Capítulo 20

452 48 1
                                    

Miraba mis manos sobre la mesa mientras escuchaba y pensaba en mi decisión de si ir al cielo o... no hacerlo. Mi padre ya me ha dicho todo lo que debía decirme para entender mejor esta situación, me explicó lo bueno de ir como lo bueno de quedarme, realmente fue parcial y justo, esperando que la decisión quede enteramente en mis manos y no por sentirme presionada.
Respiré profundo para calmarme y volví a mirar a mi padre.

-Lo haré.

-¿De verdad? -parecía sorprendido.

-Claro, me gustaría ayudar y saber qué hacer cuando... la guerra vuelva a suceder -pensar en que eso fuera posible me hacia sentir aterrada y quería que no fuera así-. Quiero volverme más fuerte.

Papá sonríe y asiente comprensivo. Apoya su mano sobre la mía para hacerme saber que apoyaba mi decisión.

-¿Cómo... voy al cielo? -pregunté- ¿Volando?

-El cielo divino no lo encuentras solo elevándote, es un lugar que si sabes como acceder a él se te presentará -respondió-. Hay distintas formas de ir pero la más común es a través de un portal que cualquier ángel puede invocar.

Nos levantamos de la mesa para salir al patio, miré el cielo nocturno un segundo y luego al frente. Cerré los ojos y como si fuera por instinto, o mi madre guiándome, levanté la mano y un círculo de simbolos extraños de luz apareció al rededor de esta; giré la mano hacia un lado y los símbolos siguieron mi acto hasta iluminarse más y expandirse al frente creando un portal finalmente.

-Wau... -murmuré sorprendida de ver el portal.

Me acerqué a este y atravesé mi mano, se sentía extraño, como una caricia que erizaba mi cuerpo.

-¿Debo ir ahora? -pregunté.

-Pues... ya que al crear el portal hiciste que tus poderes aumentaran entonces dio alerta a ambos reinos... así que ángeles y demonios saben que estás aquí y que eres tú. Así que sí, deberías ir.

-¡¿Y por qué no me lo has dicho?! -exclamé- ¡No les dije a mis amigos!

-Ay, cariño, ellos lo entenderán.

-¡Si no les puedes decir a dónde me fui!

-Se me ocurrirá algo. Anda, ve antes de que alguien vea esto.

Suspiré y negué con la cabeza antes de abrazar a mi padre y despedirme de él. Me alejé y crucé el portal por completo sintiendo como si dejara de tocar el suelo por unos instantes, todo sonido, olor o sentido desapareció hasta que se hizo el silencio y mis pies volvían a tocar algo... suave. Abrí los ojos y me vi rodeada de ángeles sorprendidos y conmocionados. Habían islas flotantes, las nubes acariciaban nuestros pies y las cascadas no caían del todo hasta la tierra. Miré mi cuerpo, pues algo llamó mi atención, mi piel era más blanca, mi cabello platinado y mis alas brillaban levemente.

-Am... ¿hola? -saludé a los que me rodeaban.

-¿Será verdad...? -murmura alguien mirándome.

-Puedo sentir su energía dentro de ella... -dice otra persona.

-Esas alas... son idénticas a las de ella.

De repente se escuchan como unas trompetas o algo así, la gente se hizo a un lado y dejaron pasar a un hombre que transmitía tanta paz y calma con solo su presencia divina. Sonríe y extiende una mano hacia mí.

-Finalmente... Estuvimos esperando por tu llegada desde que mucho tiempo -comentó.

Me acerqué lentamente a él y tomé su mano, abrí los ojos de par en par cuando sentí un picor leve en mi espalda. Miré atrás y noté con sorpresa cuando un par más de alas crecían abajo de las más grandes y de mi cuerpo emanaba una luz brillante que se mantuvo a mi lado y tomó la forma espiritual de mi madre, causando un revuelo entre la multitud. Solté la mano de aquel hombre a quien mi madre sonríe.

-Amriel -nombra mi madre.

-Thalía Elysian... hace tanto tiempo que no supimos nada de ti, y ahora por fin tu heredera está con nosotros -el hombre llamado Amriel sonreía complacido.

-Su decisión de venir aquí fue únicamente suya, hagan que su estadía en el cielo valga la pena y que no haya arrepentimientos por dejar sus intereses personales en la Tierra. Por favor.

Amriel asiente una vez.
Tras de él llega una mujer que se acerca a Amriel para tomar su mano y mirar a mi madre con nostalgia.

-Mi querida amiga, es bueno verte otra vez -sonríe aquella mujer. Mamá voltea a verme y tiende su mano hacia ella.

-Loren, cariño. Te presento a los líderes del cielo, ella fue mi mejor amiga, Seraphine. Ahora es tu madrina.

-Es... un gusto -mencioné sonriendo pero entonces sacudí leve la cabeza-. Un momento, entonces... am, ¿usted sería algo así como "Dios"?

-Algo así -sonríe Amriel-. Los humanos y sus ocurrencias, fue muy acertado lo diré.

Sonreí sin poder creerme que estaba frente al mismísimo creador. Mamá ríe un poco al ver mi expresión pero luego vuelve a mirar a Seraphine.

-La dejaré en sus manos, por favor, enséñenle bien todo lo que tiene que saber para sobrevivir a estos tiempos de oscuridad. Me gustaría que no corriera peligro de nuevo.

-Por supuesto, amiga mía -dice Seraphine.

Mamá sonríe antes de volverse luz de nuevo y atravesar mi pecho, apoyé una mano sobre aquel lugar y sonreí por lo cálido que se sentía. Seraphine se me acerca y tiende sus manos hacia mía, las tomé antes de sentir que me abrazaba sorpresivamente.

-Eres tan igual a ella...

Sonreí ligeramente y acepté el abrazo pues ella igualmente irradia una energía positiva y tranquila.
Todos empiezan a dispersarse a hacer lo que estaban haciendo, por lo que Amriel y Seraphine me llevaron hasta su hogar... que en realidad era un castillo enorme y blanco radiante, no podría explicar con simples palabras lo que veía, este lugar es majestuoso.

-Padre, madre -una chica más o menos de mi edad o un poco menor que yo se acerca.

-Ariella -Seraphine abraza a la chica antes de acercarla a mí-. Te presento a Loren Mercier Elysian...

-¿La hija oculta de Thalía Elysiam? -Seraphine asiente y Ariella se suelta de ella para acercarse a mí-. Es... un placer conocerte, escuché tanto sobre tu madre que... lamento lo que le pasó.

-Está bien, no te preocupes -sonreí-. Es un placer, Ariella.

THE ANGEL and THE DEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora