Capítulo 12

8.6K 713 58
                                    

Narra Rhys

Solo pude ver a Loren alejarse molesta, apenas dejé de sentir aquel malestar suspiré más tranquilo y miré a Mark y Luke. Ellos se veían peores que yo.

-Vayan a casa, ya saben qué hacer.

Ellos asienten con muecas de dolor y malestar. Se levantan y salen del salón, yo me quedé para finalmente girarme hacia Kathe.

-Tenemos que hablar -mencioné.

Ella asiente comprendiendo, junta sus cosas y ambos salimos de la escuela para ir a una cafetería y sentarnos allí, para hablar tranquilos.

-El collar de Loren -dije directo. Ella asiente.

-Ancerita, pero es más pura -respondió-. Creí que se había acabado con la guerra.

-Al parecer no, ¿quién se supone que es su madre como para tener ancerita pura? Joder, sentía que iba a morir o vomitar -dije con asco haciendo que ella también hiciera una mueca.

-Aunque sería lo mejor para nosotras. Ustedes no deberían acercarse -espetó y de repente pude ver sus ojos brillar en grises por un segundo.

-Jm... Atrévere a decírselo a Luke, linda -me incliné sobre la mesa-. Porque no veo que quieras alejarte de él.

Ella se sonroja y baja la mirada con vergüenza. Yo sonreí con diversión y arrogancia.

-¿Él... estará bien? -preguntó de repente.

-Lo estará -volví a acomodarme en mi lugar-. Solo necesita deshacerse de los efectos con el fuego ancestral y descansar un día o dos.

-Está bien... me alegro -suspiró más tranquila.

-Creí que no deberías alegrarte... que es lo mejor alejarnos -enarqué una ceja-. Como sea, será mejor que le digas a tu amiga que no use ese collar.

-No puedo. Ella no sabe que yo... soy un ángel como ella, no sé cómo decírselo sin que se moleste por no haberlo hecho antes.

-Ella no te está diciendo que ella también es mitad ángel, ¿por qué se complican tanto las mujeres y los ángeles? Joder.

-No es tan simple...

-Lo es. Realmente es simple, pero ustedes tienen miedo de todo -ella me fulmina con la mirada pero yo rodé los ojos-. Si ella no se quita ese collar Luke podría morir si se expone a la ancerita. Lo sabes.

-Sí... lo sé.

-Entonces, ¿harás algo al respecto? -asintió finalmente y yo sonreí-. Bien, y hazlo rápido, quiero volver a besarla. Lo hace muy bien.

Su expresión cambia totalmente. Me mira sorprendida y se levanta de su lugar de golpe.

-¿La has besado? ¡No me digas que la forzaste! -su cabello cambió a uno más platinado y sus ojos grises brillaron con fuerza. Estaba enfadada.

-La he besado, con lengua también -ella hace una mueca de asco-. Pero no fue forzado, no demasiado. Lo hice porque ella me dejó hacerlo.

-No te creo.

-¿Es en serio? Tú más que ella sabe que no puedo mentir -rodé los ojos.

-La haz hechizado, ¿verdad? Fue eso.

-Solo hice que revelara lo que quería, nada más. Y ella quería besarme y yo a ella, así que lo hice y me dejó hacerlo, incluso me atrevo a decir que le gustó tanto que no quería separarse -mi sonrisa se vuelve más ancha-. Tranquilízate, ella puede cuidarse sola. Aún recuerdo que me rompió la nariz la primera vez que me insinué a ella.

Katherine vuelve a sentarse, su cabello vuelve a un color natural al igual que sus ojos, ella chasqueaba la lengua y maldecía molesta pero a la vez sonrió orgullosa.

-No puedo creerlo, ¿te has dejado golpear? ¿En serio? No me lo esperaba de ti. Heatscar.

Sonreí con orgullo al saber que hasta las nuevas generaciones de ángeles conocían mi nombre.

-Me ha tomado por sorpresa solamente -me encogí de hombros pero ella ríe sin creerlo.

-Nadie puede tomarte por sorpresa. Todas las criaturas vivientes lo saben. No me digas que te ha gustado tanto, es así, ¿no?

-Quizás... -sonreí apoyando la cabeza contra el respaldo del asiento-. Esa chica es feroz y sabe atraer mi atención con facilidad.

-Pero no dejas que nadie la utilice, el brazalete en su muñeca. ¿Por qué se lo has puesto? -cuestionó.

-Eres muy curiosa, Kathe... Deberías tener cuidado cuando hables conmigo.

-Es mi mejor amiga de la que estamos hablando. Si tengo que ponerme en riesgo por ella lo haré, quiero saber qué tramas o haré que use ese collar contigo -espetó.

-Que buena amiga... -sonreí leve-. Está bien, la razón por la que se lo puse es sencilla. La declaré de mi propiedad desde el primer momento en que la vi y pidió mi ayuda, y por lo que sabes de mí debes de saber que no comparto lo que es mío. Si yo quiero algo nadie podrá tenerlo ni tocarle un mísero cabello. ¿No te parece mejor? Estará protegida y nadie podrá hacerle daño.

-Pero tú sí.

-¿Y crees que quiero lastimarla? -hice mi mejor expresión angelical que ma hizo rodar los ojos y a mí reír-. Puedes estar tranquila, por el momento no tengo planeado hacerle daño, si ella no me provoca.

-¿Le haz dicho a alguien más sobre ella?

-Si quieres saber si mis padres lo saben... pues no. No tienen ni idea, si lo supieran ya la habrían matado y aún no quiero que eso pase.

-¿"Aún"? -enarca una ceja y tensa sus manos.

Sonreí y me levanté de mi lugar, saqué mi billetera y pagué lo que bebimos. Es tan fácil conseguir dinero humano. Lo dejé en la mesa y empecé a alejarme.

-Tienes que disculparte con ella -escuché-. Lo que dijiste de su collar... no tienes ni idea. Dijo que se lo dio su madre que está muerta por culpa de tu raza, y ella la ama, así que tendrás que disculparte.

-Quédate tranquila, me encargaré de eso.

Me despedí con la mano mientras me alejaba y salía del local. Miré el cielo, me ardían los ojos de solo mirar hacia arriba, saqué mis lentes de sol y los acomodé con mi dedo medio en una seña obscena hacia ellos. Reí leve y me fui a casa.

THE ANGEL and THE DEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora