Capítulo 11

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Una vez lista e intentando borrar todos los recuerdos de mi mañana... Bajé las escaleras hasta encontrarme con mi padre en la mesa del comedor, tomando café y leyendo el diario.

-Ah, cariño. Al fin bajas -él deja sus cosas y sonriendo se acerca a mí-. Feliz cumpleaños, princesa.

-Gracias papá -sonreí cuando besó mi cabeza.

Me senté en la mesa y él me trajo mi desayuno especial de todos mis cumpleaños y un pastel que acabamos juntos. Y cuando estuve por irme, él me detuvo y me dio una pequeña caja sobre mis manos.

-Este es un regalo que tenía tu madre para ti, te lo iba a dar ella cuando cumplieras dieciocho.

Sostuve la caja y la abrí con cuidado, sorprendiendome de la hermosa joya dentro.

-Wau...

Agarré el collar y dejé la caja a un lado, no esperé nada y emocionada me puse el collar sintiendo una cálida y tranquila sensación en mi cuerpo.

-Es especial, esta piedra no se encuentra en la tierra, es propia del reino celestial.

-Es muy hermosa.

-Lo es... Tu madre siempre tuvo un gusto exquisito para estas cosas.

-Se nota -sonreí.

Me despedí de mi padre y me fui a la escuela. Rápidamente divisé a Kathe siendo perseguida por Luke, aunque no parecía molestarle mucho esta vez. Mientras que los otros dos estaban tras ellos, hablando ambos e ignorando a Kathe y Luke. Pero apenas sintió mi presencia, o algo así, Rhys voltea a verme y sonríe con perversidad haciéndome recordar lo que pasó esta mañana.

-Ho..Hola -saludé nerviosa y aclaré mi garganta para hablar con normalidad.

-¡Loren! -Kathe salta sobre mí-. Feliz cumpleaños, amiga.

-Gracias -sonreí abrazándola.

Los otros dos igualmente me sonríen pero noté algo extraño en ambos, parecían sentirse mal. Rhys igualmente de sonreír y miró a los chicos, los agarró por los hombros y se los llevó apurado.

-¿Qué les pasa? -pregunté.

-No... lo sé. Estaban bien hace rato.

Miré preocupada hacia donde se habían ido los tres pero el timbre de la escuela me distrajo. Ambas nos miramos y decidimos irnos y esperar a saber algo de ellos luego. Pero no aparecieron hasta la hora del almuerzo, sin embargo, aunque nos han visto no se acercaron. Rhys me ve y les dice algo a ellos antes de ser el que caminara hasta nosotras. Pero al estar cerca... se detuvo un segundo, cerró los ojos e hizo una mueca que no supe si era de dolor o asco.

-¿Rhys? -pregunté confundida- ¿Qué pasa?

-Ancerita... -murmura de golpe.

-¿Qué? -cuestiona Kathe, la miré confundida, pero ella me vio y observó mi collar-. Loren, ese es un muy hermoso collar, ¿de dónde lo sacaste?

-Oh, mi madre lo guardó para mí, papá me lo dio hoy -respondí sacando el collar de entre mi ropa-. Pero esa no es la cuestión ahora.

-¿Am... me lo prestas? Me gustaría verlo mejor.

Confundida, me saqué el collar y se lo di. Ella lo toma entre sus manos y parece sorprendida, miró a Rhys quien la veía a ella.

-¿Qué pasa? -pregunté.

-Oh, nada. No pasa nada, es un muy hermoso collar -dijo Kathe con una sonrisa y dándome de nuevo el collar-. Aunque deberías guardarlo, ya sabes... Britt no soporta vez que otros tienen cosas más hermosas que las suyas y va a querer quitártelo.

-Joder, tienes razón. Esa maldita envidiosa -agarré el collar y lo puse en mi bolsillo, Rhys parece recuperar el aliento y suspira algo aliviado-. Como sea, ¿qué les pasa, Rhys? ¿Se sienten bien?

-Sí... estaremos bien, solo comimos algo en mal estado, es todo -responde y mira a los chicos que se mantuvieron atrás, les hace una seña con la cabeza para acercarse y eso hicieron.

-No sabía que se enfermaban... -miré a Kathe nerviosa y sonreí-. Digo, se ven muy sanos, con las defensas altas.

Rhys ríe levemente pero aún guardando su distancia de mí. Hice una leve mueca por su actitud distante pero no tuvimos mucho que hacer cuando tuvimos que regresar de nuevo al salón de clases.
Me había olvidado del tema del collar al pasar las horas, pero cuando lo sentí de nuevo al acomodarme en mi lugar, lo saqué del bolsillo y lo miré por debajo de la mesa para que Brittany no lo viera, pero no podía ignorar la belleza del collar. Sonreía al verlo.

-Guarda eso -me sobresalté cuando escuché la voz ronca de Rhys, se veía molesto y agitado.

-¿Qué?

-Que lo guardes, el collar. Guarda esa maldita cosa -abrí los ojos de par en lar cuando los suyos se volvieron de un color rojizo.

Fruncí el ceño molesta por cómo se refería al regalo que me dejó mi madre. El timbre vuelve a sonar, ya era la hora de irnos, Rhys cubría su rostro a excepción de sus ojos, respiraba con fuerza y de manera pesada. Aún así, extrañada, guardé el collar dentro de mi mochila y él cerró los ojos suspirando aliviado. Me levanté de mi lugar y guardé mis cosas.

-Deshazte de eso -escuché.

-¿Perdona?

-Lo que escuchaste, deshazte de ese collar, no vuelvas a usarlo -no lo pedía, me estaba ordenando que lo hiciera.

-Lo siento, Rhys pero creo que te has confundido conmigo -me colgué la mochila en el hombro-. Tú no me dirás qué hacer. No me desharé del collar de mi madre, lo quiero, y no me importa porqué razón quieras que me deshaga de eso pero no te haré caso. Así que jódete.

Salí del salón a paso apresurado y molesta. Para cuando estuve fuera me puse a buscar el collar y decidí ponérmelo, no iba a hacerle caso a un idiota como Rhys. Ni siquiera porque... sienta algo más que agrado por él.

THE ANGEL and THE DEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora