Capítulo 10

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-Mamá... estoy confundida.

-¿Con respecto a Rhys? Lo sé -respondió.

-Siento que está mal pasar tiempo con él y a veces sí consigue darme terror... -suspiré-. Pero otras veces siento que... no es... tan malo, a pesar de ser un demonio.

-Es cierto, no parece serlo -mencionó-. Loren, quiero que sepas que tu instinto es el más fuerte de todos, prefiero que le hagas caso a lo que sientes en tu corazón a que le hagas caso a lo que los demás digan y te hagan pensar. Todos discriminamos a los demonios por ser eso... demonios, decimos que todos son criaturas sin corazón y por lo tanto sin sentimientos o empatía, que solo buscan su propio bienestar y nada más.

Hice una mueca pues después de lo que he vivido con Rhys... tiene un poco de razón pero ese pensamiento me hace sentir culpable, como si no viera el panorama completo y hablara solo por resentimiento o algo.

-¿No me estará manipulando, cierto? Digo, puede ser... quizás sea uno de sus poderes o algo. Pero siento que no debería pensar mal de él.

Mamá ríe levemente y niega con la cabeza mientras se detiene frente a mí apoyando su mano en mi hombro.

-No, no te está manipulando, yo me daría cuenta si usara ese tipo de poder. Solo es tu humanidad y compasión por las criaturas discriminadas, es por eso que estoy de acuerdo con tu padre cuando dice que tienes un corazón de oro... uno muy noble.

Resoplé bajando la cabeza ya sin saber a quién culpar por esto que estoy sintiendo. Mamá levanta mi cabeza y besa mi frente con suavidad.

-Por cierto... Feliz cumpleaños, cariño.

Sonreí y la abracé hasta dejar de sentirla a mi lado y que todo se desvaneciera. Abrí los ojos con tranquilidad y miré a mi alrededor, faltaban como diez minutos antes de que sonara el despertador pero ya quería levantarme. Fui a la ducha para darme un baño que relajó mi cuerpo en su totalidad. Al salir me enrollé en mi toalla y fui a buscar mi ropa, miré hacia el sillón con una extraña sensación de déjà vu pero reí negando con la cabeza y dándome la vuelta hacia mi armario.

-¡Hijo de...! -salté hacia atrás tropezando con mis pies y casi cayendo al suelo de no ser por Rhys- ¡Ya...! Deja de hacer eso, joder. Vas a matarme de un susto.

-Y es por eso que es divertido -ríe levemente.

-¿Qué haces de nuevo aquí? ¿Y cómo haces para venir en el momento exacto que salgo de ducharme? -cuestioné.

-Es la suerte que está de mi lado -responde haciéndome rodar los ojos-. Y vine porque recuerdo a Kathe haber mencionado que hoy es tu cumpleaños...

Abrí más grande los ojos pues no me esperaba que recordara mi cumpleaños y mucho menos que viniera hasta aquí para eso.

-No creí que a los demonios les fuera a importar esas cosas -mencioné enderezándome y acomodando mi toalla para que dejara de verme tanto.

-Pues... no. Una vez que cumples los ciento cincuenta dejas de contar -se encoge de hombros-. Pero esto es diferente.

-¿Tienes más de ciento cincuenta años? ¡Pedófilo! -lo acusé escondiéndome en mi toalla.

-Es todo, pensaré en un castigo apropiado para ti por ofenderme de nuevo -soltó con diversión-. Y no me digas así, yo solo me meto con mujeres desde los dieciocho para arriba, las menores no saben complacerme.

-Ya... Un demonio con moral, ya lo vi todo -rodé los ojos y me acerqué a mi armario para sacar mi ropa- ¿Puedes irte? Quiero vestirme.

-Si la primera vez que vine te escuché decir que me mostrarías un pecho si me mostraba... bueno, aquí estoy -salté en mi lugar por la sorpresa.

-¡¿Seguías aquí?! -empezó a reír a carcajadas- ¡Eres un...! ¡agh!

Busqué mi ropa rápidamente pero entonces sentí sus manos en mi cintura haciéndome sobresaltar. Me di vuelta y lo intenté empujar.

-Déjame.

-Es imposible -susurra en mi oreja haciéndome estremecer. Tomó mis muñecas y me jaló hacia él-. Eres tan sexy, angelito.

Se inclinó sobre mí haciendome sentir indefensa pues mis fuerzas se desvanecían, ¿lo estaba haciendo él?

-¡Hmg! -me sobresalté al sentir su lengua en mi cuello-. R..Rhys... basta.

-Tan suave y deliciosa... -sonríe contra la piel de mi cuello pero entonces atrapa el lóbulo de mi oreja con su boca aunque decide morder suavemente mi oreja.

-Rhys...

Aparté la cabeza hacia un lado apretando los dientes y sintiendo mi rostro ardiendo. Sujetó mis muñecas con una mano para liberar la otra y deslizarla por mi brazo, acariciando mi hombro y sujetando mi cuello suavemente pero con firmeza. Agarró mi rostro y me hizo inclinarla hacia atrás para alcanzar a besar mi mejilla y reír roncamente contra mí.

-Vamos, angelito... admite lo que deseas -me hace mirar de reojo sus ojos dorados, me paralicé y dejé de resistirme, bajé la mirada a sus labios que se curvaron en una gran sonrisa perversa- ¿Es lo que quieres? Aunque no hables eres muy honesta.

Nos enderezó sin soltarme e hizo girar mi rostro a un lado para rozar nuestros labios y mezclar nuestros alientos. Acarició con su pulgar mi mejilla y sonrió más contra mis labios.

-Tu cuerpo es tan honesto... Solo falta que tú lo seas contigo misma.

-Rhys, detente... por fav... ¡mhg! -me agarró con más seguridad y estampó sus labios contra los míos.

-Si vas a querer detenerme, mejor cállate de una vez -espetó sobre mis labios-. Los angelitos aprovechan que pueden mentir demasiado.

Sonríe y vuelve a besarme.
Me dejó sin aliento rápidamente, no sabía que pudiera besar de esta forma, se sentía tan adictivo que entonces dejé de intentar separarme y en cambio, me acerqué más. Soltó una de mis manos que la deslicé por su nuca y jalé suavemente de su cabello haciéndolo soltar un pequeño jadeo gutural que parecía un gruñido. Su lengua acarició mi labio inferior pidiendo permiso para meterla, me negué por vergüenza pero eso solo hizo quererlo más. Me tomó del cuello para evitar que me separe, mordió mi labio inferior y metió su lengua hasta acariciar la mía.

-¡Hng! -solté por lo agresivo que estaba siendo pero eso lo hizo sonreír.

Hasta que sentí su mano libre acariciar mi cuerpo, deslizándose hasta el borde de mi toalla sobre mis senos. Fue cuando jugó con la toalla que reaccioné, agarré su mano y lo detuve a la vez que me separaba de él. Rhys solo levanta las manos a modo de paz y se separa unos pasos mientras se relame los labios.

-Nada mal, angelito. He quedado satisfecho.

Yo cubrí mi boca con una mano sin poder creerme lo que había pasado. Rhys levanta mi cabeza con sus dedos sujetando mi barbilla con delicadeza.

-Feliz cumpleaños.

Antes de poderme dar cuenta él desaparece como si de una ráfaga de viento se tratara. Miré hacia la ventana por bastante tiempo antes de de agarrar mi ropa y correr dentro del baño para cambiarme. Me miré en el espejo, estaba tan roja que hasta mis orejas lo estaban, mi respiración era agitada al igual que mis latidos. Tragué con dificultad pero el sabor de sus labios seguía presente... sabe... bien.

THE ANGEL and THE DEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora