rastro de otros hombres que pasaron por él, quería que sus manos fueran las únicas con el privilegio de poder tocarlo, quería reclamarlo.

Diablos, lo quería tanto.

Lo besó, un beso lujurioso y delicado a la vez, trasmitiéndole en el todo lo que no tenía el valor para decir con palabras. Luego, Seokjin rompió el choque y lo alejó un poco, Namjoon lo miró, pasando su demandante mirada por todo su cuerpo, esperándolo, aguardando por el con una paciencia increíble.

-No haré nada que no quieras -sentenció con los ojos perdidos en la piel de su omega. Dorada y exquisita para sus labios.

Seokjin mantuvo su mirada en Namjoon, observando como aquel alfa se estaba controlando para los deseos de su omega, casi de una manera sumisa, esperando por instrucciones, sin atreverse a tocarlo más.

Tenía miedo de que Namjoon fuera como los otros, fuerte, despiadado. Sin importarle su cuerpo, pero cuando lo vio allí, con las manos a los costados, y la mirada baja ya no sintió miedo.

Tomó las manos de su alfa y las colocó en su cintura, por debajo de la ropa.

-Desnúdame.

-¿Q-qué?

-Desnúdame. Quiero que lo hagas tú, por favor.

Namjoon asintió de manera tonta y llevó sus manos al suéter del menor, sacándolo con cuidado por su cabeza, despeinando su cabello en el proceso, creando una hermosa imagen que quería guardar en su memoria por siempre. El contraste de sus mejillas sonrojadas, su piel brillante con una capa ligera de sudor y el cabello castaño desacomodado, era arte.

Corazón de plomo ; NamJin [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora