Capítulo 33

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No tengo ni idea de lo que había ocurrido, solo sé que cuando aquel demonio se preparó para devorarme todo se oscureció. Empecé a sentir que flotaba sin más, apenas respiraba, me dolía el cuerpo...

-¡Loren! ¡Loren, despierta!

Escuchaba una voz pero ni siquiera era capaz de distinguir de quién se trataba. Solo sé... que es un hombre. Sentí mi cuerpo empezar a ser sacudido, quería moverme pero estaba paralizada.

-¡Loren!

Abrí los ojos de par en par cuando aquel grito lo escuché tan cerca de mí que retumbó en mis oídos. Me senté y sujeté mi pecho sintiendo mi corazón acelerado y la respiración agitada.

-Joder, gracias a lo que sea... -Rhys a mi lado me atrae hasta abrazarme y dejar mi cabeza contra su pecho-. Creí que no despertarías.

-¿Qué... Qué pasó? -pregunté con dificultad, miré a todos lados.

Los ángeles iban cayendo pues el poder de Voragoth es impresionante, vi tantos cadáveres que quería vomitar. Amriel y Seraphine unieron fuerzas para enfrentarlo, apenas podían retenerlo y Rhys se había quedado junto a mí.

-Mi padre te ha metido en una pesadilla, no es el mismo poder de hacerte alucinar. Literalmente te ha dejado fuera de la batalla -suspiró aliviado-. Por suerte te he sacado de ahí a tiempo.

-Fue... horrible... -sollocé-. Quiero olvidar lo que vi.

Rhys acaricia mi cabeza mientras me mantiene contra su pecho, rodeándome con sus alas.

-Ya pasó, nada fue real... te prometo que te haré olvidar lo que viste cuando esto acabe. ¿Está bien?

Asentí calmando mi llanto. Suspiré profundo y decidí levantarme del suelo con ayuda de Rhys. Miré hacia Voragoth, el miedo no desaparecía, seguía temblando y más luego de lo que me hizo ver. Pero Rhys toma mi mano con firmeza y la lleva hasta sus labios.

-Podemos hacerlo, angelito. Si lo hacemos juntos.

-Te has puesto positivo, ¿qué te hizo ser tan optimista? -pregunté.

-Se supone que debías morir hace unos instantes pero no lo has hecho por tu fuerza mental, eso me dio la confianza para ayudarte y romper con la maldición. No lo sabes pero eso... significa una gran oportunidad para nosotros de ganar, mi padre está débil.

-¿Débil? -volví a mirarlo e hice una mueca-. Me alegra no haberlo conocido cuando estaba sano y fuerte.

-Exacto... -suspiró-. Pero este... es nuestro momento. ¿Qué dices?

Me mira esperando por mi respuesta, suspiré profundo y reafirmé mi agarre en su mano, invoque mi arma y asentí.

-Está bien, hagámoslo.

-Excelente.

De repente sentí que su mano suelta la mía. Lo miré y él se encorvó, de su espalda salen picos y sus alas se hicieron más grandes. Estaba sorprendida de aquella transformación. Rhys se había vuelto un dragón de gran tamaño, incluso... creo que si se parase en dos patas sería del mismo tamaño que Voragoth. Volví la mirada al frente, Rhys suelta un rugido gutural que hizo temblar a la Tierra. Llamó la atención de Voragoth antes de que aplastara la cabeza de Seraphine.
Voragoth nos mira a ambos, me observa atento, pero Rhys se coloca más o menos sobre mí, bajando su cabeza hasta rodearme y me hace subirme a su cuello.

Sentí algo diferente en mi muñeca, Rhys me estaba pasando poder y el tatuaje en mi muñeca brilla y cambia ligeramente. Sentía que el poder recorría mis venas hasta que el terror que Voragoth ejercía sobre mí ya... no tenía efecto. Lo miré, sus ojos rojos de nuevo me miraban fijamente y aquellos susurros llenaron mi cabeza... pero no ocurrió nada.

-Genial... -mencioné sabiendo que Rhys había superado sus límites.

Al revelarse contra sus padres no solo le permitió más libertad, luchar por lo que quiere... sino que también destruyó las cadenas que limitaban sus poderes. Es por esa razón que ahora es capaz de hacer esto, transformarse y aumentar mi protección.
Voragoth no se veía para nada contento con esto. Lanzó un rugido hacia nosotros antes de empezar a arrastrarse rápidamente para atacarnos. Rhys le devuelve el rugido con gran intensidad y vuela para esquivar el golpe de las cadenas de sangre de Voragoth. Desde arriba usé mi arco y lancé una flecha que aumenté su tamaño diez veces más y esta atravesó el hombro de Voragoth, pues consiguió evitar que le diera en el pecho.

Rhys vuela hacia él, noté que su espalda se iluminaba a la vez que cargaba su boca y lanzó una llamarada de fuego que incineró uno de los brazos de Voragoth, con el que intentó cubrirse. Él ruge de dolor y consigue darnos un manotazo, salté y volé. Miré a Rhys preocupada pero lo vi levantarse, suspiré aliviada y me concentré en la mano que iba hacia mí. Cubrí mi rostro con mis brazos aunque la barrera se encargó de detenerlo. Aún así caí al suelo por el impacto, Voragoth empezó a golpear una y otra vez la barrera empezando a agrietarla.
Intenté reforzarla con ondas de expansión, pero era difícil, tenía mucha fuerza.

Entonces, Rhys salta sobre él rasgando su cuerpo con sus grandes garras y aferrando sus colmillos al hombro de Voragoth quien lo golpeó y rasgó, intentando quitárselo. Creó una espada de sangre para clavársela a Rhys, sujete su muñeca con un látigo evitando que lo hiciera. Apreté los dientes con fuerza mientras clavaba mis talones al suelo, estaba usando toda mi fuerza posible para evitar que matara a Rhys.

-¡Agh! -solté adolorida por el esfuerzo.

-Puedes hacerlo... -escuché la voz de mi madre-. Cariño, te daré toda la energía que me queda, haz buen uso de eso y termina con esta guerra. Confío en ti... puedes hacerlo.

-P..Pero... No volveré a verte.

Creé otro látigo con el que me aferré a un enorme árbol y jalé del brazo a Voragoth para alejar su espada de Rhys.

-No importa... Estas lista para dejarme ir. Pero no lo olvides, cariño... Te amé, te amo y te amaré para siempre, aunque no puedas verme, estaré siempre contigo mientras me recuerdes en tu corazón.

Solté un par de lágrimas, mamá acaricia mis mejillas y besa mi frente. En ese momento su luz se vuelve más intensa y una nueva fuerza invade mi cuerpo. Podía sentir que hasta mis ojos brillaban en blanco.

-¡Ahhg! -jalé de Voragoth e impresionantemente conseguí derribarlo hasta que cayó al suelo.

Me elevé por los cielos, en mis manos se crearon símbolos cuando acumulé mi energía y la lancé en forma de fénix hacia Voragoth. Rhys se aparta cuando el fénix impacta contra su padre, haciéndole demasiado daño. Rhys muerde el cuello de Voragoth consiguiendo desgarrar gran parte de él, vi que Rhys usaba su poder de control de sangre para absorber la de Voragoth y hacer que perforara su cuerpo desde adentro hacia afuera.

Voragoth grita de dolor, agarra a Rhys por el cuello y lo golpea contra el suelo, lancé al fénix para que lo agarrara por la espalda y lo sacara de encima de Rhys, quien se levanta y vuela junto a mí hasta colocarse atrás. Rhys y yo acumulamos energía en nuestro último ataque. El fénix se coloca en frente de mí, brillando cada vez más como el fuego en la garganta de Rhys. Entonces... ambos disparamos a la vez haciendo que la explosión sobre Voragoth fuera tan grande y tan fuerte que acabó con todas las criaturas infernales que quedaban por todo el lugar.

Y lo último que quedó del rey del infierno... fueron sus cenizas.

THE ANGEL and THE DEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora