Capítulo 19

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Abrí los ojos con pereza, esta vez no había hablado con mi madre, me había quedado tan dormida que incluso soñé otra cosa. Me senté en mi cama frotando mis ojos, me mantuve allí unos segundos antes de levantarme e ir hasta el baño para darme una ducha, pues así es como siempre me despierto del todo.
Al acabar salí de esta y enrollé mi cuerpo en mi toalla, abrí la puerta del baño y me puse a ver por mi ropa.

-¿Te has olvidado de mí, angelito?

Salté en mi lugar y me di vuelta para ver a Rhys sentado en el sofá. Me sonreía y miraba mi cuerpo de arriba-abajo y se levantó pero yo reaccioné.

-Ah no -agarré mi ropa-. Esta vez no.

Salí corriendo a encerrarme en el baño con seguro. Pegué mi oreja a la puerta y lo escuché reír, aquella risa... me hizo soltar una sonrisa inconsciente. Me despegué de la puerta y me acerqué al espejo para verme al rostro, pues lo sentía realmente caliente. Suspiré y me puse la ropa finalmente, al igual que sequé mi cabello y terminé de asearme al lavar mis dientes. Por fin salí del baño y vi a Rhys usmeando entre mis cosas, mirando mis fotos y dibujos.

-¿Qué haces? -me crucé de brazos recostándome contra la puerta.

-Solo observo... aunque anoche ya lo había hecho -murmuró lo último y se dio vuelta hacia mí.

-Eso puedo verlo -respondí.

-Entonces, ¿por qué preguntas? -sonríe enarcando una ceja. Me encogí de hombros y me acerqué a agarrar mis cosas de mi mesita de noche.

-Ya casi es hora de ir a la escuela -comenté.

-Odio ese lugar -rodó los ojos.

-¿Por qué vas si es así? Eres un demonio y tengo entendido que uno que ya sobrepasó la edad de universitaria inclusive.

-Es mi condena -responde cruzándose de brazos-. Digamos que hice o mejor dicho, no hice, algo que otros querían y mis superiores me castigaron con esto a cambio de dejarme en paz.

-¿Qué fue lo que no hiciste?

Rhys se inclina sobre mí, aún de brazos cruzados, me hizo inclinarme hacia atrás y sujetarme de mi mesita de noche.

-Eres tan curiosa, angelito.

-Y tú todo un misterio. Ni siquiera sé tu edad.

-Me llamaste pedófilo la última vez que te di una pista. No querrás saber cuántos tengo en realidad -se enderezó-. Esta vez te llevaré a la escuela, tengo mi auto abajo.

-¿Cuándo fue que...? ¿En qué momento...? ¿Tienes un auto?

-Mientras dormías, en la madrugada y sí, uno muy hermoso a mi parecer. Los gustos humanos no me defraudan cuando se trata de vehículos. Bueno... solo algunos. Vamos.

Me toma por la espalda baja sobresaltándome, me lleva hasta la puerta y me hace salir.

-E..Espera. Mi papá siempre está abajo.

-Lo sé, no tienes que preocuparte por eso.

Bajamos las escaleras él casi empujándome. Llegamos a la cocina donde mi padre estaba bebiendo su café, voltea a verme y sonríe.

-Te has levantado temprano, que gusto -menciona.

Miré a Rhys quien me sonríe de lado. Recordé que él podía hacerse invisible a la vista humana, así que suspiré aliviada.

-Loren, me gustaría hablarte de algo -mencionó papá.

Miré a Rhys quien levanta las manos y desaparece en un humo negro-rojizo. Suspiré y me acerqué a papá para sentarme junto a él.

-¿Sobre qué? -pregunté.

-No quería presionarte para que no te sintieras incómoda pero... te recuerdo que en algún momento debes ir al cielo -comentó.

-Lo sé... pero aún no estoy segura.

-Cariño, yo tampoco quiero que te vayas... -papá apoya su mano sobre mi brazo-. Pero es lo mejor, allá te enseñarán a defenderte y estarás a salvo.

-Pero... ¿y tú?

-No tienes que preocuparte por mí. Es a ti a quien quieren los demonios, pero al final es tuya la decisión.

Suspiré profundo mirando hacia abajo sin saber qué hacer o qué pensar. Es verdad que los demonios ya mostraron interés en mí y en mi poder, y sin la piedra que los mantiene alejados de mi casa... papá correrá peligro.

-Está bien. Iré a la escuela y... cuando vuelva hablaremos del tema -mencioné.

Él asiente comprendiendo. Yo me levanté, me despedí de él con un beso en la mejilla y salí de casa, observé al frente y me detuve en seco por ver a Rhys apoyado en un auto de eso con los que yo solo sonaría.

-Impresionante, ¿no? -sonríe.

-Lo es, sí.

Me acerqué a él quien sorprendentemente abrió la puerta para mí, lo miré sorprendida pues no pensaba que hiciera estas cosas.

-¿Qué?

-Oh, nada... -sonreí-. Solo que actúas más amable y no solo para insinuarte a mí.

-Puedo hacerlo si lo extrañas -cerré la puerta rápidamente haciéndolo reír.

Rodeó el auto y se subió del otro lado para encenderlo y ponerlo en marcha. Si caminando no me costaba casi nada llegar a la escuela, en esta belleza no me costó nadita de nada. Rhys baja del auto haciéndome una seña rápida para que espere adentro, enarqué una ceja cuando se paró junto a mí y volvió a abrir la puerta.

-¿Por qué tengo la impresión de que solo estás queriendo conquistarme para por fin tener sexo con un ángel...?

-Que poca fe me tienes, angelito -ríe levemente cerrando la puerta al haberme bajado-. Pero bueno, no puedo culparte... después de todo no te di buenas razones para que las tuvieras.

-Que bueno que eres comprensivo.

Rhys ríe y niega con la cabeza.
Nosotros cruzamos por entre el gentío que nos veía sorprendidos por haber llegado juntos. Aunque divisé a Brittany apunto de matarme con la mirada, sonreí y la ignoré por completo.

-Wau -escuchamos a los chicos y Kathe al vernos.

-¿Llegan juntos? ¿Rhys, qué le has hecho? -cuestiona Mark.

-¿Por qué todos creen que le he hecho algo? ¡Hasta ella pensó que usaba mis poderes! -me apunta mientras lo dice.

-Te conocemos, amigo.

-No lo suficiente, joder -Rhys resopla-. No he hecho nada.

-Ya... está bien.

Ellos no parecen creer en la palabra de Rhys, me miran buscando explicaciones y yo solo me encogí de hombros. Sonreí levemente antes de ir a mi casillero por mis cosas, siendo acompañada por Kathe.

-No creí que pudieran llevarse bien -comentó-. Pensé que lo querías fuera de tu vida.

-Sí, bueno... solo nos hizo falta hablar un poco, ya sabes -sonreí nerviosa-. Vamos a clase.

Agarré su brazo y para terminar la conversación la jalé hasta el salón de clase. Nos sentamos, en nuestros respectivos lugares como antes y los chicos igualmente toman asiento. Aunque ahora, Rhys no paraba de molestarme más que antes, supongo que tendré que soportarlo.

THE ANGEL and THE DEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora