Capítulo 35

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Me paseaba por la nueva, mansión totalmente nuestra, como una niña pequeña emocionada de mudarse. Rhys iba tras de mí sonriendo por mi reacción ante todo. ¡Jamás había visto decoraciones con diamantes! ¡Son preciosas!
Valió la pena esperar cinco años para todo esto. Fue una buena idea dejar que los demonios hicieran el trabajo porque construir todo esto en cinco años... ¡es una locura! En la humanidad tardarían por lo menos quince años si no es más. Quizás exagero, en verdad, pero bueno, no importa eso ahora.

-Esto es genial -dije mirando todo, pero entonces me gira y me crucé de brazos-. No le has puesto los calabozos, ¿verdad, Rhys?

Rodó los ojos y frustrado negó con la cabeza.

-No lo hice. Sigo diciendo que eres más mala que yo.

-Ahá, sí.

Subí las escaleras adorando el barandal que tenía espolvoreado oro cubierto con resina. Es hermoso.
Subí hasta las habitaciones, no fue difícil encontrar la nuestra, después de todo es la puerta más grande y más adornada. Entré quedando fascinada por los detalles y todo. Salí al balcón, admirando las vistas perfectas, podía ver todo el prado y bosque que nos rodeaban, ya que claramente no viviríamos en una ciudad o cerca. Queríamos ser lo más naturales posibles y salir a volar de vez en cuando, además, creo que una mansión de este calibre llamaría demasiado la atención para la vista humana.

-Oye, ¿te parece si... volamos un poco?

-Me encantaría, angelito.

Me subí al barandal, extendí mis alas y salté. Rápidamente me elevé hasta por encima de las nubes y pocos segundos después sentí unas manos en mi cintura, miré por encima de mi hombro a Rhys y le di un beso en los labios antes de soltarme y alejarme volando, con él persiguiéntome.
Volamos por tanto tiempo que ni siquiera nos dimos cuenta de que empezaba a atardecer. Decidimos quedarnos un poco más, ya que de todos modos no importaba si nos quedábamos toda la noche. Aunque cuando la luna estuvo en su punto más alto, fue cuando finalmente decidimos volver. Estaba cansada y con ganas de darme un baño.

-¿Es en serio? Te he visto desnuda más veces que cualquiera ¿y no me dejas entrar a la ducha contigo? -bufa Rhys haciéndose del dramático.

-Pues sí, así es. Adios.

Cerré la puerta y lo escuché soltar quejidos como si fuera un niño. Empecé a reír levemente pero luego me dispuse a ducharme, limpiando cada zona de mi cuerpo pues no quería que la noche acabara así nada más... esta iba a ser nuestra primera noche aquí, ¿está mal querer estrenar la nueva cama? No creo que a alguien le importe.

Sequé mi cuerpo y mi cabello al acabar de ducharme, finalmente salí del baño con una toalla alrededor de mi cuerpo, podía sentir su profunda mirada sobre mí y con agilidad y silencio se movió hasta acorralarme contra la pared.

-¿Es algún tipo de invitación? Porque la acepto totalmente.

-Quizás... -sonreí de lado- ¿Qué te parece estrenar la cama?

-Siempre teniendo tan buenas ideas, angelito.

Sin previo aviso besó mis labios con intensidad, sus manos bajaron de mi cintura hasta mi trasero, literalmente me arrancó la toalla pues le molestaba demasiado. Apretó mi trasero y me hizo brincar para enredar mis piernas en su cintura, me llevó hasta la cama para depositarme en ella, se arrodilló frente al borde y separó mis rodillas. Pasó su lengua por toda aquella zona, haciéndome vibrar de una forma placentera.
Usó sus dedos y estimuló mi clítoris mientras metía dos dedos en mí, jadeé y arqueé mis espalda. Él subió mis piernas a sus hombros y mordió mis muslos mientras disfrutaba de verme retorcerme del placer por culpa de sus dedos que llegaban a tocar el punto exacto.

-Esta vez... me gustaría probarte en todos lados -mencionó sacando sus dedos húmedos por mí y bajando más-. Abrirte en todos lados...

Presionó su dedo medio en aquel lugar más pequeño que no estaba acostumbrada a usar, pero que de todas formas también había limpiado. Mientras movía su dedo en mi interior rectal, su lengua simulaba embestidas en mi vagina. No podía con tanto, mi cuerpo temblaba y yo no podía controlar mi voz.

-Mhm... Rhys -jadeé inclinando mi cabeza hacia atrás.

Metió un segundo dedo y terminó con tres dentro. Me sentía tan apretada en aquel lugar que dudaba estar lista para su tamaño, aún así... quería intentar.
Sentí cuando se acomodó y presionó la punta en aquella zona, cerré los ojos y mordí mi labio inferior aguantando la incomodidad. Rhys entró con delicadeza, lo cual agradecía; estando dentro completamente se acercó y besó mis labios mientras nos acomodaba. Me aferré de su cuello con mis brazos y de su cintura con mis piernas.

-¿Lista, angelito? -preguntó.

-Sí... -jadeé-. Muévete.

Él besó mi cuello a la vez que me hizo caso, empezó a mover sus caderas siendo suave al inicio. La incomodidad pronto se desvaneció y lo único que comenzaba a invadirme eran las oleadas de placer.

-¡A..Ah...! R..Rhys -me aferre a él, gimiendo en su oreja-. Más... por favor, Rhys. ¡Mhmg!

Él me sujetó con un brazo por mi cintura mientras con el otro se sostenía en la cama. Movió sus caderas con rapidez y dureza hasta hacerme perderme a mí misma en el placer, el gemir en su oreja lo hacía volverse loco, pues cada vez que lo hacía golpeaba en lo más profundo de mi interior con fuerza.

No pude soportar mucho más al igual que él. Decidió cambiar de lugar y penetrar mi vagina con dureza. Mis manos no se quedaban quietas, acaricié su pecho mientras lamía su cuello y lo besaba, acompañé sus movimientos con mis caderas mientras no dejaba de gemir gracias a él. Finalmente se dejó correr en mi interior, llenándome por completo hasta que incluso un poco escurría por mis muslos. Jadeé un poco cansada, me dejé caer sobre la cama. Rhys sale de mi interior y besa mis senos, chupando y mordiendo mis pezones.

-Aún no hemos terminado, preciosa. Todavía tenemos toda la noche para seguir... y todos los días a partir de ahora.

-No planeas tenerme en la cama todos los días en serio, ¿verdad? -cuestioné haciéndolo reír entre dientes.

-Claro que no, angelito -me dio la vuelta e hizo que apoyara mis rodillas al borde de la cama, frotó su miembro en mí y me hizo temblar-. Planeo tenerte en todos lados... en la sala, en la cocina, en la oficina...

Entró en mí de una gran embestida que me hizo aferrarme a las mantas a la vez que gemía con fuerza.

-Incluso en el jardín o en la piscina... -me tomó del cuello y lamió mi oreja-. Aprovecharé cada rincón para meterme en cada espacio de su cuerpo. Tu cuerpo quedará tan grabado de mí que todos sabrán a quien le perteneces.

-¡Mhm! ¡R..Rhys...! -me arqueé y apreté su miembro con cada embestida.

Me suelta el cuello para apretar mi trasero e ir más rápido, incluso al darme de aquellos azotes mi cuerpo vibra y brinca de emoción. Mi trasero ardía, cada azote era con más fuerza al igual que sus rápidas embestidas.
Me estaba volviendo loca pero no quería que se detuviera, a pesar de todo... me encanta cuando Rhys me trata de esta forma. Un poco hipócrita para un ángel pero es algo que me importa poco.

THE ANGEL and THE DEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora