Capitulo XXIX

451 63 1
                                    

Inofensivos cuentos

"Si matas a mis demonios, mis ángeles morirán también"

Anónimo.


-Gyumin-advirtió Jungkook con voz neutra-, no empieces, ¿de acuerdo?

El niño de cabellos rojizos asintió con la cabeza escondida en el pecho del omega. Formó su mano izquierda en un puñito y con ella talló sus ojos con cansancio.

-¿Quién es él? -preguntó Seokjin, sus músculos estaban tensos al igual que su voz. Hablando entre-dientes y tratando de mantener su semblante inexpresivo.

Jungkook negó, restándole importancia a su incógnita. Acomodó un poco más al chiquillo entre sus brazos y tomó nuevamente asiento frente a Seokjin , sentó a Gyumin en su regazo y comenzó a acariciarle el cabello, a la vez trataba de peinarlo un poco, ya que sus rizos colorados parecían no tener orden alguno.

El pequeño mantenía sus manitas hechas un puño sobre sus piernas regordetas, cepillaba el interior de su mejilla con los dientes y mantenía la mirada baja, sin querer hacer contacto alguno con Kang; estando cien por ciento seguro que se trataba del "malo". Podría reconocer la suave mirada de su tío donde fuera, y esa definitivamente no era.

Su joven mente daba mil vueltas, provocándole un ligero mareo, sus labios resecos produjeron un puchero.

-T-tío kook -llamó tartamudo, el pelinegro hizo un sonido gutural y siguió pasando sus manos por el cabello del niño-, él no me agrada -señaló a Seokjin con su dedito índice-, ¿puedo irme?

-¡Gyumin ! -regañó Jungkook pelando los ojos, suspiró pesado y con una mirada se disculpó con Seokjin - Bien, te veo luego.

Gyumin asintió y bajó rápidamente de las piernas del omega para luego salir corriendo del recinto.

Seokjin siguió al niño con la mirada hasta que desapareció por las puertas dobles de la cocina. Su respiración se tornó densa y debajo de la mesa -fuera del alcance de vista de Jungkook -, su mano se encontraba hecha un puño, clavándose sus propias uñas en la palma.

-¿Desde cuándo hay niños aquí? -preguntó tratando de sonar natural.

Jungkook rió un poco, soltó un pequeño suspiro y recargó su cabeza en una de sus manos.

-Oh, es una historia muy graciosa en realidad -mencionó-, nada muy importante, no te preocupes, creo que Namjoon debería decirte.

Los huesudos dedos de Seokjin estrujaron con firmeza el tenedor con el que comía, sonrió un poco y se dirigió a Jungkook .

-Anda, dime -insistió.

El omega dudó un poco, sin embargo, su mente no pensó en un posible daño que pudiera provocar con decirle, después de todo él formaría parte de aquello. Se acomodó mejor en su asiento y le otorgó una suave sonrisa, al contrario.

-Bueno, cuando desapareciste, unas... -su ceño se arrugó en forma pensativa- Tres semanas después, más o menos. Namjoon salió a buscarte; cómo lo hacía desde que te fuiste, por lo que tengo entendido, en una de esas búsquedas encontró a un niño demasiado parlanchín para su gusto -rió un poco-, no sé mucho acerca de la historia, tendrás que preguntarle a Kim, solo sé que ese mismo día en la tarde, un pequeño crío de cabellos alborotados corría por toda la casa.

Seokjin rió seco.

-¿Así nada más?

Jungkook lo miró extrañado, aclaró un poco su garganta y se enderezó mínimamente.
-Sí, como te dije, si quieres saber la historia. Pregúntale a tu alfa.

Corazón de plomo ; NamJin [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora