Capítulo 29

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Cuando me había quedado sin lágrimas y voz como para seguir gritando, fue mi momento de reaccionar. Limpié mi rostro y me levanté del suelo, miré a Rhys sin más pensando en que por lo menos debía llevármelo para que su cuerpo no sea destruido en medio de este caos.
Lo iba a hacer, pero noté algo comenzar a salir de su cuerpo. Una pequeña flama saliendo de su pecho que desapareció frente a mi rostro.

-¡Tsk! -aparté ma mirada pues es aún más doloroso verlo allí sin moverse.

Volví a limpiar mi rostro, acerqué mis manos a él para levantarlo pero de pronto su cuerpo ardió en llamas y yo me lancé hacia atrás sorprendida.

-¡Mierda! -miré mi mano izquierda, pues me había quemado un poco. Volví la vista a Rhys, viendo que su cuerpo parecía incinerarse-. No... espera... aún no. Por favor.

Me arrastré hacia él sintiendo mi cuerpo temblando. Quería volver a llorar. Las llamas se hicieron más grandes, me detuve en seco cuando vi un vapor verdoso salir del cuerpo de Rhys, se forma una serpiente que chilla adolorida y se dispersa por el fuego. Este baja su intensidad hasta que las llamas son absorbidas por el cuerpo de Rhys quien estaba intacto... incluso su cuerpo parecía estar reluciente.

-¿Huh? -murmuré confundida.

Lo miré atenta, sentada en el suelo. Rhys abre los ojos y se levanta de un salto... ¡como si nada!

-Eso... me dolió.

Él estira su cuerpo hasta hacerlo tronar, me mira por encima del hombro y me sonríe antes de girarse completamente hacia mí.

-Hey, angelito. ¿Qué pasa? ¿Pensaste que un poco de veneno en serio me mataría? ¿Quién crees que soy? -se cruza de brazos con arrogancia.

-Tú de verdad...

Apreté la tierra en mis manos temblantes mientras apretaba los dientes. Rhys se ríe levemente pero entonces creé un portal tras de él y antes de que se diera cuenta le di un puñetazo en la nariz que lo hizo traspasar el portal. Fui a por él cerrando el portal al haber pasado.

-¡Au! -se queja sentándose. Invoqué un látigo, él me mira sorprendido y sonríe de lado- ¿En serio, cariño? ¿Ahora? Estamos en un lugar público.

-Tú... Tú ¡imbécil!

Lo agarré del cuello con el látigo hasta ahorcarlo, él suelta quejidos e intenta quitarse el látigo pero lo hice estrellarse contra el suelo varias veces.

-¡Alguien...! -lo golpeé- ¡Quien sea...! -volví a golpearlo- ¡Agárrenla...! -otro más- ¡Esta loca!

-¡Te mataré en serio, hijo de puta!

Solté su cuello y volví mi látigo una espada. Volé hacia él y antes de atravesarle el rostro él tomó mi muñeca temblando, desaparecí la espada y él me abrazó de inmediato. Forcejeé para que me suelte.

-¡Déjame ir, idiota! -exigí.

-No lo haré.

-¡Suéltame! ¡No me toques! ¡Te odio! -mi cuerpo estaba demasiado débil como para seguir intentando empujarlo aunque no consiguiera que me soltara- ¡¿Cómo pudiste hacerme eso?! ¡Creí que habías muerto! Creí... creí que no volvería a verte...

Rhys suspira un poco antes de abrazarme mejor y apoyar mi cabeza en su pecho.

-Lo siento... en serio, angelito.

-Mentira... estás mintiendo, porque volviste a jugar conmigo entonces debes de estar mintiendo -solté sollozando de nuevo.

-Sabes que no puedo mentir... tonta angelito -ríe leve.

THE ANGEL and THE DEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora